El Partido Republicano busca su identidad ante la inmigraci¨®n
Los conservadores se debaten entre abrazar la realidad de unos Estados Unidos m¨¢s diversos o convertirse en el partido de los blancos
Es una campa?a para recuperar la Casa Blanca tras ocho a?os con el presidente dem¨®crata Barack Obama en el poder, pero tambi¨¦n una batalla ideol¨®gica para definir el lugar del Partido Republicano en la sociedad norteamericana. Los republicanos se debaten entre dos opciones. Una, abrazar la realidad de unos Estados Unidos m¨¢s diversos, donde la minor¨ªa latina gana peso demogr¨¢fico y electoral. Y, dos, convertirse en un partido identitario, el de los blancos que se sienten asediados por los cambios sociales y no reconocen el pa¨ªs en el que crecieron. Con un discurso hostil a los inmigrantes de origen latinoamericano, el magnate Donald Trump se ha encaramado a lo alto de los sondeos para la nominaci¨®n a las presidenciales de 2016.
Son las cuatro de la tarde de un jueves de agosto y Scott Walker, gobernador de Wisconsin y candidato a la nominaci¨®n del Partido Republicano, llega en coche a la taberna One Mile West. La taberna se encuentra en una carretera de monta?a en Sunapee, un municipio de 3.300 habitantes en los bosques de New Hampshire. Junto a Iowa, New Hampshire inaugurar¨¢ en febrero el proceso de elecciones para elegir a los candidatos de cada partido.
El verano de los insurgentes en la campa?a para 2016
Insurgentes contra establishment. Activistas contra gobernantes. Populistas contra ¨¦lites. Los t¨¦rminos var¨ªan pero definen bien los campos en la campa?a para la nominaci¨®n a las elecciones presidenciales de 2016. En el Partido Republicano y en el Partido Dem¨®crata.
El proceso de asambleas electivas (caucus, en la jerga electoral de Estados Unidos) y elecciones primarias comenzar¨¢ en febrero en Iowa y New Hampshire y culminar¨¢ en verano del mismo a?o con la nominaci¨®n del candidato de cada partido. Las elecciones presidenciales se celebrar¨¢n en noviembre de 2016.
Entre los republicanos se dibujan dos campos: el de los insurgentes, liderado ahora por el magnate inmobiliario Donald Trump, y el del establishment, que tiene en el exgobernador de Florida Jeb Bush a su figura m¨¢s destacada. Son 17 candidatos en total.
En el campo dem¨®crata s¨®lo hay cinco candidatos y una favorita indiscutible: la exsecretaria de Estada y exprimera dama Hillary Clinton. Pero tambi¨¦n Clinton afronta una insurgencia: la candidatura del senador por Vermont Bernie Sanders, autoproclamado socialista en un pa¨ªs donde la etiqueta es infrecuente si no es para denigrar a un oponente. Sanders arrastra a miles de seguidores en sus m¨ªtines, m¨¢s que Clinton, y en el estado de New Hampshire se acerca a la favorita, seg¨²n algunos sondeos.
Trump y Sanders est¨¢n en las ant¨ªpodas. En el estilo, la trayectoria y las propuestas, no existen candidatos m¨¢s distintos. Pero ambos desaf¨ªan a las elites de ambos partidos y ambos recogen el descontento con el statu quo.
Walker intercambia impresiones con un motero que tiene la Harley Davidson aparcada frente a la taberna. El gobernador es aficionado a las Harley Davidson. Se fabrican en su estado. En el local le espera medio centenar de personas. Todas, blancas. Muchas, jubiladas. El pol¨ªtico ante los ciudadanos, sin papeles ni gui¨®n: la democracia norteamericana en estado puro.
Walker, que en Wisconsin se enfrent¨® a los sindicatos de funcionarios, habla de la reforma sanitaria de Obama. Promete revocarla. Explica que el federalismo no consiste en reforzar al Gobierno federal. Al contrario. Saca un billete de d¨®lar y pregunta: ¡°?D¨®nde prefieren que se gaste? ?En Washington o en casa?¡±
Despu¨¦s preguntan los ciudadanos y sacan el tema: la inmigraci¨®n. Alguien quiere saber si Walker defiende acabar con el derecho, consagrado en la Constituci¨®n, de que todo nacido aqu¨ª, aunque sea hijo de inmigrantes, sea ciudadano. Trump cuestiona este derecho. Una mujer se alarma por una supuesta avalancha de refugiados.
El debate de la campa?a
La Oficina Federal del Censo registra aqu¨ª 26 personas de origen latinoamericano y 19 de origen asi¨¢tico. El 98% de la poblaci¨®n es blanca y anglosajona. En Sunapee no se ven extranjeros ni refugiados. No importa. Trump ¡ªal promover la expulsi¨®n de los 11 millones de sin papeles y exigir a M¨¦xico que financie una muralla en la frontera¡ª ha situado la inmigraci¨®n en el centro de la campa?a.
Las palabras de Trump ¡°beben de una ira extendida que tiene el potencial para transformar al Partido Republicano en muchos sentidos¡±, escribe Ben Domenech, editor de la revista conservadora The Federalist. ¡°A fin de cuentas¡±, sigue, ¡°Trump plantea una elecci¨®n al Partido Republicano sobre qu¨¦ camino seguir: un camino hacia una coalici¨®n amplia, liberal en el sentido cl¨¢sico, y coherente con la historia del partido, o hacia una coalici¨®n que se reduzca a los intereses estrechos de la pol¨ªtica identitaria de los blancos¡±.
El pa¨ªs cambia. El matrimonio gay ya es legal. Seg¨²n las proyecciones, en 2040 los blancos de origen europeo dejar¨¢n de ser mayor¨ªa. La ret¨®rica de Trump espanta a las minor¨ªas.
¡°A menos que se hagan cambios, en el futuro pr¨®ximo cada vez ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil para los republicanos ganar otra elecci¨®n presidencial¡±. Un grupo de notables republicanos redact¨® este diagn¨®stico en 2013, tras la reelecci¨®n del dem¨®crata Obama ante el republicano Mitt Romney. El documento fijaba el rumbo de una partido desconectado de las nuevas mayor¨ªas. Trump complica estos esfuerzos.
Sus m¨ªtines atraen a miles de personas. Para los periodistas es una mina: una m¨¢quina de fabricar titulares. ¡°Yo derrotar¨¦ al ISIS¡±, dijo el mi¨¦rcoles, en una rueda de prensa en Derry, una ciudad de 33.000 habitantes cerca de la frontera con Massachusetts. ISIS son las siglas que designan al Estado Isl¨¢mico.
Trump y Heidi Klum
Un periodista de Paris Match le pregunt¨® por la modelo Heidi Klum, de quien dijo que no es una mujer 10. Como si fuese una cheerleader, una seguidora jaleaba con gritos agudos las respuestas del multimillonario. Al d¨ªa siguiente, un centenar de personas espera a Jeb Bush en una sala de la Sociedad Hist¨®rica de Keene, a 100 kil¨®metros de Derry. Las multitudes que acompa?an a Trump contrastan con el aire familiar de los encuentros de Bush con votantes. Bush, exgobernador de Florida, es hermano del ¨²ltimo presidente republicano e hijo del pen¨²ltimo. Ning¨²n otro candidato encarna al establishment como ¨¦l. Ninguno suena tan presidencial.
¡°Esto no es un circo¡±, dice Mary-Ellen Johnson, una jubilada que espera a Bush haciendo crucigramas. ¡°Aqu¨ª hacemos cosas serias¡±. Durante una hora Jeb Bush dialogar¨¢ con los ciudadanos y escuchar¨¢ sus quejas. Pronunciar¨¢ unas palabras en espa?ol ¡ªsu mujer naci¨® en M¨¦xico¡ª y dir¨¢ que los republicanos no pueden prescindir del voto latino, decisivo en las victorias de Obama en 2008 y 2012. Bush habla de pobreza y marginaci¨®n: intenta abrir al Partido Republicano a nuevos electores.
¡°Hemos estado en otro mitin y ¨¦l no escucha¡±, dice una votante, Trina Fagan, en el turno de preguntas a Bush. ?l es Trump.
Trump pasar¨¢, seg¨²n Bush. ¡°Hablemos en dos o tres meses¡±, dice a la prensa. ¡°Yo he demostrado que soy un conservador. ?l, no¡±, dice en otro momento. Y explica que Trump ha sido dem¨®crata durante m¨¢s a?os que republicano. M¨¢s argumentos: expulsar familias y gastar millones en muro en la frontera no es conservador, seg¨²n Bush.
La relativa importancia de los sondeos
Este es el verano de Donald Trump, estrella televisiva, magnate inmobiliario y aguafiestas del Partido Republicano. Pese a los vaticinios, resiste en lo alto de los sondeos con un mensaje contrario a los inmigrantes y un desparpajo que descoloca a los rivales y analistas.
Es una inc¨®gnita si resistir¨¢. Durante la ¨²ltima campa?a para la nominaci¨®n republicana, en 2012, encabezaron las encuestas candidatos como el empresario pizzero Herman Cain, el gobernador de Texas Rick Perry o el jefe de la C¨¢mara de Representantes Newt Gingrich. Despu¨¦s se desvanecieron y acab¨® saliendo nominado el favorito del establishment, Mitt Romney. ?Qui¨¦n recuerda a Cain?
En 2008, el favorito republicano a estas alturas era el exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani: el nominado fue el senador John McCain. Y en 2004, cuando los dem¨®cratas buscaban a un candidato para batir al presidente George W. Bush, encabezaban las encuestas dem¨®cratas el senador Joe Lieberman o el exgobernador de Vermont Howard Dean. El candidato fue el senador John Kerry.
Cuando unas horas despu¨¦s, en Sunapee, EL PA?S pregunta a Scott Walker si ¨¦l cree que Trump es un conservador verdadero, Walker elude responder. Se resiste a criticarlo. Algunos candidatos constatan que la ret¨®rica de Trump funciona con las bases conservadoras. Y conf¨ªan en pescar entre sus seguidores el d¨ªa que este se desinfle.
?Qui¨¦n se parece m¨¢s a la Am¨¦rica real? A un lado, quienes agasajan a Trump o asumen sus argumentos. Al otro, quienes se distancian. Esta es la l¨ªnea divisoria en la batalla por el futuro del Partido Republicano.
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