Elecciones millonarias en una de las provincias m¨¢s pobres de Argentina
Los candidatos gastan fortunas para llevar a gente a votar y ganar unos comicios clave
M¨¢s de 100 coches esperan a la puerta de una escuela en la calle Jujuy de San Miguel de Tucum¨¢n para devolver a votantes a sus casas y recoger a otros. Es una actividad fren¨¦tica. Y car¨ªsima. Tucum¨¢n, la provincia m¨¢s peque?a de Argentina, aunque una de las m¨¢s pobladas y con gran relevancia pol¨ªtica, es en las horas previas al cierre de urnas un gran mercado en el que cualquier cosa vale para lograr un voto. ¡°Tengo 2.000 autos en la calle para llevar a gente a votar. Pero lo hacemos como un servicio p¨²blico, de las 30.000 personas que muevo a lo mejor me votan la mitad¡±, ironiza Marcelo Caponio, uno de los referentes m¨¢s fuertes del peronismo local.
Cada coche le cuesta como m¨ªnimo 1.000 pesos que hay que pagarle al ch¨®fer. Solo en esa partida, Caponio, sindicalista y ministro del Gobierno provincial, se gastar¨¢ en un d¨ªa dos millones de pesos (216.000 d¨®lares). Y eso es solo el principio. Cada coche lleva un ¡°movilizador¡±, que es el que convence a la gente para que vaya a votar con ¨¦l y le da la papeleta del candidato, en este caso Caponio, que financia todo. Y tambi¨¦n hay que pagar a los fiscales (interventores), m¨¢s de 1.000. No menos de medio mill¨®n de d¨®lares, y este es solo uno de los 50 candidatos a legislador.
En teor¨ªa, todo es ilegal. El Gobierno, al que pertenece el propio Caponio, ha colocado vallas y polic¨ªas en las calles de acceso a las escuelas para evitar que los movilizadores acompa?en a la gente hasta la puerta. Y la Junta Electoral ha dejado claro que no se puede llevar a los votantes ni regalarles nada o amenazarles con retirarles planes sociales. La soluci¨®n es sencilla: los dejan en la esquina m¨¢s cercana y los esperan all¨ª.
Cada coche lleva la identificaci¨®n de su candidato, porque se forman aglomeraciones de tal calibre que la gente no sabe a cu¨¢l tiene que subirse para volver a su casa. Pero se disimula un poco por si acaso. En vez de Caponio, el cartel dice ¡°Capo¡±. Otro candidato, Toledo, se convierte en sus coches en ¡°Tole2¡±. Otros ponen iniciales o el n¨²mero de su lista.
La batalla es feroz dentro del propio peronismo. Aunque todos lleven al mismo candidato a gobernador, debajo est¨¢ la guerra para ser legislador y controlar as¨ª una parte del territorio y acceder a financiaci¨®n p¨²blica. Se mueve mucho dinero para ganar. El principal rival interno de Caponio, Armando Cortalezzi, tambi¨¦n moviliza miles de coches. Su sobrino, Adri¨¢n, ultimaba la organizaci¨®n el s¨¢bado en la sede de un barrio humilde. ?l se ocupa de una peque?a parte del territorio que controla su t¨ªo. ¡°Voy a mover 80 autos y otros tantos movilizadores. Le pago 500 pesos a cada movilizador y 800 a los autos. Otros pagan 1.000, en las ¨²ltimas horas se me han ca¨ªdo 9 autos, hay mucha competencia incluso dentro del oficialismo¡±, aseguraba.
Cortalezzi hace de todo para ¡°seducir¡± a los votantes, como dice ¨¦l. Sortea bicicletas por el d¨ªa del ni?o ¨Cla semana pasada- entre los m¨¢s pobres y regala 3.000 bolsas de caramelos. No es el ¨²nico. Las tiendas de juguetes de Tucum¨¢n este a?o hicieron un gran negocio con las ventas a pol¨ªticos que quer¨ªan agradar a sus electores.
Caponio va m¨¢s fuerte: directamente sorte¨® un coche. ¡°No es la primera vez, ya hemos sorteado seis, los pagamos con dinero del sindicato para dar a la gente humilde. Y luego ellos deciden si votarnos o no. Nadie les obliga¡±, se defiende.
Todos niegan que est¨¦n pagando a los votantes, como denuncia la oposici¨®n, aunque admiten que hay regalos. ¡°Si creen que alguien vota porque le dan un bols¨®n de comida es que no entienden nada. Claro que hay bolsones, es una tradici¨®n en Tucum¨¢n hace 30 a?os. Pero cuando entran en el cuarto oscuro votan lo que quieren, no hay forma de comprobarlo. No subestimen a los pobres. Es como cuando dec¨ªan que a Per¨®n lo votaban porque regalaba m¨¢quinas de coser. Nos votan porque estamos en los barrios, porque les damos casas, cloacas, asfalto, agua potable, porque tienen la asignaci¨®n universal por hijo gracias a este Gobierno, no por un bols¨®n de comida. Ac¨¢ no hay hambre¡±, insiste Caponio mientras recorre los barrios donde hasta los ni?os le saludan y comprueba si todo el mundo acude a votar. Las redes sociales en Tucum¨¢n est¨¢n llenas de fotos de esas bolsas de comida.
Hay barrios en los que el voto es a¨²n m¨¢s barato. Una mesa, unas sillas, un colch¨®n, una cama, una medicina puede cambiar mucho la vida de la gente en La Banda del R¨ªo Sal¨ª, una de las zonas m¨¢s pobres de Tucum¨¢n, donde se malvive en chabolas de chapa con el suelo de barro, un fort¨ªsimo olor a podrido y moscas por todas partes que revolotean sobre la comida. Hoy hace bueno y el suelo se est¨¢ secando, pero cuando llueve todo se inunda.
Por all¨ª en el ¨²ltimo mes han pasado varios candidatos. Montan chocolatadas para los ni?os, prometen resolver todos los problemas pero exigen a cambio el voto. ¡°Vino uno y dijo: ¡®si yo me siento donde me tengo que sentar despu¨¦s de las elecciones, les voy a dar lo que necesitan¡¯. Nos pidieron incluso que nos qued¨¢ramos en casa porque iban a venir a tomar medidas para arreglarlas y ponerles un ba?o. Pero para eso hay que votarles¡±, sentencia Mar¨ªa Jos¨¦, que trata de construir algo mejor para sus hijos mientras sobrevive en medio del barro y la basura que sobra despu¨¦s de rebuscar en ella para vender lo que se pueda. Eusebio, un jubilado, est¨¢ asustado porque le han dicho que si no vota lo que debe perder¨¢ su pensi¨®n.
El voto en estas zonas no tiene nada que ver con la ideolog¨ªa. ¡°Aqu¨ª la gente vota al que le da¡±, resume Mar¨ªa Jos¨¦. Tucum¨¢n tambi¨¦n en eso es especial: la oposici¨®n no ten¨ªa muchas opciones, hasta que fich¨® a uno de los referentes del peronismo, Carlos Amaya, molesto porque el gobernador no le hab¨ªa dejado ser el sucesor. Amaya sabe c¨®mo se mueven los votos en los barrios, y es un rival temible para sus antiguos aliados por su gran dominio sobre todo en la capital de la provincia, donde fue alcalde durante 12 a?os.
La gente vota al que acude hasta su casa a ofrecerle algo, al que conoce, al que se trabaja esa relaci¨®n. En el gran mercado que es Tucum¨¢n estos d¨ªas, cada fichaje es un voto que se paga caro. Como dicen por estas tierras, ¡°billetera mata gal¨¢n¡±.
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