El extra?o caso de Donald Trump
Es el ¨¦xito y no la honestidad lo que nutre la admiraci¨®n de la arena p¨²blica
En alg¨²n momento en la pel¨ªcula Back to the future, Michael Fox intenta convencer a unos chicos de 1955 de que ¨¦l viene del futuro, de los a?os ochenta; en medio de su incredulidad le preguntan qui¨¦n es el presidente de los Estados Unidos y ¨¦l se ve obligado a responder: Ronald Reagan. ?C¨®mo, el actor? Se burlan ellos, y a partir de ese momento nadie cree lo que dice.
La escena me recuerda la posibilidad de que alguien como Donald Trump llegue a la Casa Blanca. ?Le parece absurdo? Pens¨¦moslo otra vez: ?qu¨¦ hubiera usted dicho si en 1990 alguien le hubieran vaticinado que Arnold Schwarzenegger, el f¨ªsico culturista que personificaba a Conan el b¨¢rbaro y a Terminator llegar¨ªa a ser gobernador de California con todo y su ingl¨¦s tartamudo?
Hay algo de Berlusconi en Trump. Muchos los desprecian, pero muchos m¨¢s quisieran ser como ellos
No, no creo que Trump vaya a ganar una elecci¨®n abierta, pero ciertamente supera lo que ten¨ªa Schwarzenegger en el punto de partida (y no s¨®lo porque su nombre s¨ª es deletreable). Es nieto de un inmigrante alem¨¢n e hijo de un desarrollador inmobiliario de quien hereda un peque?o capital. El joven Trump multiplic¨® el patrimonio con una serie de proyectos llamativos, y no poca suerte, en medio de la expansi¨®n inmobiliaria neoyorquina de los a?os setenta y ochenta. Transformado en millonario, decidi¨® muy pronto convertirse ¨¦l mismo en una parodia del ¨¦xito: ama la controversia, el exceso y los dispendios, predica la sobrevivencia del m¨¢s apto y desprecia a los d¨¦biles. Siempre atento a decir aquello que la derecha ya no se atreve a pronunciar por considerarse pol¨ªticamente incorrecto. Ciertamente se trata de una personalidad pol¨¦mica pero tambi¨¦n de un c¨¢lculo empresarial; Trump considera que la buena marcha de sus negocios deriva en gran medida de los golpes medi¨¢ticos y del posicionamiento de marca de su propia persona.
Hay algo de Berlusconi en Trump. Muchos los desprecian, pero muchos m¨¢s quisieran ser como ellos; hombres de ¨¦xito conspicuo que siempre parecen salirse con la suya. Nadie alaba su moralidad, pero al final terminan siendo m¨¢s populares que los justos y correctos. Es el ¨¦xito y no la honestidad lo que nutre la admiraci¨®n de la arena p¨²blica hoy en d¨ªa.
Visto as¨ª, no es de extra?ar que Trump encabece las encuestas de popularidad entre los precandidatos republicanos a la presidencia. Las barbaridades proferidas en contra de los latinos e incluso sus mentiras comprobadas no han hecho m¨¢s que aumentar el n¨²mero de seguidores que tiene entre la derecha norteamericana.
Se da por descontado que su precandidatura es una burbuja que estallar¨¢ en cualquier momento; se asume que es tan pol¨ªticamente incorrecto que el sistema lo escupir¨¢ m¨¢s temprano que tarde. El problema es que mientras tanto sigue creciendo. Y da?ando: su ¨¦xito ha provocado que el resto de los candidatos republicanos y no pocos dem¨®cratas hayan tenido que ¡°derechizar¡± su propio discurso para armonizar con el fundamentalismo de un electorado radicalizado. Toda proporci¨®n guardada, no es Hitler culpando a los jud¨ªos de todos los males, pero es evidente que Trump ha tomado a los ilegales como el chivo expiatorio y v¨¢lvula de escape de lo que no funciona en Estados Unidos. Un discurso de odio exitoso que pinta de cuerpo entero las reminiscencias racistas de la comunidad. Profetas de la necedad siempre existen; que se conviertan en fen¨®menos de ¨¦xito nos habla del peso que llegan alcanzar los demonios que anidan en el alma de una sociedad.
La comunidad latina, encabezada por Jorge Ramos, y los muchos estamentos decentes que existen en Estados Unidos se han rebelado contra las pretensiones del empresario. La pregunta no es si va a desplomarse o no, sino cu¨¢nto m¨¢s durar¨¢ y el da?o que acabar¨¢ provocando. El pulso entre estas dos fuerzas que tiene lugar en el coraz¨®n del imperio es un term¨®metro que dice muchas cosas sobre el mundo que vivimos.
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