Unasur, un organismo en entredicho
¡°No puede mediar, como lo dispone su Tratado Constitutivo, si no hay la petici¨®n de los dos pa¨ªses involucrados¡±, dice Samper
Ernesto Samper lo admiti¨®, impotente, en un comunicado el pasado martes: si bien el organismo que dirige como secretario general, Unasur, tiene la voluntad para contribuir a que Colombia y Venezuela ¨Cdos de sus pa¨ªses miembros- superen la actual crisis binacional, ¡°no puede mediar, como lo dispone su Tratado Constitutivo, si no hay la petici¨®n de los dos pa¨ªses involucrados¡±.
La Uni¨®n de Naciones Suramericanas (Unasur) es una de las entidades que en su momento el presidente Hugo Ch¨¢vez promovi¨® como piedra angular para una arquitectura interamericana alternativa a la tradicional, que, con la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) a la cabeza, el bolivarianismo revolucionario considera poco m¨¢s que un ministerio de colonias de Estados Unidos.
La crisis venezolana ha descubierto a Unasur en frecuentes vacilaciones y pasos en falso
Aunque la liga de gobiernos izquierdistas de Am¨¦rica del Sur luego abrazar¨ªa la idea, el proyecto de Unasur solo adquiri¨® credibilidad cuando Brasil, el gigante regional, tambi¨¦n lo hizo suyo. Por fin, aunque el Tratado Constitutivo de la alianza se firm¨® en 2008 en Brasilia, entr¨® en vigencia plena en 2011. Entre sus miembros fundadores, para sorpresa de muchos, estuvo Colombia, pa¨ªs que con los Gobiernos de ?lvaro Uribe y Juan Manuel Santos parec¨ªa encarnar la ant¨ªtesis y mayor escollo para el proyecto continental bolivariano. Bogot¨¢, en una arriesgada apuesta de sentido geoestrat¨¦gico, decidi¨® formar parte de Unasur, con lo que adem¨¢s confiri¨® al organismo el sello de la pluralidad.
Desde entonces, sin embargo, solo la inauguraci¨®n de su ultramoderna sede a las afueras de Quito, Ecuador, ha dado testimonio de que Unasur es algo real y tangible. Sobre el terreno no encuentra un nicho de especialidad que la diferencie y legitime. Hasta ahora viene funcionando como un grupo de apoyo para presidentes en problemas.
Por ejemplo, la crisis venezolana ha descubierto a Unasur en frecuentes vacilaciones y pasos en falso. En abril de 2012, la intervenci¨®n de los presidentes de los otros 11 pa¨ªses que la constituyen, sirvi¨® en la pr¨¢ctica como aval para el apretado triunfo en los comicios presidenciales de Nicol¨¢s Maduro. Despu¨¦s de las protestas callejeras de principios de 2014, una comisi¨®n de cancilleres de Unasur intent¨® propiciar el di¨¢logo entre Gobierno y oposici¨®n en Venezuela, una tarea propulsada sobre todo por la activa participaci¨®n del Vaticano y la canciller¨ªa brasile?a. Pero la percepci¨®n, no siempre acertada, de que los mediadores aupaban a una de las partes, poco contribuy¨® para que avanzara un proceso que finalmente se disip¨® en la nada.
Ernesto Samper Pizano es titular de la Secretar¨ªa General de Unasur desde 2014, como sucesor del expresidente argentino N¨¦stor Kirchner, cuyo deceso le impidi¨® concluir el periodo oficial para el que fue elegido. Exmandatario. como Kirchner, el colombiano Samper arrastra sin embargo un curr¨ªculo poco prolijo, lastrado para siempre por las cicatrices del Proceso 8000 que vincul¨® su campa?a presidencial con el financiamiento del narcotr¨¢fico y que, para todo efecto pr¨¢ctico, neutraliz¨® su administraci¨®n entre 1994 y 1998.
El posicionamiento posterior de Samper, abiertamente antinorteamericano y, en definitiva, cobijado por el chavismo, parece agregar en estas horas de crisis m¨¢s obst¨¢culos que posibilidades a la mediaci¨®n de Unasur. Por colombiano, podr¨ªa pensarse que tender¨ªa a favorecer a Bogot¨¢ en el litigio; pero, a la vez, buena parte de la opini¨®n p¨²blica colombiana, y quiz¨¢s hasta el propio gobierno, lo tiene por una ficha del bolivarianismo hemisf¨¦rico. El promedio de las dos im¨¢genes, en vez de ubicarlo en un punto de equilibrio en el medio de las partes en disputa, le ha granjeado de hecho la desconfianza de ambas.
Apremiado por el fuego cruzado, Samper ha cometido aparentes contradicciones. El viernes 21, cuando Nicol¨¢s Maduro orden¨® Estado de Excepci¨®n en varios municipios fronterizos y prolong¨® indefinidamente el cierre del paso entre los dos pa¨ªses, Samper tuite¨®, en lo que luc¨ªa como una justificaci¨®n de la medida: ¡°Hace un a?o denunciamos el peligro de la intromisi¨®n de paramilitares colombianos en Venezuela; hoy se confirma que es una realidad¡±.
El comentario provoc¨® la reacci¨®n airada del expresidente de Colombia y ex secretario general de la OEA, C¨¦sar Gaviria, quien pidi¨® en p¨²blico la retirada de su pa¨ªs de Unasur. ¡°No tiene sentido permanecer a una organizaci¨®n que corre tan r¨¢pido a condenarlos¡±, declar¨® Gaviria refiri¨¦ndose a sus compatriotas residentes en Venezuela.
Luego, como en compensaci¨®n, Samper emiti¨® un comunicado condenando la deportaci¨®n indiscriminada de colombianos desde Venezuela, y solidariz¨¢ndose con ¡°los compatriotas que han vivido estos momentos de dificultad para que sus derechos sean reconocidos¡±.
Samper, en un gesto inusual, expuso el martes en un comunicado ¨Cel segundo en dos d¨ªas- las cartas con las que habr¨ªa esperado negociar con Caracas y Bogot¨¢, que enumer¨® como premisas que hab¨ªa planteado en conversaciones telef¨®nicas a los presidentes Santos, de Colombia, y Maduro, de Venezuela. Las condiciones inclu¨ªan la inmediata suspensi¨®n de las deportaciones, la creaci¨®n de un organismo conjunto para el combate contra el crimen organizado en la frontera, y la b¨²squeda concertada de mecanismos para dirimir las diferencias cambiarias en la zona.
Por lo que indican los hechos posteriores, nadie atendi¨® sus planteamientos. En ello tampoco le ayuda el silencio de las principales capitales suramericanas, sobre todo de Brasilia, que han preferido no mojarse los pies en una controversia fangosa y de soluci¨®n poco clara.
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