Am¨¦rica Latina: corrupci¨®n nunca m¨¢s
Esc¨¢ndalos que desnaturalizan la democracia
¡°Nunca m¨¢s¡± es una de las expresiones que mejor representa la superaci¨®n de un contexto hist¨®rico tr¨¢gico. Su empleo se remonta a los sobrevivientes del Gueto de Varsovia, en su llamado para que el pueblo jud¨ªo nunca m¨¢s fuese azotado por el flagelo del genocidio. En Am¨¦rica Latina, la conversi¨®n de dichas palabras en consigna ¨¦tica se expres¨® en la portada del informe de la Comisi¨®n Nacional sobre la Desaparici¨®n de Personas de Argentina, a sugerencia del rabino y comisionado Marshall Meyer. Su notoriedad en dicho pa¨ªs se reforz¨® al conformar la requisitoria del fiscal Julio C¨¦sar Strassera en el juicio penal contra los miembros de la Junta Militar:
Ahora que el pueblo argentino ha recuperado el gobierno y control de sus instituciones, yo asumo la responsabilidad de declarar en su nombre que el sadismo no es una ideolog¨ªa pol¨ªtica ni una estrategia b¨¦lica, sino una perversi¨®n moral (...). Se?ores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensi¨®n de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Se?ores jueces: ?nunca m¨¢s!
En Brasil, ante la inexistencia de una comisi¨®n de la verdad hasta mayo de 2012, el principal referente sobre la tortura fue el libro Brasil: Nunca Mais
En Brasil, ante la inexistencia de una comisi¨®n de la verdad hasta mayo de 2012, el principal referente sobre la tortura y ejecuciones extrajudiciales durante la dictadura militar fue, por varias d¨¦cadas, el libro Brasil: Nunca Mais. Escrito por el obispo Paulo Evaristo Arns, el rabino Henry Sobel y el pastor Jaime Wright, dicho documento inspir¨® la creaci¨®n de varias organizaciones dedicadas al monitoreo de la tortura en el pa¨ªs, muchas de las cuales llevan la expresi¨®n Nunca Mais en el nombre.
Historias similares se repiten en los dem¨¢s pa¨ªses del Cono Sur, en los que la sociedad reivindic¨® el derecho a nunca m¨¢s ser v¨ªctima del terrorismo de Estado. ¡°Nunca m¨¢s¡± simboliza pues la conciencia de que la conversi¨®n de las instancias estatales en aparatos de tortura, ejecuci¨®n y desapariciones no debe volver a ocurrir.
Aunque la violencia institucional no ha sido absolutamente extirpada a lo largo de los procesos de transici¨®n democr¨¢tica en Am¨¦rica Latina, los golpes de Estado y otras formas abruptas de ruptura de la legalidad ya no tienen lugar en la regi¨®n, siendo la deposici¨®n de Manuel Zelaya en Honduras en el 2009 la excepci¨®n que confirma la regla.
Pero pese a la sepultura de las dictaduras, Am¨¦rica Latina no est¨¢ exenta de rebrotes autocr¨¢ticos. Diferentes gobiernos han puesto en marcha mecanismos de represi¨®n de baja intensidad (criminalizaci¨®n de la protesta social, detenciones irregulares de miembros de la oposici¨®n, cierre arbitrario de medios de comunicaci¨®n, etc.) visualmente m¨¢s sutiles y moralmente menos chocantes que las formas tradicionales de represi¨®n empleadas en la era de las dictaduras militares.
Entre las causas discretas de desnaturalizaci¨®n de la democracia, hay una particularmente da?ina por su capacidad de adherirse a los m¨¢s variados tintes ideol¨®gicos. Desde M¨¦xico hasta Chile, pasando por Honduras, Guatemala, Venezuela y Brasil, los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n se han agudizado a tal punto que la indignaci¨®n social se ha manifestado sea en la apat¨ªa generalizada hacia los procesos electorales o en protestas multitudinarias.
A¨²n no est¨¢ claro si dicha combinaci¨®n se limitar¨¢ a una catarsis colectiva o si promover¨¢ cambios en las condiciones estructurales de la corrupci¨®n. En el ¨¢mbito dom¨¦stico, la incertidumbre se alimenta del hecho de que los principales partidos pol¨ªticos se encuentran involucrados en esc¨¢ndalos de corrupci¨®n. En el ¨¢mbito supranacional, la incerteza de si la corrupci¨®n puede ser eliminada de los procesos pol¨ªticos se fortalece con la camarader¨ªa intergubernamental.
Un ejemplo de esa camarader¨ªa tuvo lugar en la Asamblea General de la OEA de junio de 2015, en la que se aprob¨® la Resoluci¨®n AG/doc.5504/15, propuesta por Argentina, cuyo literal 5? dice ¡°[a]poyar al Gobierno de Guatemala en la consolidaci¨®n de la democracia y en su lucha frontal contra la impunidad.¡± Se trata de una clara contraofensiva de los gobiernos de la regi¨®n a la posibilidad de que la ciudadan¨ªa haga caer gabinetes, partidos pol¨ªticos y presidentes/as de moralidad corro¨ªda, como es el caso de Otto P¨¦rez Molina. No es la primera ni probablemente ser¨¢ la ¨²ltima vez que los foros intergubernamentales de la regi¨®n se prestan al corporativismo diplom¨¢tico, en perjuicio de una ciudadan¨ªa indignada frente a la conversi¨®n de ¨®rganos estatales en aparatos delictivos.
La intensificaci¨®n de las protestas en Guatemala y el impacto casi insignificante de la resoluci¨®n de la OEA en la cuerda floja en la que camina P¨¦rez Molina son sintom¨¢ticos de lo que parece significar una nueva era en la democracia latinoamericana: las urnas confieren el poder, pero las plazas y avenidas son capaces de quit¨¢rselo. A juzgar por la persistencia de las protestas en Guatemala y otros pa¨ªses de la regi¨®n, todo indica que la corrupci¨®n ha chocado la conciencia latinoamericana al grado de merecer el r¨®tulo de ?nunca m¨¢s!
Daniel Cerqueira es abogado, oficial de programa s¨¦nior de la Fundaci¨®n para el Debido Proceso. Twitter: @dlcerqueira
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