Elecciones fraudulentas
Las sospechas sobre los sistemas electorales se suman a los problemas pol¨ªticos y econ¨®micos de Am¨¦rica Latina
El fin de la bonanza latinoamericana coincide con una ca¨ªda en la popularidad de varios presidentes. Dilma Rousseff, Michelle Bachelet, Rafael Correa, Enrique Pe?a Nieto, Juan Manuel Santos, Ollanta Humala y Nicol¨¢s Maduro atraviesan ese trance. Tabar¨¦ V¨¢zquez, Evo Morales y Cristina Kirchner se sostienen.
La p¨¦rdida de consenso coincide con un aumento de las protestas populares. Y con otro problema que amenaza la calidad de la representaci¨®n: las sospechas sobre el sistema electoral.
La p¨¦rdida de consenso coincide con un aumento de las protestas populares
El caso m¨¢s estridente se plantea en Venezuela. Henrique Capriles, derrotado por Maduro en 2013 en unas elecciones denunciadas por fraudulentas, reclam¨® el domingo pasado que Brasil se involucre como observador en los comicios legislativos del 6 de diciembre.
En julio, Capriles solicit¨® veedores al secretario general de la OEA, Luis Almagro. Maduro le acus¨® de buscar ¡°una intervenci¨®n gringa para que la OEA gobierne Venezuela¡±. Almagro, que fue canciller de Jos¨¦ Mujica, un amigo de Hugo Ch¨¢vez, ofreci¨® la semana pasada los servicios de la OEA para garantizar la transparencia de la elecci¨®n. El vicepresidente Jorge Arreaza le advirti¨® de que no permitir¨¢ esa ¡°intervenci¨®n externa¡±. S¨®lo admiti¨® el ¡°acompa?amiento¡± de Unasur. Pero Unasur, a diferencia de la OEA, carece de un observatorio electoral. El Consejo Electoral venezolano tambi¨¦n repudi¨® a Almagro. Est¨¢ presidido por Tibisay Lucena, una de las militantes que custodiaron el f¨¦retro de Ch¨¢vez durante sus funerales.
La controversia venezolana se agrava por la proscripci¨®n de varios candidatos opositores. A los alcaldes Daniel Ceballos y Vicencio Scarano se les prohibi¨® postularse por no presentar sus declaraciones de bienes. No lo hicieron porque est¨¢n presos, despu¨¦s de juicios denunciados por irregulares. Mar¨ªa Corina Machado, a quien expulsaron de la Asamblea Nacional por acusar al r¨¦gimen chavista en la OEA, tambi¨¦n fue vetada. Y los exgobernadores Pablo P¨¦rez y C¨¦sar P¨¦rez Vivas fueron excluidos porque son investigados por presunta corrupci¨®n, sin que todav¨ªa tengan condena. El viernes pasado Human Rights Watch reclam¨® a pa¨ªses y organismos de la regi¨®n que se pronuncien contra estas violaciones al derecho internacional.
La Argentina fue sacudida hace dos domingos por el fraude en las elecciones para gobernador de la provincia de Tucum¨¢n. El kirchnerista Juan Manzur se impuso al cabo de un proceso escandaloso, con quema de urnas y adulteraciones de votos. Esas trampas provocaron una protesta multitudinaria, reprimida por orden del gobernador Jos¨¦ Alperovich, un caudillo que hubiera inspirado la pluma de Garc¨ªa M¨¢rquez. El principal rival de Manzur, Jos¨¦ Cano, pidi¨® la anulaci¨®n de los comicios.
La pol¨¦mica dividi¨® a la dirigencia nacional. Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner y su candidato a sucederle, Daniel Scioli, avalaron lo ocurrido. Los l¨ªderes opositores, Mauricio Macri, Sergio Massa y Margarita Stolbizer, advirtieron de que en las presidenciales de octubre podr¨ªan verificarse las mismas anomal¨ªas. En la Argentina las elecciones son organizadas por el Ministerio del Interior, con la participaci¨®n del correo estatal. Esa empresa, que emplea a simpatizantes de la se?ora Kirchner, es sospechosa de no repartir la boleta de algunos candidatos y de adulterar los resultados. Son las deformaciones m¨¢s llamativas de un proceso irregular. Por ejemplo, la presidenta utiliza la cadena nacional de televisi¨®n para promover a sus candidatos e insultar a los de la oposici¨®n. Los jueces callan.
En Managua, los mi¨¦rcoles hay desfiles delante del Comit¨¦ Superior Electoral acusando de fraude a Daniel Ortega. Los nicarag¨¹enses todav¨ªa recuerdan que en 2008 el escrutinio fue interrumpido cuando no se hab¨ªa contado m¨¢s que el 35% de los votos.
Los brasile?os, en cambio, no hacen reproches a su r¨¦gimen electoral. Se trata de un sistema electr¨®nico, controlado por jueces independientes. De todos modos, Brasil se ha estremecido porque uno de los miembros del Superior Tribunal Electoral, Gilmar Mendes, pidi¨® investigar las cuentas de campa?a de Rousseff y de su vicepresidente, Michel Temer. Mendes quiere saber si el proselitismo estuvo solventado por los sobornos que generaba Petrobras.
Las irregularidades electorales son el s¨ªntoma de una renuncia al pluralismo propia de Gobiernos con enso?aciones monop¨®licas. La corrupci¨®n refuerza esta tendencia. Si abandonar el poder implica perder un entramado de negocios paralelos, la competencia se vuelve violenta.
La opacidad de los sistemas electorales est¨¢ en la ra¨ªz de la crisis de representaci¨®n que atraviesa la pol¨ªtica latinoamericana. Esa disfunci¨®n, siempre negativa, se vuelve catastr¨®fica cuando la econom¨ªa cambia de ciclo y reclama reformas. Esto est¨¢ comenzando a ocurrir.
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