Muere Helmut Schmidt, el canciller que no cedi¨® al terrorismo
El jefe del Gobierno alem¨¢n entre 1974 y 1982 se enfrent¨® a la crisis del petr¨®leo y a la banda de ultraizquierda RAF
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Helmut Schmidt, el canciller de la Rep¨²blica Federal de Alemania que se enfrent¨® a la crisis del petr¨®leo de los a?os setenta y a los episodios m¨¢s duros del terrorismo de ultraizquierda de la RAF, muri¨® el martes a los 96 a?os en su casa de Hamburgo. Su salud ya se hab¨ªa deteriorado el pasado mes de septiembre, cuando fue hospitalizado por una obstrucci¨®n arterial en la pierna derecha.
Adi¨®s al quinto canciller de la RFA
La canciller Angela Merkel defini¨® ayer a Helmut Schmidt como "una instituci¨®n pol¨ªtica" y "un ejemplo" para ella. "Sus consejos y opiniones eran de los que me importaban", a?adi¨®.
"Nos record¨® que no hab¨ªa nada m¨¢s importante para Alemania que la amistad con Francia y la responsabilidad que tenemos de mantener Europa unida", dijo el vicecanciller y l¨ªder socialdem¨®crata, Sigmar Gabriel.
Schmidt dej¨® su impronta en la pol¨ªtica europea con la introducci¨®n del germen del euro y destaca, junto con Willy Brandt, como la gran figura de la socialdemocracia y la pol¨ªtica alemana de los a?os setenta. Su influencia como referente moral del pa¨ªs ha continuado desde entonces. ¡°Un gran canciller necesita un gran tema. En el caso de Konrad Adenauer fue la ligaz¨®n a Occidente tras la cat¨¢strofe del nazismo; para Willy Brandt fue su Ostpolitik (apertura al este); y para Kohl, la reunificaci¨®n. Pese a su gran importancia, la figura de Schmidt ha sufrido por carecer de ese logro sobresaliente¡±, sostiene su bi¨®grafo Hans Joachim Noack.
Tras ocupar las carteras de Defensa, Econom¨ªa y Finanzas, dirigi¨® el Gobierno de 1974 a 1982. Su mandato no acab¨® con una derrota en las urnas, sino v¨ªctima de un cambio de coalici¨®n. Los liberales del FDP, hasta entonces sus socios de Gobierno, retiraron su apoyo al socialdem¨®crata para aupar al poder al democristiano Helmut Kohl, que liderar¨ªa el pa¨ªs los siguientes 16 a?os. Tras lo que ¨¦l consider¨® una traici¨®n y afectado por las divisiones en su partido, renunci¨® a encabezar una nueva candidatura en las siguientes elecciones.
Su amistad con Giscard d'Estaing simboliz¨® la buena relaci¨®n franco-alemana
Pragm¨¢tico y representante de la real politik, angl¨®filo y al mismo tiempo gran defensor de la amistad germano-rusa, fumador empedernido (solo abandon¨® su sempiterno cigarrillo en los ¨²ltimos d¨ªas de su vida), agudo polemista y uno de los pol¨ªticos m¨¢s queridos por los alemanes hasta su muerte pese a resultar en ocasiones arrogante, Schmidt lleg¨® al poder con el doble reto de reemplazar al visionario Brandt, reci¨¦n dimitido por un esc¨¢ndalo de espionaje, y de enfrentarse a una recesi¨®n internacional de la que Alemania, con una pol¨ªtica keynesiana de aumento del gasto, sali¨® mejor parada que muchos de sus socios occidentales.
El hombre que lleg¨® a ser teniente en el Ej¨¦rcito nazi durante la II Guerra Mundial se enfrent¨® con sangre fr¨ªa a los terroristas de la Fracci¨®n del Ej¨¦rcito Rojo (RAF), tambi¨¦n conocida por los nombres de sus fundadores, Baader-Meinhof. Uno de los momentos m¨¢s tensos de su mandato lleg¨® con el denominado ¡°oto?o alem¨¢n¡±, los d¨ªas de 1977 en los que la banda secuestr¨® y asesin¨®, entre otros, al banquero J¨¹rgen Ponto y al presidente de la patronal, Hans Martin Schleyer.
Schmidt fue un decidido europe¨ªsta, que impuls¨® el Sistema Monetario Europeo, germen del euro
El canciller no cedi¨® a las pretensiones del grupo, que exig¨ªa la liberaci¨®n de sus compa?eros encarcelados y cuyo fin ¨²ltimo era la implantaci¨®n del comunismo en la Europa m¨¢s industrializada. ¡°Desde que fue secuestrado, ya cont¨¢bamos con la muerte de Schleyer¡±, dir¨ªa m¨¢s tarde. ¡°Cuando echo la vista atr¨¢s, creo que hicimos lo correcto. Pero tambi¨¦n s¨¦ que fui corresponsable de las muertes; y que tendr¨¦ que llevar esa carga¡±, escribi¨® en 2008 en su libro En excedencia.
Pero quiz¨¢s la decisi¨®n m¨¢s importante de su mandato lleg¨® con el llamado doble acuerdo de la OTAN. En contra de los movimientos pacifistas y de gran parte de su partido, Schmidt impuls¨® el estacionamiento de misiles de alcance medio si fracasaban las negociaciones de desarme entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Pas¨® as¨ª de ser considerado el ¡°canciller de la paz¡± al ¡°canciller de los misiles¡±; y sinti¨® cada vez m¨¢s la falta de apoyos entre sus compa?eros del SPD, partido que nunca lider¨®. ¡°Fue una decisi¨®n muy dura. Pero el tiempo ha mostrado que as¨ª aceler¨® la desintegraci¨®n de la URSS¡±, asegura Noack.
Pese a su afiliaci¨®n socialdem¨®crata, Schmidt congeni¨® mejor con l¨ªderes conservadores como el franc¨¦s Val¨¦ry Giscard d¡¯Estaing o el estadounidense Gerald Ford, que con los te¨®ricamente m¨¢s cercanos Fran?ois Mitterrand o Jimmy Carter. Con su gran amigo Giscard d¡¯Estaing ¡ªfue al primero fuera del c¨ªrculo familiar al que el alem¨¢n le habl¨® de sus ra¨ªces jud¨ªas, ocultas hasta 1988¡ª ide¨® la institucionalizaci¨®n de las cumbres europeas y cre¨® el Sistema Monetario Europeo.
Tras abandonar el poder, codirigi¨® desde Hamburgo el semanario Die Zeit. Casado durante casi 70 a?os con Hannelore Glaser, m¨¢s conocida como Loki, que falleci¨® en 2010, gener¨® este a?o un peque?o revuelo al revelar una relaci¨®n extramatrimonial. El canciller de los a?os dorados de la socialdemocracia alemana nunca abandon¨® el debate pol¨ªtico. ?ltimamente hab¨ªa elevado la voz para insistir en la necesidad de mejorar las relaciones con la Rusia de Putin y alert¨® del riesgo de que el conflicto en Ucrania derivara en una nueva guerra.
Finalmente, no pudo cumplir el deseo de su amigo Henry Kissinger. El antiguo secretario de Estado de EE UU dijo que preferir¨ªa morir antes que Schmidt. "Un mundo sin Helmut estar¨ªa demasiado vac¨ªo", explic¨®.
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