Hacernos responsables
Por su inequidad y su falta de respeto con la vida ajena, Colombia es un pa¨ªs que exporta crimen y conflicto
En el mundo actual, las crisis existen seg¨²n el inter¨¦s que pongan en ellas los medios de comunicaci¨®n y, m¨¢s exactamente, seg¨²n los intereses pol¨ªticos y econ¨®micos que los due?os de estos medios tengan en los hechos que se est¨¦n produciendo. Por todos los intereses involucrados, lo que ocurre hoy en d¨ªa en una parte de la frontera entre Colombia y Venezuela se han convertido en ¡°crisis¡± y han tenido toda la relevancia posible en los peri¨®dicos y noticieros del continente y el mundo. Se oye y se ve a pol¨ªticos, posibles v¨ªctimas y periodistas vociferar. Se habla de agresiones de paramilitares, delincuencia, contrabando, de denuncias ante organismos internacionales y hasta de maltrato a los derechos humanos. Todo el mundo opina y trata de sacar partido de la crisis. Lo extra?o es que la gran mayor¨ªa de participantes en el debate, reparte responsabilidades a los otros, pero nadie habla de s¨ª mismo ni intenta mirar el problema con perspectiva.
No se oye decir a Nicol¨¢s Maduro, el presidente de Venezuela, que esas bolsas de ilegales colombianos en la frontera atienden el llamado constante que les ha hecho el chavismo para sumar m¨¢s votos a sus filas ni se le oye decir que el problema del contrabando crece m¨¢s por la corrupci¨®n de la misma Guardia Nacional venezolana que por lo que puedan hacer unos cuantos campesinos llevando cajas y costales a cuestas. Tampoco Juan Manuel Santos, el presidente de Colombia, habla en sus interlocuciones de que son las ¡°pol¨ªticas¡± agrarias de nuestro pa¨ªs las responsables de que miles y miles de campesinos vaguen sin tierra en esa frontera y que muchos de ellos busquen en la delincuencia un modo de sobrevivir. La prensa tampoco ayuda, tan solo amplifica el conflicto y pone en sus espacios a falsos analistas que encubren la responsabilidad de los pol¨ªticos y solo intervienen para jalear los intereses ego¨ªstas que se mueven a uno y otro lado de la frontera.
Es tal el griter¨ªo, que aunque las v¨ªctimas del caos muestran a diario su miseria cargando corotos a las espaldas mientras cruzan a pie el r¨ªo que divide los dos pa¨ªses, nadie se pregunta de d¨®nde sale tanta pobreza y necesidad. Y aunque todos sabemos que la frontera es un espacio ca¨®tico donde el crimen, la parapol¨ªtica, las guerrillas y los contrabandistas se mueven a sus anchas, nadie cuestiona por qu¨¦ se ha dejado incubar tanto tiempo una situaci¨®n tan grave y por qu¨¦ no se le exigen responsabilidades a quienes lo han permitido. Lo que ocurre en la frontera es muy doloroso, pero es m¨¢s doloroso ver como se manipula, como se le intenta sacar provecho personal y como nadie piensa en soluciones a mediano y largo plazo. Al contrario, todos se desviven por mostrarse ofendidos y se dedican a alimentar el resentimiento y las ansias de guerra en una zona donde lo ¨²nico que se deber¨ªan alimentar son los h¨¢bitos de respeto y convivencia.
?No ser¨ªa mejor, que en lugar de culpar al otro, cada uno se hiciera responsable de los errores que ha cometido? ?No ser¨ªa mucho m¨¢s productivo que en lugar de culpar a Colombia de lo que ocurre, los venezolanos dise?aran una pol¨ªtica de fronteras que fuera capaz de manejar las circunstancias excepcionales que tiene su presente pol¨ªtico y econ¨®mico? ?No ser¨ªa mejor que la guardia venezolana en lugar de golpear campesinos y maltratar mujeres y ni?os, mirara la corrupci¨®n en sus filas y revisara cuales son los mecanismos que hacen que un contrabando de esas magnitudes fluya con tanta facilidad en sus propias narices hacia Colombia? ?Y no ser¨ªa mejor, que la prensa colombiana, los pol¨ªticos colombianos y las autoridades colombianas, una vez atendido lo urgente, revisen por qu¨¦ Colombia es un pa¨ªs que sigue expulsando a sus ciudadanos y porque pasan y pasan los a?os y las autoridades colombianas no son capaces de generar unas pol¨ªticas serias de desarrollo y convivencia en esa misma frontera? No est¨¢ de m¨¢s decir que en la guajira, en el norte de la frontera entre Venezuela y Colombia, los ni?os se mueren de hambre y el estado colombiano hace muy poco para evitarlo.
Tal vez en esta crisis, haya muchas equivocaciones del gobierno de Nicol¨¢s Maduro, tal vez sea cierto que est¨¢ usando la miseria y el caos de la frontera para tapar los problemas de su propio gobierno, pero no est¨¢ de m¨¢s, recordar las responsabilidades de todos los involucrados. Recordar que, por su inequidad y su falta de respeto con la vida ajena, Colombia es un pa¨ªs que exporta crimen y conflicto. Tampoco est¨¢ de m¨¢s, recordarle a Venezuela que durante todo el siglo pasado y lo que va de este, sus gobiernos nunca han intentado ponerle fin a los l¨ªos de frontera, sino que siempre los ha mantenido en el congelador, listos para usarlos pol¨ªticamente en un pa¨ªs cuyo coraz¨®n suele sufrir de sobredosis de nacionalismo. Tampoco estar¨ªa de m¨¢s recordarle a la prensa colombiana, que para ser irracionales y sectarios, ya hay millones de personas en las redes sociales y que ellos, los periodistas, cobran muy bien por su trabajo y deber¨ªan intentar ser ponderados y actuar con m¨¢s sensatez. Lo que ocurre en la frontera no es un juego del cual sacar partido ni un hecho cotidiano que debamos usar para alimentar nuestros propios rencores. Lo que ocurre en la frontera es tan s¨®lo el s¨ªntoma de todo lo que est¨¢ mal al interior de nuestros pa¨ªses y si no somos capaces de resolver estos s¨ªntomas, no podremos nunca diagnosticar, intervenir y curar nuestras verdaderas enfermedades.
Sergio ?lvarez es escritor colombiano
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