El planeta de Maritza
Una astr¨®noma chilena ha descubierto un planeta tres veces m¨¢s grande que J¨²piter
Cuando era ni?a, ten¨ªa una gata llamada Andrea que falleci¨® hace algunos a?os. En honor a la mascota que marc¨® su infancia, la astr¨®noma chilena Maritza Soto, 25 a?os, bautiz¨® as¨ª informalmente al planeta que descubri¨® y que acaba de ser reconocido por la comunidad cient¨ªfica a trav¨¦s de la revista de la Real Sociedad Astron¨®mica de Londres. Estudiante de doctorado en Ciencias con menci¨®n en Astronom¨ªa de la Universidad de Chile, relata que ¡°se trata de un planeta que tiene tres veces la masa de J¨²piter, se halla a 293 a?os luz de la Tierra y se tarda 130 d¨ªas en dar vuelta a su estrella¡±. De acuerdo con el protocolo internacional, el hallazgo lleva el nombre de HD110014C.
En noviembre pasado, la joven astr¨®noma estudiaba los datos del sistema HD 110014, una estrella roja y dos veces m¨¢s grande que el Sol. Hasta ese momento, se conoc¨ªa que ten¨ªa un planeta orbitando, conocido como HD110014B, que provocaba que la estrella se moviera. Pero Soto encontr¨® la existencia de una nueva se?al. Tras analizar los datos, medirlos y limpiar las interferencias junto a su profesor, James Jenkins, descubri¨® la existencia del segundo planeta. ¡°Es lo m¨¢s distinto a la Tierra que podr¨ªamos imaginar. La vida ser¨ªa posible en condiciones muy distintas a la que conocemos. Sin una superficie rocosa donde instalarse y en un lugar extremadamente caliente¡±, se?ala la astr¨®noma. ¡°Mi familia est¨¢ feliz, emocionada. Compran todos los diarios en donde salgo¡±, relata antes de comenzar su intensa jornada de estudios en Santiago.
De acuerdo con el protocolo internacional, el hallazgo lleva el nombre de HD110014C
El profesor del Departamento de Astronom¨ªa de la Universidad de Chile, Jos¨¦ Maza, se?ala que en los observatorios del norte existen por lo menos unos 10 telescopios con instrumental de primera l¨ªnea que est¨¢n disponibles para todos los astr¨®nomos chilenos. El Premio Nacional de Ciencias 1999 explica que la b¨²squeda de nuevos planetas en torno a otras estrellas es un asunto que concita el inter¨¦s de la comunidad astron¨®mica y que este hallazgo es apenas la punta del iceberg. ¡°Se utilizan dos m¨¦todos para la b¨²squeda. Uno es el que usa el sat¨¦lite Kepler: cuando un planeta transita delante de una estrella, produce un peque?o eclipse y la luz disminuye. El otro, el que utiliz¨® Soto, determina la desestabilizaci¨®n de una estrella a causa de un planeta que gira a su alrededor¡±, explica Maza.
El acad¨¦mico indica que, en el caso del HD110014C, analizaron datos antiguos, agregaron nueva informaci¨®n, y se dieron cuenta de que el baile de la estrella era m¨¢s complejo y que la ¨²nica explicaci¨®n era que estuviese bailando con dos planetas, no solo con uno. ¡°Es un descubrimiento importante, no es un planetita. Se trata de un planeta tres veces m¨¢s masivo que J¨²piter, que es el m¨¢s grande del Sistema Solar¡±. Maza se?ala que este tipo de hallazgos se enmarca dentro de un contexto y no es producto de la buena suerte. De partida, la calidad de la informaci¨®n y su posterior an¨¢lisis y, en segundo lugar, el fortalecimiento de Chile como polo astron¨®mico mundial. ¡°Chile tiene el 50% de la capacidad astron¨®mica del planeta y los astr¨®nomos chilenos tenemos acceso a ello. En una d¨¦cada, tendremos el 70%. Eso es gracias a la combinaci¨®n de los cerros de Chile, con la alta presi¨®n del Pac¨ªfico y el desierto de Atacama. En el norte del pa¨ªs tenemos 800 kil¨®metros con una transparencia atmosf¨¦rica extraordinaria, con m¨¢s de 300 noches despejadas al a?o y un cielo de gran estabilidad¡±.
Soto, una de las siete mujeres en un curso de 25 del doctorado en Ciencias con menci¨®n en Astronom¨ªa cuenta que, gracias a los telescopios y a la accesibilidad de los datos, muchos astr¨®nomos extranjeros llegan a Chile. A sus 25 a?os y con un hallazgo trascendente a sus espaldas, relata que pretende especializarse en la detecci¨®n de planetas alrededor de distintos tipos de estrellas y contribuir a las teor¨ªas sobre su formaci¨®n, que todav¨ªa no est¨¢ del todo clara para la ciencia.
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