Ir¨¢n planea sobre la visita del rey Salm¨¢n a Washington
La cita con Obama es trascendental para el futuro de la regi¨®n del golfo P¨¦rsico
La visita de tres d¨ªas a Estados Unidos que hoy inicia el rey Salm¨¢n de Arabia Saud¨ª no es una m¨¢s en las siete d¨¦cadas de relaciones entre ambos pa¨ªses. Por m¨¢s que los portavoces oficiosos del reino insistan en que ¡°los dos aliados siempre han mantenido estos intercambios¡±, el momento en que se produce la convierte en una cita clave tanto para la relaci¨®n bilateral como para el futuro inmediato de los estados ribere?os del golfo P¨¦rsico. El previsible ascenso regional de Ir¨¢n tras el acuerdo nuclear alcanzado en julio condiciona todos los temas de discusi¨®n, desde Siria a Yemen, pasando por la cooperaci¨®n antiterrorista.
Se trata del primer viaje a Washington del monarca, quien desde su llegada al trono el pasado enero ha dado un importante giro a la pol¨ªtica seguida por su medio hermano y predecesor, el rey Abdal¨¢. Adem¨¢s, hace apenas tres meses, Salm¨¢n hizo un desplante al presidente norteamericano, Barack Obama, al no acudir a la cumbre que ¨¦ste hab¨ªa organizado en Camp David para explicar las negociaciones con Ir¨¢n a los gobernantes de las petromonarqu¨ªas ¨¢rabes. Su ausencia se interpret¨® entonces como un gesto de descontento con ese proceso.
¡°Han cambiado muchas cosas desde entonces y el rey viaja ahora con un mayor peso pol¨ªtico¡±, asegura el analista pol¨ªtico saud¨ª Hussein Shobokshi, quien cita como factores la detenci¨®n de Ahmed al Mughasil (a quien las autoridades saud¨ªes atribuyen el atentado contra un alojamiento para militares estadounidenses en Al Jobar, en 1996, y a quien vinculan con Ir¨¢n a trav¨¦s del Hezbol¨¢ saud¨ª) o el desarrollo de la guerra en Yemen. ¡°Adem¨¢s, ha habido el acuerdo nuclear entre Ir¨¢n y Occidente¡±, a?ade.
Significativamente, el viaje se produce en v¨ªsperas de que el Congreso vote sobre ese pacto que los responsables saud¨ªes han aceptado en p¨²blico, pero sobre el que albergan enormes recelos. ¡°Los saud¨ªes son realistas y no hay muchos que piensen que vaya a necesitarse el veto [presidencial] porque la Casa Blanca ya casi tiene el n¨²mero de votos requeridos. No obstante, los saud¨ªes van a hacer lo que necesitan hacer: advertir sobre lo peligroso del acuerdo. Ir¨¢n ya era peligroso antes del acuerdo, tras el acuerdo es muy peligroso¡±, advierte Shobokshi, haci¨¦ndose eco de una opini¨®n muy extendida en el reino.
El mensaje es que el apoyo saud¨ª tiene condiciones. No es la perspectiva de un Ir¨¢n nuclear lo que m¨¢s preocupa al rey, sino su rehabilitaci¨®n internacional con el eventual levantamiento de las sanciones y regreso al mercado de petr¨®leo, que le facilitar¨¢ fondos para aumentar su influencia. De ah¨ª que busque la ayuda de EE. UU. para combatir lo que ve como interferencias de Teher¨¢n en la regi¨®n, desde su respaldo a Bachar el Asad en Siria hasta la utilizaci¨®n de grupos armados como el Hezbol¨¢ liban¨¦s o los Huthi yemen¨ªes que Riad considera meros peones iran¨ªes. Entre las peticiones concretas se barajen m¨¢s ayuda a la oposici¨®n siria (tal vez con la creaci¨®n de zonas seguras dentro del pa¨ªs) y una mayor implicaci¨®n en su controvertida intervenci¨®n en Yemen.
¡°En los ¨²ltimos meses, Arabia Saud¨ª ha demostrado que es capaz de liderar con ¨¦xito una coalici¨®n ¨¢rabe en Yemen, enviando el mensaje de que no va a permanecer de brazos cruzados sino que est¨¢ dispuesto actuar¡±, se?ala Theodore Karasik, un analista de seguridad especializado en el Golfo.
No todo el mundo comparte esa opini¨®n, pero la ¡°doctrina Salm¨¢n¡±, como la han bautizado los medios saud¨ªes, se traduce en una actuaci¨®n m¨¢s contundente en los asuntos regionales. Por eso el monarca tambi¨¦n busca el respaldo de Washington a su proyecto de una fuerza de reacci¨®n r¨¢pida de las monarqu¨ªas de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga y mayor apoyo militar, incluido un posible escudo antimisiles del que se habr¨ªa hablado en la cumbre de mayo.
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