Un juez ordena prisi¨®n preventiva para el expresidente Otto P¨¦rez Molina

Pocas veces en la historia de Am¨¦rica Latina un incendio pol¨ªtico se consumi¨® tan r¨¢pido. El general Otto P¨¦rez Molina pas¨® en 24 horas de ser el presidente de la Rep¨²blica de Guatemala a convertirse en preso com¨²n. En un proceso rel¨¢mpago, bast¨® que el Congreso le retirase la inmunidad para que P¨¦rez Molina renunciase, el fiscal pidiese su captura y el juez le llamase a declarar y, tras escuchar en vista p¨²blica a la defensa y el ministerio p¨²blico, acordase su encarcelamiento provisional por los cargos de cohecho, asociaci¨®n il¨ªcita, y fraude tributario.

La vertiginosa maquinaria que liquid¨® la era de P¨¦rez Molina fue activada por la Comisi¨®n Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), una fiscal¨ªa especial amparada por la ONU y que se ha convertido en el garante de la legalidad en el pa¨ªs centroamericano. Su investigaci¨®n sac¨® a relucir una amplia trama de corrupci¨®n aduanera en cuya c¨²spide situ¨® a la vicepresidenta y al presidente. Ese fue el detonante. Pero la p¨®lvora que evit¨® que el proceso judicial que acabase en el caj¨®n del olvido fue la indignaci¨®n ciudadana. La c¨®lera que desde abril, en un creciente y masivo pulso callejero, ha puesto contra las cuerdas a la clase pol¨ªtica, imposibilitando cualquier salida en falso. ¡°Que sepan que estamos pendientes de lo que hacen los pol¨ªticos¡±, dec¨ªa Dami¨¢n, de 34 a?os y editor gr¨¢fico, en la Plaza Mayor de Ciudad de Guatemala, epicentro de la protesta, donde anoche se congregaron cientos de ciudadanos a celebrar la ca¨ªda del mandatario.

En este escenario huracanado las elecciones presidenciales del pr¨®ximo domingo se han convertido en un elemento secundario. La primera vuelta es vista por la ciudadan¨ªa como un mero tr¨¢mite, con una mir¨ªada de candidatos liliputienses alejados de los aires de regeneraci¨®n que se han apoderado de Guatemala. Una nueva era que vivi¨® su jornada estelar con la comparecencia judicial del general P¨¦rez Molina, el pol¨ªtico que prometi¨® reconciliar el pa¨ªs y acab¨® uni¨¦ndolo en su contra. El expresidente entr¨® en la sala del tribunal como un soldado. Se sent¨® en el banquillo y esper¨® el ataque. Con el rostro seco de quien ha visto correr mucha sangre, P¨¦rez Molina escuchaba las grabaciones presentadas por el fiscal en su contra. Conversaciones sonrojantes y secretas que, poco a poco, fueron destapando el fraude aduanero que supuestamente encabez¨® con la vicepresidenta y antigua aspirante a Miss Guatemala, Roxana Baldetti. Una estructura paralela, denominada La L¨ªnea, que con apoyo de medio centenar de implicados, permiti¨® durante a?os la importaci¨®n de bienes sin pagar las tasas aduaneras. A cambio, la organizaci¨®n criminal cobraba gigantescos sobornos.

En este escenario huracanado las elecciones presidenciales del pr¨®ximo domingo se han convertido en un elemento secundario

La imagen quedar¨¢ durante a?os en la retina de los guatemaltecos. Todo el pa¨ªs pudo contemplar a trav¨¦s de la televisi¨®n al general victorioso, al presidente empecinado comparecer como un ciudadano m¨¢s ante la justicia. El hombre que solo doce horas era jefe de Estado, ve¨ªa ahora su destino en manos del implacable juez Miguel ?ngel G¨¢lvez, el mismo que d¨ªas antes hab¨ªa ordenado el encarcelamiento de la vicepresidenta.

S¨¢bado tras s¨¢bado, decenas de miles de ciudadanos, armados solo con su furia y la dinamita de las redes sociales, hab¨ªan forzado el desafuero del presidente

No floje¨® P¨¦rez Molina. Como una fiera a punto de saltar, mantuvo el aplomo. ¡°Estoy aqu¨ª para dar la cara¡±, dijo. Pero la batalla ya estaba perdida. El juez orden¨® su ingreso provisional en el presidio militar de Matamoros. La decisi¨®n fue festejada en las calles. ¡°Esto no es m¨¢s que el principio, hay que seguir hasta limpiar el pa¨ªs¡±, dec¨ªa Estanislao Garc¨ªa un empresario que hab¨ªa acudido con su familia a la Plaza Mayor.

¡°Estoy aqu¨ª para dar la cara¡±, dijo el expresidente ante el Tribunal

La ola de indignaci¨®n desatada en abril contra la corrupci¨®n hab¨ªa logrado su objetivo. S¨¢bado tras s¨¢bado, decenas de miles de ciudadanos, armados solo con su furia y la dinamita de las redes sociales, hab¨ªan forzado el desafuero del presidente. Y ahora su encarcelamiento. Derribado el muro m¨¢s alto, ca¨ªdo el jefe del Estado, la historia, al menos por un d¨ªa, les hab¨ªa dado la mano. Guatemala, una naci¨®n carcomida por la violencia y la pobreza, hab¨ªa dado una lecci¨®n c¨ªvica al mundo.