?Donald Trump es un suicida?
No, los ataques a los inmigrantes no le restan posibilidades para la meta que se ha fija: la candidatura presidencial republicana
En su arranque de campa?a el 16 de junio pasado Donald Trump sorprendi¨® por sus ataques xen¨®fobos tachando a los inmigrantes indocumentados de escoria que M¨¦xico deliberadamente catapulta hacia los Estados Unidos, ¡°son violadores.. criminales¡±.
Las desinhibidas agresiones y el frenes¨ª medi¨¢tico que causaron, cayeron como balde de agua fr¨ªa a los l¨ªderes del partido republicano. Reince Priebus, el Presidente del Comit¨¦ Nacional Republicano, hab¨ªa iniciado desde 2013 una campa?a para alertar sobre los peligros de alienar a las minor¨ªas ¨¦tnicas -- latinos, asi¨¢ticos y afroamericanos.
Despu¨¦s de las desastrosas elecciones de 2012 para el partido republicano -- Obama obtuvo el 71% del voto latino y Mitt Romney ¨²nicamente el 27% -- Priebus encarg¨® un estudio llamado ¡°Proyecto de Oportunidad y Crecimiento¡± que recomendaba a los conservadores someterse a los inevitables cambios demogr¨¢ficos como prioridad pol¨ªtica.
Seg¨²n el an¨¢lisis de encuestas de salida del Pew Hispanic Center, en 1980 el 88% del electorado era blanco; en 2012 ¨²nicamente el 72%. Los hispanos en la elecci¨®n presidencial de 2000 representaban el 7%; en 2012 el 10%. El propio reporte comisonado por Priebus explica que, en 2050 los blancos ser¨¢n 47% del pa¨ªs, los hispanos llegar¨¢n al 29% y los asi¨¢ticos al 9%. Por lo que sentencia: ¡°si queremos que las minor¨ªas ¨¦tnicas nos apoyen, tenemos que involucrarnos con ellas y mostrar nuestra sinceridad¡±.
Pero Trump literalmente ha hecho lo contrario. Lo que le ha ganado incluso convertirse en el enemigo p¨²blico de los medios masivos en espa?ol de Estados Unidos. El magnate de los bienes ra¨ªces es mencionado a diario como ¡°el hombre del peluqu¨ªn¡± y es tildado de fascista, retratado como un Hitler contempor¨¢neo.
Lo sorprendente es que las estrategias electorales de Trump no son suicidas. Los ataques a los inmigrantes no le restan posibilidades para obtener la meta que se ha fijado: la candidatura presidencial Republicana. Sin embargo, si lo afectan y gravemente si su meta de largo plazo es llegar a la Casa Blanca.
Los ataques de Trump a los migrantes y al establishment basado en Washington D.C. en general han resonado bien en la base republicana. El analista conservador Norman Orstein lo explica as¨ª, ¡°las posiciones de las tropas republicanas en temas definitorios como la migraci¨®n se han convertido consistentemente en m¨¢s extremas ¨C por lo que una mayor¨ªa concuerda virtualmente con todos los elementos de la propuesta de Trump, incluyendo la deportaci¨®n masiva¡±.
Las banderas insurgentes contra Washington tienen tradici¨®n en el partido de Lincoln. Las blandieron Barry Goldwater en 1964 y Ronald Reagan en 1976 y 1980. Lo novedoso de Trump es su estilo histri¨®nico. Sus ataques directos, explicitos y punzantes, sin las aburridas formulaciones ¡°pol¨ªticamente correctas¡±, son celebradas por sus seguidores. Se atreve a decir lo que muchos piensan y callan, mejor a¨²n, lo espeta en un lenguaje simple para un electorado que est¨¢ ¨¢vido de un chivo expiatorio.
A su vez este lenguaje ha causado un frenes¨ª medi¨¢tico que explica su ventaja en las encuestas. Trump ha recibido m¨¢s del 50% de toda la cobertura; mientras que el resto del verdadero pelot¨®n de 16 aspirantes, se reparte las migajas medi¨¢ticas. M¨¢s a¨²n, en el arranque de la larga carrera electoral para la Casa Blanca, los electores no est¨¢n atentos a los programas y las definiciones de los candidatos ante los distintos y variados problemas nacionales e internacionales. Lo que cuenta es el reconocimiento del nombre, y Trump es ya toda una marca.
La ventaja de Trump en el primer tramo de la carrera por la candidatura es notable. Termina el verano con una c¨®moda ventaja de entre 15 y 10 puntos porcentuales sobre sus contendientes republicanos, Jeb Bush, Ben Carson y Marco Rubio.
El consenso que parece surgir al final de verano entre los analistas pol¨ªticos estadounidenses es que, contra toda predicci¨®n inicial, Trump si puede lograr la candidatura republicana. Matthew Dowd, estratega electoral de George W. Bush ha insistido que el p¨²blico debe dejar de negar lo obvio, y empezar a aceptar que Trump puede ser el candidato.
Incluso, al arrancar el primer debate televisivo, Trump amenaz¨® al establishment republicano, ¡°si no me tratan bien ser¨¦ un candidato independiente¡±. Es decir, pareciera que el billonario de los inmuebles se pasea por los corredores republicanos con una especie de granada abierta. Una candidatura independiente ser¨ªa un verdadero pandemonio republicano ya que dividir¨ªa de tal forma a las huestes conservadoras, que inequ¨ªvocamente otorgar¨ªa la Oficina Oval a los dem¨®cratas.
Sin embargo, para muchos la granada ya explot¨®. Trump ya inhibi¨® el apoyo Latino y ahora muchos de sus contendientes republicanos, en vez de repeler sus argumentos, copian su t¨¢ctica y se viran m¨¢s hacia la derecha. Por ejemplo, el gobernador de Nueva Jersey Chris Christie recientemente dijo que de llegar a la presidencia usar¨ªa un modelo similar al de FedEx para rastrear inmigrantes.
Latino Decisions ha calculado que para que un candidato republicano pueda obtener la llave de la Casa Blanca requiere por lo menos del 42% del voto latino. Este umbral est¨¢ fuera del alcance de Trump. En su encuesta de agosto pasado, Gallup tuvo que ampliar el ancho de su m¨¦trica para que cupiera el nivel de desaprobaci¨®n de los latinos sobre Trump, menos 51%.
El proceso pol¨ªtico por el que est¨¢ atravesando la candidatura de Trump ¨C correrse a la derecha para amarrar la candidatura ¨C no es nuevo. Si lo son sus dimensiones.
A los dos ¨²ltimos candidatos republicanos, John McCaine y Mitt Romney, sus posiciones anti-migraci¨®n durante las primarias les inhibi¨® el voto Latino en la elecci¨®n general.
Trump ya apost¨®. El odio que despierta entre los electores latinos no le impedir¨¢ obtener la candidatura republicana. Pero s¨ª le cerrar¨¢ la puerta de la Casa Blanca y como decimos en M¨¦xico, de paso se llevar¨¢ al partido republicano entre las patas.
Rafael Fern¨¢ndez de Castro es?profesor del Instituto Tecnol¨®gico Aut¨®nomo de M¨¦xico (ITAM) en sab¨¢tico y actualmente ocupa la c¨¢tedra Jay and Dave Moskowitz Endowed Chair in Mexico-US Relations en la Maxwell School for Citizenship and Public Affairs de la Universidad de Syracuse.
Rafa Fern¨¢ndez de Castro es periodista. Cubre M¨¦xico y Am¨¦rica Latina para Fusion, empresa de Univision y ABC News, en Miami, Florida.
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