Corbyn: el candidato accidental que asusta a la socialdemocracia europea
Arropado por una multitud de descontentos, el favorito a liderar el Partido Laborista ha llegado mucho m¨¢s lejos de lo que ni ¨¦l ni nadie esperaba
Si alguien le hubiera dicho hace apenas tres meses a Jeremy Corbyn que este s¨¢bado iba a convertirse en el nuevo l¨ªder del laborismo, probablemente se lo habr¨ªa tomado como una broma de mal gusto. Pero la noche del 3 de agosto, cuando se subi¨® a lo alto de un cami¨®n de bomberos para poder dirigirse a la masa de enfervorizados seguidores que se hab¨ªan quedado fuera de uno de sus actos, compendi¨® que esto iba muy en serio. Aquella noche el diputado rebelde de 66 a?os, la inc¨®moda pero inofensiva piedra en el zapato de la bancada laborista en el Parlamento durante 32 a?os, se convirti¨® en la ¨²ltima estrella del rock de la pol¨ªtica brit¨¢nica.
Aquella noche en el norte de Londres, con el cuello de su vieja camisa amarilla abierto sobre una camiseta interior blanca, Corbyn estuvo arropado por centenares de j¨®venes movilizados a trav¨¦s de las redes sociales. Pero tambi¨¦n por activistas atra¨ªdos por la trayectoria antibelicistas del viejo camarada. Y por veteranos militantes nost¨¢lgicos de Michael Foot, el ¨²ltimo rom¨¢ntico del laborismo, incapaz de ganar elecciones pero, al menos, fiel a sus ideales.
Los corbynistas ¨Cas¨ª, en espa?ol, se refiere a ellos la prensa brit¨¢nica- son ciudadanos seducidos por una claridad en el discurso que hace tiempo que no ve¨ªan entre los l¨ªderes del partido y que, desde luego, no ven en sus tres contrincantes a liderarlo: Yvette Cooper, Liz Kendall y Andy Burnham. Los seguidores de Corbyn han optado por poner el coraz¨®n por delante de la cabeza.
El del 3 de mayo no fue un hecho aislado. De Croydon a Birmingham, de Bristol a Glasgow, la corbynman¨ªa ha ido creciendo en salones de actos abarrotados de todo el pa¨ªs, apoyado, como corresponde todo fen¨®meno pol¨ªtico que se precie en nuestros d¨ªas, por una eficaz campa?a en redes sociales. Corbyn tiene 135.000 seguidores en Twitter y 112.000 en Facebook.
La suerte est¨¢ ya echada. El plazo para votar se ha cerrado el jueves al mediod¨ªa. Todo puede suceder el s¨¢bado, cuando a las 11.30 se anuncie el nombre del nuevo l¨ªder del Partido Laborista. Si alguna lecci¨®n se ha aprendido este a?o en Reino Unido es que no conviene fiarse de las encuestas. Pero hoy todos dan por ganador a Corbyn y, pase lo que pase, lo cierto es que sus contrincantes se han visto obligados a definirse en funci¨®n de su mayor menor distancia con las ideas de veterano diputado de Islington Norte.
Jeremy Corbyn ha sido el centro del debate. Y hay que recordar que present¨® su candidatura dos minutos antes de que se cerrara el plazo el 15 de junio. Para hacerlo hubo que convencer a algunos diputados que no ten¨ªan intenci¨®n de votar por ¨¦l -tachados ahora de irresponsables por la vieja guardia- para que aprobaran al menos su candidatura y ayudaran a completar los 35 avales necesarios.
No fue el primero de la izquierda al que al que colegas del partido intentaron persuadir para entrar en la contienda. Lejos de creer en sus opciones a liderar el partido, Corbyn probablemente ni siquiera lo deseaba. En una entrevista concedida al Guardian horas despu¨¦s de convertirse en candidato, confes¨® sentirse sorprendido de estar en la contienda y dijo que acept¨® solo porque ¡°desafortunadamente¡± le hab¨ªa tocado ser la v¨ªctima a sacrificar de la izquierda.
Aquel era un papel en el que Corbyn se sent¨ªa c¨®modo. Desde 1997 ha votado 500 veces en contra de la disciplina de partido. Corbyn ha sido una especie de Pepito Grillo de las viejas esencias de una izquierda que se ten¨ªa por anacr¨®nica. Ocupa desde 1983 un esca?o laborista seguro y eso le ha permitido no tener que hacer concesiones a los votantes del centro para ser reelegido.
Su mayor¨ªa, entre los votantes de Islington Norte, ha aumentado en cada elecci¨®n. ¡°Conoce bien el barrio, siempre ha estado ah¨ª, mucho antes de que estuvieran las c¨¢maras¡±, explica Anna, de 56 a?os, vecina de Islington y votante de Corbyn. ¡°Su mensaje es que hay una alternativa a la austeridad. Es una propuesta claramente diferente a la del Gobierno, y Corbyn habla claro. Quiz¨¢ lo que la gente quiere es algo fuera de lo que ofrece la maquinaria pol¨ªtica tradicional¡±.
Los or¨ªgenes del nuevo h¨¦roe de la clase obrera no son estrictamente de clase obrera. Corbyn naci¨® en Shropshire, en el centro de Inglaterra, hijo de un ingeniero y una profesora de matem¨¢ticas que se conocieron haciendo campa?a por la paz en la guerra civil espa?ola. Asisti¨® a una escuela de pago. Algo que no quiso para sus hijos, hasta el punto que en su d¨ªa cit¨®, como motivo de su divorcio con su segunda esposa, la voluntad de esta de mandar a uno de sus tres hijos a un colegio de pago.
Ahora Corbyn est¨¢ casado con su tercera mujer, Laura ?lvarez, una mexicana dedicada a la importaci¨®n de caf¨¦ de comercio justo. Viven en su circunscripci¨®n de Islington al Norte de Londres. No posee coche y es un activo defensor de la bicicleta, veh¨ªculo que utiliza para sus desplazamientos.
Se afili¨® al Partido en su adolescencia y, a los 15 a?os, se incorpor¨® al activismo antinuclear, que no ha abandonado hasta la fecha. No complet¨® sus estudios superiores en la universidad polit¨¦cnica. Realiz¨® labores de voluntariado en Jamaica, trabaj¨® en el sindicato de funcionarios y en 1974, a los 25 a?os, fue elegido para el consejo local de Haringey, en el norte de Londres.
Desde 1983, compagina su esca?o en el Parlamento por Islington Norte con su actividad en diversas campa?as: antinuclear, antifascista, pacifista y de solidaridad con Palestina. Las investigaciones tras el esc¨¢ndalo de los gastos de los diputados en 2009 revelaron que Corbyn era el miembro del Parlamento que menos gastos hab¨ªa pasado. Por lo dem¨¢s, sus haza?as en el Parlamento incluyen el r¨¦cord de haber ganado en cinco ocasiones el premio a la mejor barba del a?o.
La Corbynman¨ªa ha sacudido los cimientos del laborismo. Su apoyo no viene del aparato sino de la calle. Gracias a las nuevas normas de elecci¨®n de l¨ªder introducidas por Ed Miliband, m¨¢s de 120.000 personas han podido convertirse en estos tres meses, pagando 3 euros, en miembros con derecho a voto. Muchos militantes hist¨®ricos, que llevan a?os trabajando por el partido, se quejan de que la elecci¨®n vaya a ser finalmente decidida por personas que, en un fen¨®meno casi viral, se han apuntado al partido y puede que ma?ana se desentiendan para abrazar la siguiente causa ef¨ªmera. La primera labor de Corbyn, si finalmente gana, ser¨¢ retener a esos nuevos simpatizantes y afianzar su peso en el partido. Con la mayor¨ªa de los diputados laboristas conspirando en su contra, no lo tendr¨¢ f¨¢cil.
El diputado rebelde ha decidido dar el salto a la primera l¨ªnea. O un salto al vac¨ªo, seg¨²n sus muchos cr¨ªticos. Las bases parecen dispuestas a respaldarlo. Pase lo que pase, hay que reconocerle el m¨¦rito de haber detonado de una vez por todas el debate-bomba que llevaba silente en el laborismo desde el ocaso de Tony Blair.
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