El relato del fuego
Quien habla en nombre de la ¡°verdad hist¨®rica¡± pretende cancelar otras explicaciones
?De qu¨¦ manera circula la verdad? En las sociedades autoritarias anteriores a Internet hab¨ªa que ir al extranjero para saber lo que pasaba. Durante d¨¦cadas las noticias sobre el franquismo circularon mejor en Francia que en Espa?a.
Terreno de las paradojas, M¨¦xico cuenta con numerosas instituciones para indagar sucesos, pero suelen pactar con el secreto. Casi siempre, los hechos se conocen a trav¨¦s de los evanescentes recursos del rumor. La desaparici¨®n forzada de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, el 26 de septiembre de 2014, es un ejemplo de laboratorio sobre las dificultades para acceder a la verdad.
Ignorar lo que pas¨® es grave; a¨²n m¨¢s grave es que la indagaci¨®n haya sido sustituida por hip¨®tesis incomprobables. El procurador Jes¨²s Murillo Karam, responsable de la investigaci¨®n, present¨® una tesis inverificable que llam¨® ¡°verdad hist¨®rica¡± . De acuerdo con su suposici¨®n, los estudiantes habr¨ªan sido llevados por miembros del crimen organizado al basurero de Cocula, en el Estado de Guerrero, para ser cremados a la intemperie. Varios expertos consideraron imposible calcinar tantos cuerpos en esas condiciones y el gobierno respondi¨® con evasivas: el presidente Pe?a Nieto invit¨® a ¡°pasar la p¨¢gina¡± y el procurador hizo la m¨¢s c¨¦lebre de sus declaraciones, que dio lugar a un instant¨¢neo hashtag: ¡°Ya me cans¨¦¡±.
En febrero de 2015, Murillo Karam dej¨® su cargo para asumir la Secretar¨ªa de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (teatro de ambivalencias, M¨¦xico cuenta con un ministerio donde lo ¡°territorial¡± se distingue de lo rural y lo citadino: el limbo para un creador de simulacros).
El 6 de septiembre asist¨ª a la presentaci¨®n del informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes sobre el caso Ayotzinapa. A las 11 de la ma?ana, en el Sal¨®n Digna Ochoa de la Comisi¨®n de Derechos Humanos del Distrito Federal, los padres de los desaparecidos gritaron la consigna: ¡°?Vivos se los llevaron! ?Vivos los queremos!¡±. Luego se hizo un silencio reverente. La campana de una iglesia son¨® a lo lejos, pero la revelaci¨®n del domingo no ten¨ªa que ver con el misterio de la fe, sino con algo m¨¢s esquivo: la verdad.
Me concentro en un solo punto del informe: las noticias de la lumbre. La hip¨®tesis de que los cuerpos ardieron en una pira al aire libre fue analizada por Jos¨¦ Torero, especialista en Seguridad de Fuego de origen peruano, doctorado en Berkeley, quien ha ense?ado en la Universidad de Edimburgo y actualmente trabaja en la de Queensland, Australia. De acuerdo con su peritaje, para calcinar 43 cuerpos en un claro habr¨ªan sido necesarios m¨¢s de 30.000 kilogramos de madera y m¨¢s de 13.000 kilogramos de neum¨¢ticos. La hoguera deber¨ªa haber durado al menos 60 horas, con llamas de siete metros de altura y un penacho de humo de 300 metros, incidente dif¨ªcil de ocultar a los habitantes de la zona. Tomando en cuenta los vientos y la proximidad del bosque, se habr¨ªa provocado un incendio forestal. Las plantas en derredor deber¨ªan mostrar marcadas deformaciones. Nada de eso ocurri¨®: ¡°Los muchachos no fueron incinerados en el basurero de Cocula¡±, dijo el relator de los hechos.
Los exiguos restos de los que hasta ahora se dispone (enviados a expertos forenses de Austria) son el saldo de una cremaci¨®n. Si todos los cuerpos corrieron ese destino, la clave est¨¢ en hornos crematorios de funerarias, hospitales o el ej¨¦rcito.
Quien habla en nombre de la ¡°verdad hist¨®rica¡± pretende cancelar otras explicaciones. A un a?o de los hechos, una comisi¨®n independiente ofrece el estudio que la Procuradur¨ªa no quiso hacer.
Lo que el Gobierno call¨®, lo ha dicho el fuego.
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