Bienvenido Mr Corbyn
La energ¨ªa de los fieles que le votaron proviene de la indignaci¨®n
La energ¨ªa de los fieles que votaron a favor del radical de izquierdas Jeremy Corbyn, el ganador en las elecciones para el nuevo l¨ªder del Partido Laborista brit¨¢nico, proviene de la indignaci¨®n. Ninguno de sus tres rivales se declar¨® con m¨¢s nitidez o fervor en contra de las pol¨ªticas de austeridad del Gobierno del conservador David Cameron.
Ante el consenso en el establishment pol¨ªtico, compartido por la gran mayor¨ªa de diputados parlamentarios laboristas, de que la victoria de Corbyn representa un suicidio colectivo para el partido, la explicaci¨®n la dio un columnista de Financial Times. ¡°?chenle la culpa a los banqueros¡±, escribi¨® hace un par de d¨ªas, anticip¨¢ndose a la victoria de Corbyn. Es decir, desde que se desat¨® la crisis econ¨®mica global en 2008 las grandes masas han pagado el pato de la austeridad mientras las ¨¦lites financieras se siguen enriqueciendo como si no hubiera pasado nada. El voto a favor de Corbyn fue un grito de rabia contra semejante injusticia m¨¢s que una ponderada reacci¨®n a la derrota laborista en las elecciones generales de mayo.
La euforia de los simpatizantes de Corbyn, muchos de ellos j¨®venes, cuando se anunci¨® el resultado puede que haya sido superada por la de los dirigentes del partido conservador, que llevaban varias semanas frot¨¢ndose las manos ante la creciente certeza de que con el barbudo radical de 66 a?os al mando del principal partido de oposici¨®n ten¨ªan garantizada la victoria en las siguientes elecciones generales.
Pero los conservadores har¨ªan bien, una vez pasada la juerga inicial, en tratar el fen¨®meno corbynista con cautela. El nuevo l¨ªder laborista, que nunca ha ocupado un puesto ministerial en sus 32 a?os como parlamentario, recuerda un poco al personaje que interpret¨® Peter Sellers en la pel¨ªcula Bienvenido Mr Chance, un jardinero abstra¨ªdo cuyas sencillas opiniones llegan a ser entendidas en Washington como ideas de una enorme profundidad pol¨ªtica, con lo cual acaba siendo considerado como candidato a la presidencia de Estados Unidos. Pero la simple honestidad de Corbyn, la aparente ausencia de una calculada pol¨ªtica medi¨¢tica cuando se declara en contra de la guerra y a favor de la paz mundial, cuando establece como prioridad oponerse a todo recorte al estado de bienestar, cuando aboga por imponer m¨¢s impuestos al gran capital: todo esto puede llegar a tener eco en un pa¨ªs en el que muchos de sus habitantes est¨¢n hartos de la vieja forma de hacer pol¨ªtica.
Lo m¨¢s probable es que Corbyn no pueda imponer los cambios que propone y que se estrelle contra la misma dura realidad contra la que lo hizo Syriza en Grecia. Es posible incluso que llegue mucho menos lejos que el l¨ªder de Syriza, Alexis Tsipras, y no solo no llegue a gobernar sino que sea desbancado como l¨ªder de su partido antes de las elecciones generales. Pero mientras tanto, servir¨¢ la funci¨®n, como Podemos en Espa?a, de sacudir al antiguo mundo pol¨ªtico brit¨¢nico. A su manera, el viejo rockero de la izquierda Jeremy Corbyn ya ha propiciado una peque?a revoluci¨®n.
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