Francisco y su aproximaci¨®n indirecta
Es inocultable que el Papa tiene una convergencia diplom¨¢tica con Obama
El papa Francisco tiene un libro de cabecera. Lo escribi¨® el estratega brit¨¢nico Basil Liddel Hart y se titula La estrategia de la aproximaci¨®n indirecta. Desde que otro jesuita se lo recomend¨® en los a?os setenta, obedece cada una de sus reglas: la mejor manera de abordar un conflicto es debilitar la resistencia ajena antes que quebrarla, hasta que desista de dar batalla. Al centro debe llegarse por rodeo, desde la periferia. As¨ª conviene interpretar el viaje que le llevar¨¢ el s¨¢bado pr¨®ximo a Cuba y los Estados Unidos.
La estad¨ªa en la isla es el corolario de su gesti¨®n para el reencuentro entre Washington y La Habana. Pero tambi¨¦n forma parte de un proceso m¨¢s antiguo. Cada vez que se vieron ante el abismo, los Castro, que fueron formados por jesuitas como Francisco, se pusieron en manos de la Iglesia. En enero de 1998, atormentados por las penurias derivadas del colapso sovi¨¦tico, recibieron a Juan Pablo II. El cardenal Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires, escribi¨® aquel a?o un libro sobre los di¨¢logos de su antecesor con Fidel Castro. En 1999, con el ascenso de Hugo Ch¨¢vez, apareci¨® un nuevo mecenas. Pero el derrumbe del precio del petr¨®leo acaba de clausurar esa etapa. Y los Castro regresaron bajo el manto de la Iglesia. Hay continuidades significativas: Bergoglio encomend¨® su viaje al cardenal Beniamino Stella, el nuncio en Cuba durante la visita de Wojtila.
Francisco ser¨¢ recibido con la liberaci¨®n de 3.500 presos comunes. Tal vez sea insuficiente para callar sobre el cautiverio de los opositores a un Papa que decidi¨® no viajar a Venezuela mientras haya disidentes en las c¨¢rceles. Tambi¨¦n ser¨¢ dif¨ªcil que reciba a representantes de las FARC. Su objetivo principal es que el gobierno acepte la libertad religiosa. Como suele suceder con quienes predican la revoluci¨®n, los Castro son f¨®bicos a las reformas. Ra¨²l dijo: ¡°Si el Papa sigue as¨ª volver¨¦ a la Iglesia¡±. Pero la televisi¨®n que ¨¦l controla tard¨® 60 a?os en entrevistar a un prelado, como el cardenal Jaime Ortega. Ocurri¨® hace dos semanas.
Bergoglio hablar¨¢ a los cubanos pensando tambi¨¦n en los estadounidenses. Regresar¨¢ a su libro de 1998: cr¨ªticas al Estado ateo y al capitalismo neoliberal. El sue?o sigue siendo terminar con el bloqueo para, moviendo a los Castro del lugar del oprimido, obligarles a una liberalizaci¨®n. Puro Liddel Hart: ¡°El mejor efecto se obtiene sacando a la otra parte de sus defensas¡±.
Desde Cuba Francisco volar¨¢ al centro. Por primera vez en su vida pisar¨¢ los Estados Unidos, donde pronunciar¨¢ 18 discursos. El que despierta m¨¢s expectativa es el que leer¨¢ ante el Congreso. Se cans¨® de revisarlo y lo dir¨¢ en ingl¨¦s. Teme ser tergiversado.
Al Capitolio llega invitado por el cat¨®lico John Boehner, presidente de la C¨¢mara. Este republicano asumi¨® un riesgo. Defensa de la reforma migratoria, alerta por el cambio clim¨¢tico, cr¨ªticas a la cultura capitalista porque sacraliza el lucro: la voz del Papa se superpone con la de Barack Obama. E induce a algunos conservadores a denunciar la gira como un cap¨ªtulo de la campa?a dem¨®crata.
Es inocultable que Francisco tiene una convergencia diplom¨¢tica con Obama. La presi¨®n por la apertura cubana ayuda a Washington a justificar su acuerdo con los Castro. Tambi¨¦n comparten una visi¨®n sobre Medio Oriente. El Vaticano apoy¨® el acuerdo con Ir¨¢n minutos apenas fue anunciado. Y estudia una mediaci¨®n entre Israel y Palestina que incluir¨ªa contactos con Ham¨¢s.
Sin embargo, el prop¨®sito principal de Francisco en los Estados Unidos es fijar posiciones en el Encuentro Mundial de las Familias, en Filadelfia. Ya formul¨® algunas, antes de encontrarse con el ¡°reba?o disperso¡±, como llama en privado a la feligres¨ªa norteamericana. Orden¨® a los sacerdotes perdonar a quienes abortaron, una indicaci¨®n que en labios de Juan Pablo II y Benedicto XVI pasaba inadvertida. Y escandaliz¨® a los canonistas conservadores facilitando la anulaci¨®n matrimonial. El cambio acaso estimule a los cat¨®licos estadounidenses: seg¨²n un informe Pew, del 26% que est¨¢ divorciado s¨®lo el 25% pidi¨® la nulidad.
El discurso de Filadelfia fue redactado con la mirada puesta en el S¨ªnodo de la Familia, que sesionar¨¢ el mes pr¨®ximo. La controversia volver¨¢ a centrarse en la comuni¨®n de los divorciados. Pensado sobre este eje, el viaje de Francisco a los Estados Unidos es una incursi¨®n por la periferia. Papa del fin del mundo, el centro que se propone alcanzar es siempre el mismo: Roma.
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