Identificado un segundo estudiante desaparecido de Ayotzinapa

Tiene 20 a?os, se llama Jhosivani Guerrero de la Cruz y acaba de dejar el mundo de los desaparecidos de Ayotzinapa para entrar en el de los muertos. Su identificaci¨®n, lograda por el laboratorio gen¨¦tico de la Universidad de Innsbruck (Austria), fue anunciada el mi¨¦rcoles por la procuradora general de la Rep¨²blica, Arely G¨®mez. Se trata del segundo normalista cuyos restos han sido reconocidos mediante pruebas gen¨¦ticas. El primero fue Alexander Mora Venancio, de 21 a?os. Pero a¨²n quedan otros 41, y los expertos consideran extremadamente dif¨ªcil que se consigan muchos m¨¢s avances por esta v¨ªa.

El logro, en todo caso, supone un peque?o respiro para el Gobierno. La versi¨®n oficial sostiene que los 43 normalistas, tras su detenci¨®n por la Polic¨ªa Municipal en Iguala, fueron entregados al c¨¢rtel de Guerreros Unidos. Sus sicarios, en una cadencia b¨¢rbara, los mataron y quemaron en el basurero de la vecina Cocula. Luego, para eliminar cualquier prueba, arrojaron sus restos en bolsas de basura al r¨ªo San Juan. Una de ellas fue recuperada por los agentes y ha permitido los an¨¢lisis gen¨¦ticos.

Esta reconstrucci¨®n ha sido puesta en duda por las familias. El hecho de que ning¨²n hueso recuperado en el vertedero de Cocula haya servido para las pruebas gen¨¦ticas ha aumentado sus sospechas. Unas dudas que la semana pasada se dispararon cuando un perito internacional, avalado por un grupo de expertos de la Organizaci¨®n de Estados de Americanos (OEA), concluy¨® que no hab¨ªa evidencia de que se hubiese registrado fuego en el basurero.El logro, en todo caso, supone un peque?o respiro para el Gobierno.

Ante esta andanada, el Gobierno mexicano reaccion¨® con cautela. Consciente de la volatilidad emocional del caso y en v¨ªsperas de una reuni¨®n del presidente Enrique Pe?a Nieto con los padres, decidi¨® seguir las recomendaciones de los expertos de la OEA, ampliar las l¨ªneas de investigaci¨®n y permitir un nuevo peritaje del basurero. Pero su credibilidad hab¨ªa quedado da?ada.

Ahora, con la segunda identificaci¨®n, ve fortalecerse su tesis. Pero se trata de un logro de alcance limitado. Los especialistas de Inssbruck consideran muy dif¨ªcil conseguir m¨¢s identificaciones. Las temperaturas de 1.600 grados alcanzadas durante la quema de los cad¨¢veres han da?ado en exceso el ADN de la mayor¨ªa de las 17 piezas ¨®seas enviadas al laboratorio austriaco.

¡°No nos lo creemos, son puros trucos, salen siempre con sus tonter¨ªas, son unos mentirosos¡±, sentenci¨® un portavoz de los padres al conocer los resultados. Su reacci¨®n no supone ninguna novedad. El perfil familiar de Jhosivani Guerrero, apodado El Coreano por sus ojos rasgados, se corresponde al de muchos otros normalistas: campesinos pobres que tienen en la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, su ¨²nica puerta a un mundo laboral digno. El centro ha sido un caladero hist¨®rico de la izquierda radical y ha vivido como pocos las convulsiones de Guerrero. Un Estado paup¨¦rrimo y marcado por el estigma de la violencia, que en los a?os setenta sufri¨® una salvaje guerra sucia. La memoria de esta represi¨®n, amparada por las estructuras estatales y con cientos de desapariciones, a¨²n pesa entre los muros de Ayotzinapa y de los padres de los normalistas. La desconfianza es all¨ª la norma.