?Est¨¢ dejando Brasil de ser de izquierdas?
Pocos brasile?os dudan que el pa¨ªs est¨¢ en v¨ªsperas de un cambio que podr¨ªa ser de ¨¦poca
En medio del remolino de la crisis por las que atraviesa el pa¨ªs, parece vislumbrarse algo que parece nuevo y podr¨ªa marcar los pr¨®ximos decenios: Brasil est¨¢ empezando a dejar de pulsar hacia la izquierda y siente una cierta fascinaci¨®n por valores m¨¢s liberales y conservadores, de centro, menos populistas o nacionalistas y, parad¨®jicamente, m¨¢s modernos y globalizados.
Hasta la v¨ªspera de la crisis o de las crisis que se han amontonado, nadie en el mundo pol¨ªtico quer¨ªa aqu¨ª ser de derechas. Tanto es as¨ª que, entre la marea de partidos oficiales, ni uno s¨®lo lleva en su nombre la palabra derechas o conservador. Hasta el m¨¢s conservador de ellos y uno de los m¨¢s involucrados en los esc¨¢ndalos de Petrobras, el PP, se apellida ¡°Partido Progresista¡±.
Entre la marea de partidos oficiales, ni uno s¨®lo lleva en su nombre la palabra derechas o conservador
El Partido de los Trabajadores (PT), que ya fue considerado el mayor partido de la izquierda de Am¨¦rica Latina, marcaba el paso como pr¨ªncipe de los partidos, abrazado por los movimientos sociales, los sindicatos, los obreros y buena parte de los artistas e intelectuales. La calle era tambi¨¦n del PT. Y eso a pesar de que su mentor y gu¨ªa, el expresidente Lula da Silva, se esforzaba por decir que ¨¦l no era ¡°ni de derechas ni de izquierdas¡±, sino s¨®lo un ¡°sindicalista¡±. En sus ocho a?os de gobierno fue tambi¨¦n aplaudido, mimado y defendido por los bancos, la empresa y las oligarqu¨ªas que fueron ampliamente recompensados por su apoyo. ?l mismo les repet¨ªa a los banqueros que nunca hab¨ªan ganado tanto como con ¨¦l. Y era verdad.
Brasil es visto fuera de sus fronteras con una pol¨ªtica de centro izquierda al haberse aliado el PT, para poder gobernar, con los partidos conservadores.
Ese ropaje de izquierdas, con el que era vista la pol¨ªtica de los gobiernos de Brasil, hac¨ªa que parecieran normales sus preferencias por pa¨ªses del socialismo bolivariano del Continente. La derecha neoliberal no ten¨ªa carta de ciudadan¨ªa en Brasil.
La derecha neoliberal no ten¨ªa carta de ciudadan¨ªa en Brasil
Las cosas, dicen no pocos analistas, est¨¢n cambiando, porque ha cambiado la calle, la sociedad, que ha empezado a abandonar al PT al mismo tiempo que ha perdido el complejo, sobretodo la clase media pensante, de defender valores como el liberalismo, que conllevan el deseo por la eficiencia y por el af¨¢n de crear su propia empresa. Y eso no s¨®lo los hijos de las clases m¨¢s acomodadas, sino tambi¨¦n los de la nueva clase media surgida de la pobreza, que ya no sue?an como ayer con un trabajo fijo bajo un patr¨®n para toda la vida.
Es esa misma clase la que, sin excesivos distingos ideol¨®gicos, defiende hoy valores que son m¨¢s bien de pol¨ªticas de centro, como la libre iniciativa, la eficiencia de los servicios p¨²blicos, una mayor seguridad ciudadana, menor corrupci¨®n y un Estado menos despilfarrador y omnipresente.
No les basta con que el Estado ofrezca esos servicios para todos, los quieren dignos del primer mundo, porque Brasil tiene un potencial de riqueza que se lo permitir¨ªa.
Veo hasta m¨¢s cr¨ªticas en la clase C hacia ciertas bondades del Estado, como becas y ayudas sociales que en las clases m¨¢s altas. Critican que muchas de esas ayudas pueden acabar acomodando a las personas y les convierta en perezosas para trabajar y mejorar su preparaci¨®n profesional.
Pocos brasile?os dudan que el pa¨ªs est¨¦ en v¨ªsperas de un cambio que puede ser de ¨¦poca. Nadie sabe a¨²n profetizar en qu¨¦ consistir¨¢ ese cambio y en qu¨¦ direcci¨®n, ni qu¨¦ partido y l¨ªder pol¨ªtico ser¨¢ capaz de expresar y aglutinar lo que de nuevo est¨¢ germinando en esta sociedad.
Lo que parece cada d¨ªa m¨¢s probable es que la flecha no apunta ya preferentemente hacia caminos de izquierdas que pudieron ser necesarios y creadores de prosperidad social pero que hoy est¨¢n perdiendo inter¨¦s y credibilidad.
Pocos brasile?os dudan que el pa¨ªs est¨¦ en v¨ªsperas de un cambio que puede ser de ¨¦poca
Es cierto que los t¨¦rminos de izquierda y derecha ya no poseen la fuerza que poseyeron en el pasado, pero lo que la sociedad brasile?a parece estar buscando se parece m¨¢s a las pol¨ªticas de los pa¨ªses hoy m¨¢s igualitarios, con democracias m¨¢s consolidadas, con menores tasas de corrupci¨®n pol¨ªtica, con monedas fuertes y con libertad de emprender econ¨®micamente.
Todo ello, conjugado con una pol¨ªtica de bienestar social.
Lo que he escuchado a muchos trabajadores de este pa¨ªs es el deseo y la esperanza de que a igualdad de trabajo profesional, un brasile?o pueda gozar del nivel de vida y de los servicios p¨²blicos que hoy disfrutan los ciudadanos de pa¨ªses considerados conservadores, donde las diferencias sociales no son tan evidentes y tan brutales como en los pa¨ªses acunados por las sirenas de un populismo que con mucho Estado y poca ciudadan¨ªa, acaba reproduciendo pobreza, como hoy lo est¨¢n sufriendo en parte nuestros vecinos argentinos.
Brasil quiere m¨¢s y mejor. Y lo quiere con pol¨ªticas m¨¢s cercanas al centro, con mayor libertad de acci¨®n, sin tutores que deseen guiar sus pasos y decidir lo que es mejor para ellos. Quieren que su palabra, sus proyectos y sus ideas tengan tambi¨¦n valor y peso en las decisiones que forjan el destino del pa¨ªs.
Esa es la verdadera subversi¨®n que hoy empieza a vivir esta sociedad viva y rica que est¨¢ aprendiendo a decir ¡°no¡±. Y como defend¨ªa el escritor y Nobel de Literatura Jos¨¦ Saramago, a veces el ¡°no¡± de la rebeli¨®n es mucho m¨¢s constructivo que el ¡°se?or, s¨ª¡± de la resignaci¨®n o la apat¨ªa.
La rebeli¨®n no tiene color pol¨ªtico.
Saramago era de izquierdas, comunista.
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