¡°En la isla se est¨¢ expandiendo la religi¨®n, pero no el catolicismo¡±
El historiador Enrique L¨®pez Oliva afirma que la fragmentaci¨®n de cultos dificulta el plan de la Iglesia de volver a crecer en Cuba
El profesor Enrique Luis L¨®pez Oliva (La Habana, 1936: ¡°En esta misma casa¡±) atiende la entrevista el jueves por la noche en el porche de su domicilio de nacimiento, balance¨¢ndose en una mecedora mientras desgrana con detallismo meticuloso nombres, fechas y hechos de la historia de la religi¨®n en Cuba desde el triunfo de la Revoluci¨®n.
¡°?No importa que est¨¦ sin camisa?¡±, pregunta.
Hace bochorno y este acad¨¦mico jubilado de la Universidad de La Habana, que a¨²n acude a la facultad a dar cursos, est¨¢ c¨®modo as¨ª, aireado de cintura para arriba, con un pelo blanco ondeado y una barba igual de blanca que recuerdan lo mismo a un veintea?ero ut¨®pico que a un n¨¢ufrago en una isla.
Empezando por el final: ¡°En Cuba se est¨¢ expandiendo la religi¨®n, pero no el catolicismo. La Iglesia fue muy debilitada por la Revoluci¨®n y aunque trata de reconstruirse lo tiene dif¨ªcil. Aqu¨ª aparece cada semana una iglesia nueva, hasta de isl¨¢micos chico, y el campo de la religi¨®n est¨¢ creciendo de una manera muy fragmentada¡±. Pero volviendo al principio: ¡°Lo que ocurri¨® es que Fidel no ten¨ªa otra alternativa que buscar el apoyo de la Uni¨®n Sovi¨¦tica frente a la acometida de Estados Unidos y necesit¨® tirar de los viejos comunistas, que eran los ¨²nicos a los que aceptaban los sovi¨¦ticos¡±.
L¨®pez Oliva considera que la necesidad coyuntural de asociarse a la URSS condicion¨® la deriva doctrinal de la Revoluci¨®n y, entre otras determinaciones, su "antirreligiosidad beligerante".
L¨®pez Oliva considera que el lazo con la URSS determin¨® el rechazo de la religi¨®n en Cuba
Un destino que no estaba necesariamente escrito en el pensamiento de Fidel Castro. Al fin y al cabo, el Comandante en Jefe hab¨ªa crecido con formaci¨®n cat¨®lica. Los jesuitas lo educaron. Los de la escuela habanera de Bel¨¦n, los mismos que educaron al profesor L¨®pez Oliva. "Cuando entr¨¦ Fidel estaba en el ¨²ltimo curso, pero yo ten¨ªa siete a?os y obviamente no me acuerdo de ¨¦l".
La casa del erudtio desborda libros. Los acumula en torretas tem¨¢ticas. "Nunca he tenido demasiados recursos y no he podido hacerme unas buenas estanter¨ªas", dice con humor.
En 1970 public¨® sus dos primeras obras, una sobre el cura guerrillero colombiano Camilo Torres y otra sobre catolicismo y revoluci¨®n en Am¨¦rica Latina. Actualmente prepara con sus alumnos universitarios otro centrado en el conflicto entre Iglesia y Estado en Cuba en los sesenta y setenta.
Yendo ahora a antes a¨²n del principio: "Para entender los sesenta tambi¨¦n debemos partir de lo que hab¨ªa cuando llega la Revoluci¨®n. El 75% del clero es extranjero, la mayor¨ªa espa?oles que hab¨ªan participado de formar directa o indirecta en la Guerra Civil con las fuerzas franquistas, salvo una minor¨ªa de franciscanos vascos que habian escapado de Espa?a acusados de rojos. Estos fueron m¨¢s comprensivos con el proceso revolucionario, pero los otros eran por supuesto anticomunistas".
"Por cierto". L¨®pez Oliva se balancea. "Yo tambi¨¦n fui anticomunista".
"Pertenec¨ªa a un grupo peque?o de la extrema izquierda anticomunista. Para nosotros los verdaderos comunistas ¨¦ramos nosotros, los cristianos".
El acad¨¦mico menciona que form¨® parte de la rebeli¨®n contra Fulgencio Batista como miembro del Directorio Revolucionario estudiantil. Despu¨¦s del derrocamiento del dictador fue cercano al movimiento revolucionario pero su trayectoria pol¨ªtica se cort¨® en 1974 con el primer y fundacional congreso del Partido Comunista de Cuba. "Se decidi¨® que el partido no aceptar¨ªa a creyentes en sus filas. A m¨ª me hab¨ªan procesado para el congreso pero al final no me seleccionaron. No me dijeron por qu¨¦, pero creo que fue porque siempre fui religioso. De muy joven hasta pens¨¦ en irme a China de misionero".
Destaca un elemento clave para entender en conjunto todo el proceso de enemistad y reacomodo entre la Iglesia y el Gobierno de Fidel Castro: "El Vaticano nunca rompi¨® relaciones diplom¨¢ticas con Cuba y Cuba fue durante a?os el ¨²nico pa¨ªs socialista con representante diplom¨¢tico ante la Santa Sede".
De 1962 hasta su muerte en 1975 lo fue el espa?ol exiliado, cat¨®lico y republicano, Luis Amado Blanco. Periodo paralelo al de C¨¦sar Zacchi como encargado de negocios vaticano en La Habana: "?l se hizo tan buen amigo de Fidel que iban juntos a hacer pesca de langosta submarina", ilustra.
"El Vaticano y Cuba nunca rompieron relaciones diplom¨¢ticas", subraya
L¨®pez Oliva expone una relaci¨®n que nunca se rompi¨® del todo pero que fue irregular, con un tono general negativo pero con idas y venidas de acercamiento.
El quiebre fuerte lleg¨® con los postulados anti-religi¨®n del primer congreso del PC y la declaraci¨®n de ate¨ªsmo oficial en 1975 en la primera Constituci¨®n socialista; mientras que el punto de salida hacia la reconciliaci¨®n arranc¨® con el derrumbe sovi¨¦tico de inicios de los noventa, la subsiguente sima econ¨®mica del Periodo Especial y la desestigmatizaci¨®n de lo religioso en la Constituci¨®n de 1992.
"Desde ese momento empezaron a hablar de la opci¨®n de que Juan Pablo visitase Cuba pero eso se fue retrasando hasta 1998. En un momento dif¨ªcil, en el que el tema de los opositores ten¨ªa presionado al Gobierno a nivel internacional, llega la visita legitimadora de Woytila, el anticomunista, el Papa que declar¨® la guerra a la Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n que se inspiraba en citas de Fidel y del Che, el ¨ªntimo amigo de Ronald Reagan; pero atenci¨®n: llega ya enfermo y en tiempos de Bill Clinton".
De ah¨ª en adelante, dice L¨®pez Oliva, que sigue en la mecedora, sin camiseta, sin l¨ªmite aparente para seguir deambulando por la historia en el porche de la casa que compr¨® su abuela "chinocubana", Fidel Castro se acerc¨® a la dirigencia cat¨®lica para pedirles su apoyo a la Revoluci¨®n y el Vaticano apost¨® tambi¨¦n por el reencuentro, pero un sector del Gobierno no acababa de fiarse de la Iglesia.
En 2006 enferma Fidel y su hermano toma el tim¨®n. Ra¨²l Castro y el cardenal de La Habana, Jaime Ortega, protagonizan el resto de la historia hasta ahora: la fase punta de acercamiento, con la Iglesia mediando para la liberaci¨®n de presos pol¨ªticos, con la reciente intervenci¨®n del papa Francisco en el deshielo con Estados Unidos, con el actual compromiso del clero para llenar con labor asistencial los huecos que no alcanza un Estado con contados recursos.
El profesor L¨®pez Oliva no cree que la Iglesia pueda recobrar el poder que tuvo, pero finalmente le concede una nueva forma de fuerza: "Con alrededor de 300 sacerdotes, unas 700 monjas y 700 templos, la Iglesia cat¨®lica se ha convertido en la mayor ONG de Cuba".
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