La oportunidad perdida
En plan religioso la visita del Papa a Cuba puede considerarse un ¨¦xito, no as¨ª en sentido pol¨ªtico
Entend¨¢monos. En plan religioso la visita del papa a Cuba puede considerarse un ¨¦xito. Los cat¨®licos cubanos deben decir, y dir¨ªan bien, Francisco ha cumplido. Nuestra iglesia ha salido reforzada y sin lugar a dudas, dios est¨¢ con nosotros. Se ha sellado la reconciliaci¨®n con el gobierno cubano y, aunque los molinos de los dioses muelen lentamente, no poco hemos logrado en 17 a?os, un tiempo b¨ªblico breve en nuestra historia milenaria.
Lo cual constituye una conquista ejemplar en t¨¦rminos de raz¨®n teol¨®gica de Estado, una vez vista la dura pugna hist¨®rica entre Iglesia y Estado cubano por la hegemon¨ªa cultural de la naci¨®n. Con este tel¨®n de fondo, el papa vino a asegurarse que su minor¨ªa cubana continuar¨ªa siendo recompensada por una labor que, pensada pol¨ªticamente, constituye una fina operaci¨®n desde el realismo pol¨ªtico medieval: balance de poder sin la carga de los valores individuales que es propia del personalismo religioso de la democracia cristiana.
El Vaticano es el ¨²nico Estado cuya legitimidad se asienta en la intromisi¨®n espiritual en los asuntos internos de los dem¨¢s Estados
La misi¨®n pol¨ªtica de la iglesia en Cuba y del Vaticano actual queda as¨ª bien clara: el juego off shore en la frontera entre Estados Unidos y Cuba. El peligro, en t¨¦rminos de modernizaci¨®n plural del espacio p¨²blico, es el de un nuevo pacto iglesia-Estado para el reparto asim¨¦trico de la sociedad cubana en parcelas espirituales que cooperan entre s¨ª y se refuerzan mutuamente. Si no es un montaje, se comprende en esta perspectiva el grito ag¨®nico en la extrema izquierda de Aleida Guevara, la hija de Ernesto Guevara de la Serna, cuando se niega a acudir al llamado estrat¨¦gico del liderazgo comunista para acompa?ar a Francisco en la plaza teol¨®gico-revolucionaria. Ella no capta desde la ideolog¨ªa, expresando probablemente el sentimiento de miles de comunistas puros, lo que es una doble movida de poder pol¨ªtico y poder cultural.
Decir que el papel de la iglesia no es pol¨ªtico es negar, sobre todo, a la iglesia cat¨®lica misma
En plan de pol¨ªtica temporal el paso de Francisco por Cuba fue una oportunidad perdida. Empez¨® mal desde la misma narrativa construida para la preparaci¨®n psicol¨®gica de su visita. Decir que el papel de la iglesia no es pol¨ªtico es negar, sobre todo, a la iglesia cat¨®lica misma. Afirmarlo, desde Am¨¦rica Latina, con un papa latinoamericano, no tiene sentido hist¨®rico en un subhemisferio que se niega a crear el bienestar posible cuando este amenaza las esencias y las formas de hacer y pensar p¨²blicos donde todo es, ante todo, pol¨ªtica. Y asegurarlo con un Vaticano boc¨®n y dicharachero es un vano intento de desdibujar la percepci¨®n global que ha distinguido a Francisco.
El llamado p¨²blico y reiterado a la reconciliaci¨®n en Cuba y a trabajar por la persona humana, no por y para las ideolog¨ªas, supon¨ªa un igual reconocimiento p¨²blico de todas las partes a reconciliar. Todo ello asistido por un hecho ¨²nico en el derecho internacional, al menos para occidente: el Vaticano es el ¨²nico Estado cuya legitimidad se asienta en la intromisi¨®n espiritual en los asuntos internos de los dem¨¢s Estados, por encima del ordenamiento jur¨ªdico y alejado de las pugnas y de los intereses ordinarios que se ventilan en el tablero mundial. Dicho de otro modo: el Vaticano es el ¨²nico Estado reconocido que tiene como objeto, sustancia e instrumento pol¨ªtico (sus) los valores. Lo que el papa Francisco intenta recuperar con su pontificado.
?l perdi¨® aqu¨ª la posibilidad de hacer valer lo mejor de su discurso: el valor de la persona social
Pero su empuje revolucionario se detuvo frente a una revoluci¨®n congelada. ?l perdi¨® aqu¨ª la posibilidad de hacer valer lo mejor de su discurso: el valor de la persona social. Hablar de las desigualdades en los capitalismos establecidos y no hacerlo en los capitalismos que empiezan, como el de Cuba, donde estas son m¨¢s agudas y escandalosas, destaca una fisura en la coherencia entre la ret¨®rica vaticana y la acci¨®n papal, que no consiste en otra cosa que en decir las palabras precisas, en el lugar preciso y con todas las gentes precisas. Desde la par¨¢bola.
El no hagas lo que yo digo, sino lo que yo hago amenaza con poner un signo de caducidad temprana al impacto de una visita que tuvo la oportunidad de dar visibilidad y nombre al rostro de los fr¨¢giles, luego de haber nombrado y hecho visible la fragilidad colombiana. Debilita por otra parte, y en el largo plazo, el trabajo de reconciliaci¨®n de una iglesia que, justo cuando es m¨¢s necesario, tiene serias dificultades para llegar al nervio moral de la sociedad y para atraer a m¨¢s gentes a sus puertas; y pospone sine die la tarea urgente de recuperar un centro, por encima de intereses partidistas, para articular una interlocuci¨®n pol¨ªtica entre toda la sociedad. La idea de que la iglesia en Cuba es una facci¨®n m¨¢s que gana espacio desvirt¨²a su misi¨®n.
La empat¨ªa del Papa con el gobierno cubano revela quiz¨¢ algo m¨¢s profundo: la naturaleza conservadora de los revolucionarios
Fue interesante, desde luego, el gui?o papal a las otras maneras de entender la religiosidad. Y nada perd¨ªa Francisco, con dos minutos de audiencia p¨²blica a las Damas de Blanco: el doble resumen en Cuba de todas las fragilidades: las de la mujer, las de los hijos, las de la pobreza y las de la marginaci¨®n de las diferencias en el l¨ªmite de todas las violencias de Estado. Su empat¨ªa con el gobierno cubano revela quiz¨¢ algo m¨¢s profundo: la naturaleza conservadora de los revolucionarios.
* Manuel Cuesta Mor¨²a es portavoz partido Arco Progresista Twitter @cubaprogresista
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