¡°Yo quiero regresar con mi muchacho a casa¡±

La ¨²ltima vez que Emiliano Navarrete vio a su hijo Jos¨¦ ?ngel fue el 25 de septiembre de 2014, un d¨ªa antes de que ¨¦l y 42 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa desaparecieran en Iguala (Guerrero, sur de M¨¦xico) tras un enfrentamiento con la polic¨ªa municipal. Estaban comiendo y Emiliano le prometi¨® a su hijo ayudarle en sus gastos con su paga de alba?il. Un a?o despu¨¦s Emiliano no come. Est¨¢ sentado frente a la catedral de la Ciudad de M¨¦xico en ayuno para exigir al Gobierno mexicano respuestas sobre el paradero de su hijo a 12 meses de su desaparici¨®n.

Dice que no tiene hambre aunque ya han pasado 15 de las 43 horas en las que el grupo de padres tiene planeado no comer. En el ¨²ltimo a?o, Navarrete ha buscado a su hijo por las monta?as de Guerrero y tambi¨¦n ha acudido a las marchas para pedir justicia. ¡°Fuimos a las carreteras, buscamos en minas abandonadas y en pozos. Una vez nos dijeron que los ten¨ªan en la sierra rayando amapola y marihuana pero tampoco estaban all¨ª¡±. Ayunar le parece lo menos dif¨ªcil tras la intensa b¨²squeda sin respuestas y la angustia. ¡°?ramos pobres, no ten¨ªamos mucho pero ¨¦ramos felices. Yo quiero regresar con mi muchacho a casa¡±.

Bajo una carpa en el Z¨®calo de la Ciudad de M¨¦xico, el grupo de padres comenz¨® la noche del mi¨¦rcoles la protesta con un ayuno que terminar¨¢ el viernes despu¨¦s del mediod¨ªa. Mientras las horas pasan, algunas mujeres bordan servilletas y otros padres se preparan un t¨¦. Un grupo de param¨¦dicos est¨¢ al tanto de la salud de los padres, les toman la tensi¨®n y les ofrecen agua. Las campanas de la catedral suenan y todos se levantan para acudir a la cita que tienen con el presidente Enrique Pe?a Nieto para discutir la situaci¨®n del caso.

Navarrete est¨¢ decepcionado y dice que en el ¨²ltimo a?o se ha dado cuenta de que el Gobierno mexicano tiene la capacidad de hacer cualquier cosa, incluso de encontrar a su hijo. ¡°Ver otra vez a Pe?a Nieto me da mucho coraje. Es como cualquier persona que no cumple con algo y que no tiene cara para verte¡±, explica. Los giros que la investigaci¨®n ha dado en los ¨²ltimos meses adem¨¢s de confundirlo, dice, le dejan un poco de esperanza de que su hijo est¨¦ vivo. Cuando habla de ¨¦l sus ojos brillan y las l¨ªneas de su cara se tensan.

En el ayuno tambi¨¦n est¨¢ Epifanio ?lvarez. Su hijo Jorge cumpli¨® 20 a?os el mi¨¦rcoles y la protesta ha servido para honrarle. ¡°Estamos muy desesperados y vamos a donde sea con tal de saber algo de nuestros muchachos¡±, comenta. ?lvarez ha estado en todas la marchas y sus zapatos tienen la suela plana de tanto caminar, pero para ¨¦l no es suficiente. ¡°No hemos trabajado en todo el a?o, perd¨ª mi cosecha porque me fui a buscar a mi hijo¡±. En la camiseta lleva una chapa con el rostro de Jorge: la fotograf¨ªa que le tomaron para entrar a la escuela, la misma que termin¨® en un letrero del Gobierno en el que se ofrec¨ªa una recompensa por informaci¨®n sobre ¨¦l y sus compa?eros.

La esposa de Epifanio tambi¨¦n lo ha dejado todo para pedir respuestas. Esta semana viaj¨® a Estados Unidos para intentar hablar con el Papa Francisco, que se encuentra en una gira por ese pa¨ªs, y pedir que interceda por ellos ante el Gobierno mexicano. ¡°La palabra del Papa es muy importante. Si est¨¢n en el infierno que nos lo digan. Sea como sea nos tienen que decir c¨®mo est¨¢n¡±, dice Epifanio. Afuera de la carpa, algunas personas se detienen para intentar observar a los padres en ayuno y otras se acercan a demostrar su apoyo con la misma frase que se escucha en M¨¦xico desde hace un a?o: ¡°Justicia¡±.