Latinos: haciendo presidentes
La comunidad demuestra que, pese a su poder, ha perdido la batalla por la dignidad del terreno conquistado
Con la imagen de la ni?a mexicana que cruza los controles de seguridad para suplicar al Papa que no la separen de sus padres por ser migrantes ilegales y la figura de Obama, el presidente que tiene el r¨¦cord de deportaciones en Estados Unidos, pero que tambi¨¦n ha mandado la ley migratoria al Congreso, el voto de los latinos ser¨¢ muy importante en las pr¨®ximas elecciones presidenciales en EE UU.
El Partido Republicano que, en busca de su identidad, sirve de pretexto para mostrar lo peor del imperio del Norte, con Donald Trump como favorito para ser su candidato, se est¨¢ convirtiendo en el centro del odio de la comunidad latina.
Hoy, Trump ha demostrado que los latinos no existen y aunque fabriquen presidentes es mucho m¨¢s f¨¢cil comprarlos de uno en uno que tomarlos en serio
En ese sentido, los l¨ªderes latinos ¡ªdada su importancia electoral¡ª tienen una responsabilidad hist¨®rica. Es el momento de que sean capaces de llevar a cabo acciones que, en la forma y en el fondo, den a la comunidad que representan el papel que realmente tiene.
Los latinos, sin los cuales no existir¨ªa la Am¨¦rica profunda que representa Trump, est¨¢n demostrando que, pese a su poder, han perdido una de las batallas m¨¢s importantes: la batalla por la dignidad del terreno conquistado.
Sus dirigentes deben aprender del ejemplo de la minor¨ªa afroamericana. Porque cuando los l¨ªderes de los derechos civiles emprendieron la marcha en Selma y no pararon hasta doblarle la mano a un Lyndon Johnson entrampado en la guerra de Vietnam, dieron la pauta para poder cambiar la historia estadounidense seg¨²n los par¨¢metros de la ley y la raz¨®n.
Hoy, Trump ha demostrado que los latinos no existen y aunque fabriquen presidentes es mucho m¨¢s f¨¢cil ¡ªpor la falta de dignidad colectiva¡ª comprarlos de uno en uno que tomarlos en serio.
Varios condados de Texas est¨¢n negando la ciudadan¨ªa a los hijos de mexicanos nacidos en ese territorio. Y tambi¨¦n se est¨¢ generando una ofensa colectiva hacia el pueblo de M¨¦xico al llamarlo narcotraficante, drogadicto y violador.
Sin embargo, la paz de las piscinas de Norteam¨¦rica, las flores bonitas que contemplan las se?oras de los WASP y el funcionamiento de las ciudades dependen de los trabajadores latinos, as¨ª como el sector agrario y otros muchos.
Actualmente todo ese poder latino est¨¢ perdido. Y ahora est¨¢ abandonado a ambos lados de la frontera porque si falla en Estados Unidos tampoco tiene un respaldo en territorio mexicano, donde el Gobierno defiende a sus connacionales del repudio de algunos estadounidenses como si estuviera defendiendo a extranjeros y no a los hijos de la patria.
No hay defensa ni aqu¨ª ni all¨¢. Y todo eso se enfrenta a que el mayor problema de seguridad del imperio del Norte ya no es el Estado Isl¨¢mico o que otro Bin Laden derrumbe otras torres, sino que, de no tomarse las medidas adecuadas, toda esta tensi¨®n racial puede hacer que Los ?ngeles, la segunda ciudad con m¨¢s mexicanos despu¨¦s del Distrito Federal, acabe ardiendo.
Hace mucho tiempo que los migrantes latinos abandonaron la dignidad. Y hace mucho tiempo que el problema de la minor¨ªa que determina el resultado electoral, se basa en que ha perdido el sentido de su propio poder, lo que explica por qu¨¦ las cosas son como son.
Ahora Trump tiene una gran ventaja. Y los l¨ªderes de los movimientos migrantes en EE UU de origen mexicano tienen la obligaci¨®n no s¨®lo de frenar las calles, sino tambi¨¦n de plantear a los aspirantes a la Casa Blanca la importancia del compromiso con las minor¨ªas.
Y eso podr¨¢ ser posible s¨®lo por una raz¨®n: porque una minor¨ªa ¡ªla afroamericana¡ª cuyo recuerdo hist¨®rico era la esclavitud tuvo la fuerza, la disciplina y el sentido de conservaci¨®n para unificarse e imponer, por las buenas o por las malas, el respeto a sus derechos.
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