Obama, un presidente desarmado
Estados Unidos es l¨ªder mundial en tiroteos de masas, incidentes en los que cuatro o m¨¢s personas mueren o son heridas. Este a?o se cuentan ya 294
El presidente dijo que ¨¦l no iba a dar los n¨²meros pero ret¨® a los periodistas que asist¨ªan a la ¨²ltima rueda de prensa del mandatario sobre un tiroteo a que pusieran frente a frente el total de norteamericanos muertos por ataques terroristas en la ¨²ltima d¨¦cada y el n¨²mero de fallecidos por ataques armados en ese mismo periodo. ¡°No ser¨¦ yo quien ofrezca esa informaci¨®n, ser¨¢n ustedes¡±, declar¨® desafiante el presidente.
Estos son los n¨²meros. M¨¢s de 316.000 personas murieron en EE UU entre 2004-2013 como consecuencia directa de las armas, incluidos suicidios y dejando fuera los homicidios legales cometidos por la polic¨ªa, que elevar¨ªa el n¨²mero a m¨¢s de 394.000, seg¨²n datos del Archivo Global de Terrorismo y el CDC (Centro para el Control y Prevenci¨®n de Enfermedades). M¨¢s de 118.000 es el n¨²mero de personas que est¨¢n catalogadas, por esas mismas fuentes y en ese mismo periodo, como ¡°muertos por homicidios¡±. Los muertos por terrorismo ascienden a 38.
Ni el tiro en la cabeza a una congresista de Arizona ni 20 ata¨²des blancos con ni?os han posibilitado una legislaci¨®n para el control de las armas
Quince. Quince veces ha comparecido Barack Obama desde la sala de prensa de la Casa Blanca para ofrecer sus condolencias a las familias de las v¨ªctimas desde que es presidente de Estados Unidos. En alguna de esas ocasiones le cost¨® mantener la compostura, como cuando tuvo que hablar a sus conciudadanos la v¨ªspera de que se echara tierra a 20 ata¨²des blancos con 20 ni?os dentro.
Pero ni la tragedia de Newtown (Connecticut, 2012) ni el tiro en la cabeza a una congresista en Tucson (Arizona, 2011) ni una iglesia inundada de balas en Charleston (Carolina del Sur, 2015) ha cambiado nada. En Tucson, Obama inst¨® a los estadounidenses a no utilizar la masacre como una ocasi¨®n "para volvernos los unos contra los otros". En Newtown se crey¨® que habr¨ªa un antes y un despu¨¦s, que algo cambiar¨ªa definitivamente despu¨¦s de dar sepultura a 20 menores. En Charleston, Obama pidi¨® que el ataque de un supremacista blanco contra una iglesia negra sirviera para un cambio profundo en el pa¨ªs.
El jueves, cuando en Oregon todav¨ªa se contaban cad¨¢veres, el mandatario se limit¨® a reconocer, frustrado, que todo apuntaba a que en nombre de la libertad y de la Constituci¨®n, se prohib¨ªa incluso la m¨¢s ¡°modesta regulaci¨®n¡± sobre el uso de las armas de fuego.
¡°Gastamos m¨¢s de tres mil millones de d¨®lares, aprobamos incontables leyes y dedicamos agencias enteras a prevenir ataques terroristas dentro de nuestro pa¨ªs, y lo hacemos porque tiene sentido¡±, dijo Obama. ¡°Y sin embargo, tenemos un Congreso que de forma expl¨ªcita nos impide recoger informaci¨®n para poder potencialmente reducir el n¨²mero de muertes por armas de fuego¡±. ¡°?C¨®mo puede ser?¡±, se pregunt¨® el presidente, desarmado ante la sinraz¨®n de nuevas muertes.
Todo es rutina. La primera alerta. Las informaciones llenas de angustia. El n¨²mero de muertos. La identidad del asesino
En su opini¨®n, el pa¨ªs est¨¢ ante una elecci¨®n pol¨ªtica. ¡°Cuando hay un desastre en una mina, hacemos las minas m¨¢s seguras. Cuando mueren americanos por inundaciones o huracanes, nos ocupamos de que las comunidades sean m¨¢s seguras. Cuando las carreteras se cobran vidas, las arreglamos para reducir el n¨²mero de bajas. Tenemos cinturones de seguridad en los coches porque sabemos que salvan vidas¡±, expuso Obama, para concluir que no entend¨ªa por qu¨¦ no se aplicaba la misma l¨®gica a las armas.
Estados Unidos es l¨ªder mundial en tiroteos de masas. Solo este a?o ha habido 294, m¨¢s que d¨ªas tiene el a?o hasta la fecha, 274, seg¨²n datos del grupo Mass Shooting Tracker. Y ese es un n¨²mero en el que no entran ni los suicidios, ni los accidentes con armas ni los asaltos. Ya lo dijo el presidente. ¡°Nos hemos vuelto insensibles a los tiroteos¡±.
Todo es rutina. La primera alerta. Las informaciones llenas de angustia. El n¨²mero de muertos. La identidad del asesino. Los focos que llegan al lugar de los hechos y las caravanas de equipos informativos que se van, conocedores de que habr¨¢ otro, porque as¨ª lo muestran las estad¨ªsticas.
Desarmado, con nueve muertos m¨¢s que sumar al triste conteo que este pa¨ªs actualiza cada cierto tiempo, Obama se limit¨® a decir: ¡°Espero y rezar¨¦ por que no tenga que volver a comparecer aqu¨ª para dar mis condolencias a otra familia¡±. Sabe que no es cierto.
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