China, el actor silencioso
Pek¨ªn defiende la mediaci¨®n en Siria, pero se ha aliado con Mosc¨² en la ONU
Tras el comienzo de los ataques a¨¦reos rusos en Siria solo queda una gran potencia militar que no participe en el conflicto: China. Desde el inicio de la crisis en 2011, el imperio del Centro ha optado por mantener la distancia, como ha solido hacer tradicionalmente en los conflictos globales donde no percibe un inter¨¦s directo. Aunque algo est¨¢ cambiando: a medida que aumenta su pujanza, Pek¨ªn est¨¢ cada vez m¨¢s dispuesto no solo a defender sus intereses, sino a hacer sentir su voz en el orden internacional.
En el caso sirio, China, aunque dentro del Consejo de Seguridad de la ONU suele alinearse con Rusia, no ve beneficios a una intervenci¨®n directa. S¨ª a la mediaci¨®n, un papel dentro del que ha llegado a presentar una propuesta de cinco puntos. ¡°Para desarrollar su ¡®diplomacia de una gran potencia¡¯ y mejorar su imagen como un participante responsable, China est¨¢ dispuesta a desempe?ar un papel positivo en la promoci¨®n del di¨¢logo y la mediaci¨®n¡±, sosten¨ªa Yun Sun, de la Universidad de Nottingham, en un blog del Instituto sobre Pol¨ªtica China de esa instituci¨®n.
El ministro de Exteriores chino, Wang Yi, reiteraba el mi¨¦rcoles en el Consejo de Seguridad de la ONU los llamamientos a resolver la crisis por la v¨ªa pol¨ªtica: ¡°La comunidad internacional no puede limitarse a mirar sin mover un dedo, pero tampoco debe interferir de manera arbitraria¡±.
Pek¨ªn no cuenta con grandes intereses econ¨®micos en Siria. Ni quiere enemistarse, al tomar partido, con alguna de las numerosas naciones participantes en un conflicto cada vez m¨¢s complejo.
Tampoco -aunque cada vez se encuentra m¨¢s preocupada por el avance del extremismo isl¨¢mico y sus posibles efectos entre la minor¨ªa uigur musulmana en la provincia de Xinjiang-, quiere exponerse a convertir a sus ciudadanos o sus propiedades en un objetivo del EI. Especialmente cuando el EI ya retiene, seg¨²n ha asegurado, a un ciudadano chino, identificado como Fan Jinghui.
Pero, sobre todo, China quiere mantener su imagen de pa¨ªs no intervencionista.
Pek¨ªn, que cuenta con el segundo mayor presupuesto de Defensa del mundo -de 129.100 millones de euros y solo por detr¨¢s del de EE. UU.-, hizo alarde de m¨²sculo en su desfile militar del mes pasado. Sus vecinos miran con recelo sus reclamaciones territoriales, expresadas cada vez con mayor rotundidad.
Al mismo tiempo, su pol¨ªtica exterior tiene como gran principio declarado la no injerencia en los asuntos internos de otros y la gesti¨®n de los problemas globales mediante la cooperaci¨®n.
Esa entusiasta defensa del multilateralismo es en parte resultado de su propia historia y del recuerdo de lo que describe como su ¡°siglo de humillaci¨®n¡±, en el que tuvo que someterse a la voluntad de las grandes potencias. En parte, busca ofrecer una alternativa a lo que considera el intervencionismo estadounidense. Y m¨¢s recientemente, pretende disipar la desconfianza que pueda generar entre el resto de pa¨ªses su pujanza militar.
El nuevo orden mundial que propone, basado en la cooperaci¨®n, incluye entre sus elementos organismos multilaterales que ella misma ha impulsado, como el Banco Asi¨¢tico de Inversi¨®n e Infraestructuras (BAII). Y una de sus piezas clave -ir¨®nicamente, dado el ninguneo al que someti¨® a la organizaci¨®n durante la ¨¦poca mao¨ªsta- es una ONU revitalizada con una inyecci¨®n de apoyo chino.
El estreno del presidente chino, Xi Jinping, ante la Asamblea General de la ONU lo ha dejado claro. En su discurso ante la Asamblea, Xi anunci¨® la aportaci¨®n de 8.000 efectivos a la fuerza permanente de paz de la organizaci¨®n. Adem¨¢s, Pek¨ªn pondr¨¢ 1.000 millones de d¨®lares para un nuevo fondo de desarrollo de la ONU y 2.000 millones m¨¢s para ayudar a los pa¨ªses m¨¢s pobres a cumplir las metas del Milenio.
¡°Estamos comprometidos con un desarrollo pac¨ªfico. No importa c¨®mo evolucione el panorama internacional o lo fuerte que llegue a ser China, China nunca buscar¨¢ ninguna hegemon¨ªa, expansi¨®n o esfera de influencia¡±, prometi¨® Xi.
Aunque la cooperaci¨®n internacional y el fortalecimiento de Naciones Unidas tienen un l¨ªmite. Pek¨ªn considera sus reclamaciones de soberan¨ªa en aguas de Asia Pac¨ªfico como un inter¨¦s nacional irrenunciable, por encima de cualquier multilateralismo. Lo ha dejado claro en su disputa territorial con Filipinas: Pek¨ªn insiste en no participar en la vista a petici¨®n de Manila que lleva a cabo el Tribunal Permanente de Arbitraje, y alega que la Convenci¨®n de la ONU sobre Derecho Marino, de la que es signataria, no se aplica en este caso.
China tampoco parece dispuesta a renunciar al derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, como ha planteado Francia. En los ¨²ltimos cuatro a?os lo ha empleado 4 veces. Las 4 estaban relacionadas con el conflicto en Siria.
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