Por qu¨¦ no habr¨¢ un frente portugu¨¦s de izquierdas contra la austeridad
Los socialistas descartan formar mayor¨ªa con los partidos de extrema izquierda
Los resultados de las elecciones portuguesas, con el triunfo -aunque sin mayor¨ªa absoluta- del actual Gobierno de centro derecha ha abierto la crisis en el Partido Socialista que dirige desde hace menos de un a?o el exalcalde de Lisboa Ant¨®nio Costa. Su posici¨®n en el Parlamento marcar¨¢ el futuro del propio l¨ªder y tambi¨¦n el del partido, que corre el riesgo de quebrarse ante la irrupci¨®n del Bloco de Esquerda, una izquierda m¨¢s radical y con m¨¢s cintura que el cori¨¢ceo PC, que tambi¨¦n aument¨® diputados.
La noche electoral dej¨® varias paradojas: excepto el triunfador PSD-CDS (que perdi¨® 800.000 votos y 25 diputados), todos ganaron; pero gobernar¨¢ el perdedor y se quedar¨¢ en la oposici¨®n la mayor¨ªa absoluta. Gan¨® el PS 200.000 votos y 12 diputados respecto a 2011, pero fue el gran derrotado.
La mayor¨ªa de izquierdas no tiene nada en com¨²n, excepto su rechazo al actual Gobierno
Este peque?o galimat¨ªas responde a que la coalici¨®n de centro derecha, en torno a Pedro Passos Coelho y Pablo Portas, consigui¨® m¨¢s diputados que nadie (104, a 12 de la mayor¨ªa absoluta) con el 38,5% de los votos; pero los que perdieron son partidos de izquierda que, sumados, tienen una holgada mayor¨ªa absoluta: PS, 85 esca?os y 32,4% de los votos; Bloco de Esquerda (BE), 19 esca?os y 10,2% de los votos; y el PC (coalici¨®n CDU con los verdes, 17 esca?os y el 8,3% de los votos). En total 121 esca?os de los 230 del parlamento. Los tres mejoraron sus resultados de 2011. Ganaron, pero parece muy dif¨ªcil que gobiernen.
La idea de un posible gobierno de izquierdas se desmoron¨® en cuanto el socialista Costa sali¨® a dar explicaciones. Dej¨® claro que no formar¨ªa parte de ninguna ¡°mayor¨ªa negativa¡±. Aunque se identific¨® con la ¡°mayor¨ªa del cambio¡± (PS, BE, PC), insisti¨® en que su partido respetar¨¢ sus compromisos europeos y su idea de una Europa con moneda ¨²nica.
La ¡°mayor¨ªa de izquierdas¡± portuguesa salida de las urnas tiene programas econ¨®micos irreconciliables. El PC, marxista leninista patri¨®tico, desea salir del euro y siempre ha rechazado apoyar al PS por considerar que realizaba una pol¨ªtica de derechas. En esta campa?a electoral, el l¨ªder comunista Jer¨®nimo de Sousa se dedic¨® m¨¢s a atacar a Costa que al primer ministro, el brazo armado de la troika.
En el caso del Bloco de Esquerda (BE), que ha conseguido el mejor resultado de su historia (pasa de 6 a 19 diputados) y que, por primera vez, ha superado al emblem¨¢tico PC, quiere la reestructuraci¨®n de la deuda. Desde su creaci¨®n en el cambio de siglo, tambi¨¦n ha renegado de cualquier pacto con el PS, pero esa postura cambi¨® en la campa?a electoral.
Apoyado por Podemos y especialmente por su l¨ªder Pablo Iglesias, el BE no se ha movido tanto hacia el centro como el partido espa?ol, pero s¨ª ha tendido la mano al PS. Sus l¨ªneas rojas son que el PS retire del programa el proyecto del despido amistoso (una idea para eliminar burocracia a cambio de pagar m¨¢s al despedido) y recortes sociales. Tambi¨¦n le separa del PS su fiel apoyo al Syriza griego, que en el caso de los socialistas fue de m¨¢s a menos.
Como bien ha identificado Costa en su amarga noche electoral, a los tres partidos de izquierda solo les une su ¡°mayor¨ªa negativa¡±, est¨¢n de acuerdo en repudiar al ganador PSD-CDS, pero en las soluciones para el pa¨ªs son imposibles de encontrarse.
Sin embargo, los n¨²meros son tentadores: ser¨ªa leg¨ªtimo un gobierno de PS m¨¢s BE, pues ambos suman los mismos diputados que la coalici¨®n que va a gobernar (104) y 4 puntos m¨¢s en votos (42,6% frente al 38,5%); solo necesitar¨ªa el apoyo externo del PC; pero tampoco va a entrar el PS en ese escenario.
Una posici¨®n inc¨®moda
Costa y el PS se encuentran en una posici¨®n inc¨®moda. O permite un gobierno de centro-derecha o permite un gobierno de izquierda radical. Si apuesta por la ¡°gobernabilidad¡±, como se?al¨® el l¨ªder socialista, significa que respalda el presupuesto del Gobierno conservador; lo que defraudar¨¢ a su militancia con el riesgo de que huya, en las pr¨®ximas elecciones, hacia el Bloco y el gancho de sus l¨ªderes Catarina Martins y Mariana Mort¨¢gua.
Portugal se aboca a unas nuevas elecciones en 2016 y a la salida de Costa del PS
La soluci¨®n a este dilema incluye la cabeza de Costa. No hay que tener memoria para recordar las heridas. Hace solo un a?o que Costa rompi¨® la unidad del partido porque le pareci¨® insuficiente que su secretario general, Ant¨®nio Seguro, hubiera ganado las europeas con 4 puntos de ventaja sobre el PSD-CDS. Los simpatizantes le auparon a la direcci¨®n del partido y 11 meses despu¨¦s saca seis puntos menos que el PSD-CDS.
Anoche, Costa anunci¨® que iba a seguir, pero a la vez, varios dirigentes socialistas ya ped¨ªan un congreso extraordinario. ¡°Lo que Costa hizo al partido y al pa¨ªs es delictivo¡±, ha declarado Ant¨®nio Galamba, exmiembro de la direcci¨®n, de la l¨ªnea segurista. "Costa fall¨® en los dos objetivos que motivaron su salto a la direcci¨®n del PS: fall¨® en conseguir la unidad del PS y fall¨® en la conquista de una mayor¨ªa absoluta¡±. En pocas horas, ya hay dos candidatos a suceder a Costa, ambos seguristas. ?lvaro Beleza anuncia que quiere hacer del PS "la casa de las izquierdas"; y Rui Prud¨¦ncio pretende unir a todas las familias socialistas. Falta poner fecha al congreso.
En la conmemoraci¨®n del D¨ªa de la Rep¨²blica, en la ma?ana del lunes, el sucesor de Costa en la alcald¨ªa de Lisboa recalc¨® las l¨ªneas de juego de la nueva situaci¨®n: "Conciliar la pertenencia a Europa y a la moneda ¨²nica con un cambio en las pol¨ªticas econ¨®micas y sociales en un cuadro de negociaci¨®n pluripartidaria".
A Costa a¨²n le queda el trago m¨¢s amargo, de una forma o de otra, posibilitar¨¢ que el centro derecha gobierne, se convocar¨¢ un congreso extraordinario donde se destituir¨¢ a Costa, y el nuevo l¨ªder se unir¨¢ a BE y PC para derrumbar al Gobierno. Y de aqu¨ª a un a?o, nuevas elecciones. Tambi¨¦n se puede unir a las otras izquierdas para derrumbar al nuevo Gobierno, y en seis meses, nuevas elecciones. Un dilema.
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