Libertad para cuatro militares implicados en la matanza de Tlatlaya
Un juez federal mexicano ordena prisi¨®n para tres soldados y deja en la calle al resto de los ocho detenidos por falta de pruebas
El caso Tlatlaya tom¨® este lunes un rumbo inesperado. Un juez federal dej¨® en libertad a cuatro de los siete soldados implicados en la matanza. La decisi¨®n, que desat¨® una oleada de protestas entre organizaciones de derechos humanos, se bas¨® en que la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica no hab¨ªa aportado pruebas suficientes para sustentar su acusaci¨®n (ejercicio indebido del servicio p¨²blico). Para otros tres militares, considerados los autores materiales de las muertes, el juez decret¨® el ingreso en prisi¨®n.
Desde sus inicios, el caso ha puesto en el disparadero al estamento militar. La reconstrucci¨®n de la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos sostiene que la madrugada de 30 de junio de 2014 un grupo de militares mat¨® a sangre fr¨ªa a 15 supuestos narcos entre ellos dos adolescentes, que se hab¨ªan rendido tras un enfrentamiento armado en el que hab¨ªan ca¨ªdo previamente siete civiles. Tras el crimen, los soldados manipularon la escena para hacer creer que todos hab¨ªan muerto durante un cruce de tiros. El resultado fue una versi¨®n inveros¨ªmil, en la que se sosten¨ªa que, de madrugada, un convoy militar se hab¨ªa topado por casualidad con una bodega custodiada por supuestos narcos y que estos al ver a los soldados les dispararon, con el resultado de 22 narcos muertos y un solo militar herido leve. Pese al sin fin de dudas que suscit¨® este relato, la Secretaria Nacional de Defensa lo defendi¨® p¨²blica y reiteradamente.
Los soldados manipularon la escena para hacer creer que los 11 supuestos narcos hab¨ªan muerto durante un cruce de tiros
La versi¨®n se resquebraj¨® cuando una superviviente, que los soldados tomaron por secuestrada, hizo p¨²blica la barbarie: ¡°Ellos [los soldados] dec¨ªan que se rindieran, y los muchachos ped¨ªan que les perdonaran la vida. [¡] ¡®Luego los paraban as¨ª en hilera y los mataban (¡) Se escuchaban los quejidos, los lamentos¡±.
Estas declaraciones desataron una reacci¨®n en cadena que alcanz¨® a Washington. El propio Departamento de Estado, alarmado ante la crudeza de los hechos, pidi¨® una investigaci¨®n ¡°f¨¢ctica y visible¡±. El presidente Enrique Pe?a Nieto, en un gesto poco habitual frente al Ej¨¦rcito, entr¨® de lleno en el asunto, apart¨® de la investigaci¨®n a la inane Fiscal¨ªa del Estado de M¨¦xico y puso el caso en manos federales. Las pesquisas de la Procuradur¨ªa General rebajaron los asesinatos a ocho (el resto se entendi¨® como bajas por enfrentamiento) e imput¨® a siete militares. El juez ha dejado ahora a cuatro de ellos libres por falta de pruebas. Su defensa considera que el resto de imputados correr¨¢ la misma suerte. La decisi¨®n judicial es apelable.
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