?El Se?or caer¨¢?
La leyenda de El Chapo Guzm¨¢n podr¨ªa estar apurando su cap¨ªtulo final o abriendo otro a¨²n m¨¢s novelesco
Los mexicanos no saben si en Halloween llevar¨¢n la careta de un fugitivo o la de un preso, la de un vivo o la de un muerto. Esta semana coincidieron dos noticias sobre el mayor traficante de drogas de la historia de M¨¦xico. Primero, que la m¨¢scara de moda este a?o para la noche del 31 ser¨¢ la de Joaqu¨ªn El Chapo Guzm¨¢n. Despu¨¦s, que Joaqu¨ªn El Chapo Guzm¨¢n puede estar a punto de caer, cercado por tropas de ¨¦lite en la Sierra Madre Occidental. En Sinaloa.
Cuando se escap¨® de la c¨¢rcel en julio comenz¨® el Eterno Retorno de la historia del Chapo. ?Lo volver¨¢n a atrapar? ?Nunca m¨¢s se sabr¨¢ nada de ¨¦l? ?Se habr¨¢ cambiado la cara? ?Se habr¨¢ ido al extranjero? ?Estar¨¢ en M¨¦xico? ?O ser¨¢ que habr¨¢ vuelto de inmediato a la sierra de Sinaloa; aunque por l¨®gica lo primero que se hace cuando se busca a un delincuente es ir a tocar a la puerta de su casa?
Unos d¨ªas despu¨¦s de su fuga, los vecinos de la sierra, campesinos discretos en una espaciosa monta?a donde la palabra equivocada podr¨ªa llegar de inmediato como un eco hasta el ¨²ltimo rinc¨®n, dec¨ªan que el Se?or, como se le conoce en su tierra, no pod¨ªa estar all¨ª. ¡°?l va a venir cuando la cosa est¨¦ calmada¡±, dijo un paisano que, como muchos otros, lo conoce de toda la vida, desde que era uno m¨¢s, un muchachito que cultivaba marihuana y so?aba con ascender entre los grandes capitostes de la sierra, uno de los hijos de Emilio y Consuelo, una familia serrana modesta como cualquiera. Y el paisano concluy¨® con un dictum inapelable: ¡°Si el viento corre pa¡¯l norte, el Chapo corre pa'l sur¡±.
El alcalde del municipio de origen del capo, Badiraguato, tambi¨¦n dijo lo mismo. Que seguro que no estaba entre ellos: ¡°Sabr¨¢ Dios para d¨®nde habr¨¢ arrancado¡±.
Esas entrevistas tuvieron lugar el martes 14 de julio. Justo ese mismo d¨ªa, seg¨²n los datos que han trascendido, El Chapo aterrizaba en una avioneta en alg¨²n lugar de la sierra. Joaqu¨ªn Guzm¨¢n, al contrario de lo que cre¨ªan o dec¨ªan creer en su tierra, estaba de vuelta. El Se?or estaba entre nosotros. Aunque, m¨¢s all¨¢ de un peque?o ret¨¦n militar, no hab¨ªa ni un gesto ni un ruido ni un rumor ni un olor ni nada de nada que pudiese echar a volar la imaginaci¨®n de que el fugitivo estuviese en la sierra. Porque en la sierra, El Chapo no existe. El Chapo es la sierra.
¡°Si el viento corre pa¡¯l norte, el Chapo corre pa'l sur¡±
Pero ahora parece que su destino, el destino de los grandes bandidos, podr¨ªa estar atravesando las monta?as hacia su guarida como una sonda indetenible. La informaci¨®n que se conoce nos pone ante un Guzm¨¢n con heridas en la cara y en una pierna, que ha conseguido huir por ahora pero que, probablemente, siga cercado en un reducido espacio monta?oso, con drones sobrevol¨¢ndolo, hombres-m¨¢quina-de-matar sigui¨¦ndolo con las narices pegadas al suelo, equipos de inteligencia rastreando sus comunicaciones desde qui¨¦n sabe qu¨¦ oficina de qui¨¦n sabe d¨®nde. O, probablemente, aunque cabe decir que menos probablemente, haya sido capaz de sobrepasar el cerco y moverse fuera del ¨¢rea de sitio. En minutos, en unas horas, en unos d¨ªas, podr¨ªan desencadenarse los hechos. El Chapo detenido. O El Chapo muerto. O podr¨ªan pasar esos minutos, esas horas y esos d¨ªas y volverse el tiempo semanas sin noticias del capo, y la historia de Joaqu¨ªn Archivaldo Guzm¨¢n Loera, nacido entre 1954 y 1957, volver¨ªa al punto muerto donde se guisan las leyendas a fuego lento.
Por ejemplo, la de la capacidad de Guzm¨¢n de corromper autoridades. Si fue capaz de comprar suficientes voluntades como para cavar durante 12 meses un t¨²nel bajo una prisi¨®n de m¨¢xima seguridad y salir por ¨¦l sin que nadie se diera cuenta, ?no ser¨ªa capaz tambi¨¦n de comprar la manera de evadir un cerco como el que supuestamente lo tiene arrinconado como un p¨¢jaro alirroto?
En la sierra, El Chapo no existe. El Chapo es la sierra
En El Padrino hay una escena en la que el hijo de Vito (Al Pacino) se encapricha con una bell¨ªsima joven siciliana y por casualidad sus guardaespaldas hablan de ella delante del padre de la muchacha en el bar que tiene en el pueblo. El padre se indigna y cuando parece que los va a echar de all¨ª a cartuchazo limpio, el elegante pretendiente, en silencio hasta ese momento, le dice al cantinero: ¡°Pido disculpas si lo ofend¨ª. No estoy en mi tierra y no he querido faltarle al respeto a usted o a su hija. Soy un americano escondido en Sicilia. Me llamo Michael Corleone. Muchas personas pagar¨ªan mucho por esa informaci¨®n. Pero en ese caso su hija perder¨ªa un padre, en vez de conseguir un marido¡±. El seductor poder de convicci¨®n de un mafioso ¨¦pico se reproduce con similitudes en una historia que registr¨® en un reportaje el reportero Humberto Padgett. Cuentan que cont¨® un capit¨¢n que un d¨ªa un coronel conocido suyo se top¨® con unos narcos en camioneta en Durango. Del lado de los bandidos se abri¨® la puerta y baj¨® un hombre chaparro, de bigote negro, con el ojo izquierdo congelado. Se acerc¨® al militar y le plante¨® un dilema: ¡°Aqu¨ª nos morimos todos o de aqu¨ª nos vamos todos; pero ustedes se van ricos¡±, dice el cuento que dijo el Chapo Guzm¨¢n.
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