El sacrificio del ¡®bagayero¡¯
El peque?o contrabandista prolifera ante la falta de otros empleos en el norte argentino
Los ¡®bagayeros¡¯, vecinos de la frontera que lleva y traen mercanc¨ªas, comienzan a trabajar de madrugada. Beben su caf¨¦ y comen su medialuna (croissant) en Or¨¢n, ciudad argentina a 50 kil¨®metros del l¨ªmite con Bolivia, y toman entre cuatro un taxi hasta el pa¨ªs vecino, seg¨²n relata uno de los ch¨®feres que ofrece el servicio. En Bermejo, la ciudad fronteriza boliviana, reciben su primer ¡®bagayo¡¯ (bulto), cruzan a pie el r¨ªo h¨®monimo y descansan en el pueblo argentino de Aguas Blancas, en los puestos que sobre la costa ofrecen pizza y cerveza Salta. Despu¨¦s suben al taxi hasta dos kil¨®metros antes del puesto 28 de Julio, de camino a Or¨¢n, en el que controlan los gendarmes. Los peque?os contrabandistas caminan entonces por las plantaciones, otra vez con las decenas de kilos en la espalda, hasta dos kil¨®metros despu¨¦s del ret¨¦n. All¨ª vuelven a cargarlo en el coche. En la playa de camiones de Or¨¢n acaban el recorrido con otra cerveza.
El ch¨®fer comenta que si el ¡®bagayero¡¯ repite la tarea cuatro veces puede llevarse a su casa, descontados los gastos de transporte, alimentaci¨®n y bebida, unos 25 d¨®lares diarios, el doble de lo que obtendr¨ªan como jornaleros en las plantaciones del lugar pero un d¨¦cimo de lo que se llevar¨ªan si en los bultos ocultaran coca¨ªna. ¡°A algunos ¡®bagayeros¡¯ les pagan en especie, en pasta base¡±, comenta Alejandro Cornejo D¡¯Andrea, ministro de Seguridad de la provincia argentina de Salta, en la que se sit¨²an Aguas Blancas y Or¨¢n.
Las autoridades argentinas dicen que la hoja de coca boliviana no se contrabandea para la producci¨®n de droga sino para su tradicional consumo entre los habitantes del noroeste de su pa¨ªs, que la mascan para evitar el mal de altura. Los gendarmes aseguran que resultar¨ªa antiecon¨®mico producir coca¨ªna en Argentina porque por cada kilo se requerir¨ªa el transporte de 500 de hoja de coca y sostienen que las ¡®cocinas¡¯ que existen en Buenos Aires fraccionan o estiran la droga o convierten la pasta base en producto final. ¡°En Salvador Mazza (otra ciudad fronteriza de Argentina) solo encontramos tres piletones (piscinas) de tres por 10 metros en los que mezclaban hoja de coca con precursos qu¨ªmicos¡±, se tranquiliza el juez de Or¨¢n, Ra¨²l Reynoso, a cargo del l¨ªmite de la provincia de Salta con Bolivia. ¡°En Buenos Aires las cocinas hacen el clorhidrato de coca¨ªna (producto final)¡±, complementa el ministro Cornejo.
Argentina permite mascar hoja de coca, pero no importarla, pese a que la planta no crece en su territorio. Por tanto, todas las hojas que mascan los argentinos vienen contrabandeadas. En un patrullaje de un helic¨®ptero de la Gendarmer¨ªa, el piloto observa una camioneta sobre un islote en medio del r¨ªo: ¡°Est¨¢n esperando una jangada (balsa con 25 o 30 ¡®chanchas¡¯, o sacos de 25 kilos de hoja de coca cada uno).¡ ?Ah, no, est¨¢n pescando de verdad! Ac¨¢ hay dorado y surub¨ª¡±. Unas vacas beben agua en la costa y una patrulla de la Gendarmer¨ªa se esconde en el bosque un poco m¨¢s all¨¢.
El contrabando tambi¨¦n ha subido respecto de 20 a?os atr¨¢s, seg¨²n los gendarmes. ¡°Las provincias del norte argentino acarrean una pobreza hist¨®rica, pero adem¨¢s se reemplazaron cultivos que empleaban mucha gente por otros m¨¢s mecanizados y la privatizaci¨®n de YPF (1993) dej¨® muchos desempleados¡±, explica Cornejo. ¡°La falta de desarrollo local genera un lugar propicio para el contrabando¡±, lamenta el ministro. Hace unos meses, la Gendarmer¨ªa abri¨® la inscripci¨®n para la carrera de cuatro a?os de polic¨ªa y en Or¨¢n, de 82.000 habitantes, entraron 160 de los 1.300 que se presentaron. El desarrollo de las "econom¨ªas regionales" (provinciales) centra uno de los debates de la campa?a de las elecciones presidenciales del domingo en Argentina.
En 2013, cuando el Gobierno argentino cre¨® el plan Escudo Norte para reforzar el control de la frontera, la Gendarmer¨ªa pretendi¨® controlar m¨¢s a los ¡®bagayeros¡¯. Ellos reaccionaron arrojando piedras a los uniformados y hasta tomaron a 15 de rehenes. Una gendarme mat¨® a un ¡®bagayero¡¯ en la refriega. Desde entonces, la fuerza policial tolera la actividad. Los uniformados dicen que permiten que salgan alimentos y entren productos textiles y juguetes, pero se ponen firmes contra los art¨ªculos elecr¨®nicos y la hoja de coca. ¡°Queremos evitar conflictos sociales y por eso hacemos el control en El Naranjo¡±, se refiere el fiscal de Or¨¢n, Jos¨¦ Luis Bruno, a un puesto de la Gendamer¨ªa 400 kil¨®metros al sur de all¨ª. Por esos pagos ya no circulan los peque?os contrabandistas sino aquellos comerciantes que compraron los productos para venderlos en los mercados informales que han crecido en Argentina en los ¨²ltimos a?os. De todos modos, el gran contrabando no entra a este pa¨ªs en las espaldas de los 'bagayeros' sino escondido en los inmensos bancos que transportan por el mundo mercanc¨ªas legales y que amarran en los puertos de Buenos Aires y otras ciudades.
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