Reconocer y proteger a los refugiados clim¨¢ticos
Los autores plantean que millones de personas que migran por razones clim¨¢ticas se enfrentan a un vac¨ªo legal, pol¨ªtico y social
El reparto de personas refugiadas en Europa se ha convertido en un espect¨¢culo matem¨¢tico bochornoso. Pero nuestras ant¨ªpodas geogr¨¢ficas tampoco han estado a la altura de la Historia: recientemente Nueva Zelanda rechazaba a Teitiota, el primer refugiado clim¨¢tico del mundo. Teitiota y su familia ped¨ªan ¡°asilo clim¨¢tico¡± porque en Kiribati, su isla de origen situada a dos metros sobre el nivel del mar en el Pac¨ªfico, las fuentes de agua han sido contaminadas por la sal y los desag¨¹es. La causa: la subida del nivel del mar ocasionada por el calentamiento global. La soluci¨®n para vivir dignamente: migrar.
Estamos ante una realidad incontestable: el cambio clim¨¢tico es ya hoy la primera causa de migraciones en el mundo, solo en 2011 supuso m¨¢s de 40 millones de personas. De hecho ya est¨¢n llegando a Europa: seg¨²n el premio Pulitzer Thomas L. Friedman, la guerra de Siria que ha dado lugar a la actual crisis migratoria, tiene profundas ra¨ªces clim¨¢ticas y ambientales adem¨¢s de las sociales, econ¨®micas y geopol¨ªticas. Si fuera poco, estos fen¨®menos ir¨¢n creciendo, ya que seg¨²n ACNUR, en los pr¨®ximos 50 a?os podr¨ªan migrar por razones clim¨¢ticas hasta 1.000 millones de personas, principalmente en los pa¨ªses m¨¢s empobrecidos. Y tambi¨¦n afectar¨¢ directamente nuestros territorios: ya que como se?ala la investigaci¨®n Each-For sobre migraciones forzadas, en el sureste de Espa?a, los desplazamientos regionales se agudizar¨¢n a ra¨ªz de las sequ¨ªas y falta de agua debidas al cambio clim¨¢tico (y al mal desarrollo econ¨®mico dominante).
Nos enfrentamos por tanto a un importante reto. Teitiota y las millones de personas que migran por razones clim¨¢ticas se enfrentan a un vac¨ªo legal, pol¨ªtico y social. En concreto, la Convenci¨®n sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 (ONU), permite solicitar asilo a una persona por ¡°fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religi¨®n, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones pol¨ªticas¡±, obviando claramente la crisis clim¨¢tica y sus efectos en los flujos migratorios. Sea por solidaridad o por nuestro propio inter¨¦s, es evidente que necesitamos dar una respuesta a esta nueva realidad. Tal como afirma la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones, es el momento de reconocer sin ambig¨¹edades que existen ¡°migrantes medioambientales¡±, es decir, ¡°personas o grupos de personas que, por razones imperiosas de cambios repentinos o progresivos en el medio ambiente que afectan negativamente a la vida o las condiciones de vida, se ven obligados a abandonar sus hogares habituales¡±.
La inclusi¨®n en la Convenci¨®n de un protocolo espec¨ªfico sobre ¡°refugiados clim¨¢ticos¡± as¨ª como la ampliaci¨®n en este sentido de los Principios Rectores de Naciones Unidas sobre desplazamientos internos, ser¨ªan pasos significativos. Tambi¨¦n la Uni¨®n Europea tendr¨ªa que integrar ¡°los refugiados clim¨¢ticos¡± en su legislaci¨®n existente sobre protecci¨®n temporal, internacional o trabajadores estacionales, y Espa?a incluir en sus pol¨ªticas de migraci¨®n y asilo el concepto de ¡°migrantes ambientales¡±, tal como hacen otros pa¨ªses como Suecia y Finlandia.
?Adem¨¢s del reconocimiento legal, es imprescindible actuar en el origen de las causas. La lucha contra el cambio clim¨¢tico se hace cada vez m¨¢s necesaria. Una acci¨®n pol¨ªtica que ponga l¨ªmites a las emisiones de carbono y empuje la adaptaci¨®n de nuestras sociedades a un nuevo modelo sostenible. El marco para esta acci¨®n contundente es sin duda la pr¨®xima Cumbre del Clima en Par¨ªs (COP21), una de las ¨²ltimas oportunidades que la comunidad internacional tiene para frenar el cambio clim¨¢tico y sus consecuencias migratorias.
Es evidente que los marcos normativos y narrativos del siglo XX se han quedado desfasados en la era de la crisis ecol¨®gica. Nuestras econom¨ªas y nuestro actual modo de vida se sostienen a costa del planeta y de las personas que en ¨¦l habitan, forzando migraciones masivas a las que no somos capaces de dar una respuesta ni jur¨ªdica, ni humana. Adaptar los mecanismos legales a las realidades cambiantes es solo el primer paso para ofrecer una vida digna a quienes est¨¢n pagando nuestra factura clim¨¢tica. Reducirla y dejar de cargarla en cuenta ajena es el siguiente. Para ello, la movilizaci¨®n ciudadana y presi¨®n pol¨ªtica son fundamentales: en las urnas, en la COP21 o en nuestras vidas diarias. Hagamos de la batalla contra el cambio clim¨¢tico una prioridad.
Florent Marcellesi es portavoz de Equo en el Parlamento Europeo y Rosa Mart¨ªnez es coportavoz de Equo
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