Mitos rotos
No habr¨¢ cambios importantes, salvo uno enorme: que, de repente, se rompi¨® el mito de la inevitabilidad del peronismo
En un mundo en que todo parece previsto de antemano, hay momentos en que, de pronto, todo cambia. A veces todo cambia, incluso, en la m¨¢s prevista de las situaciones: una elecci¨®n general.
Durante meses, a?os, equipos de personas con estudios la prev¨¦n, e informan de sus previsiones. Cobran mucho por eso, influyen mucho con eso: pol¨ªticos sin proyectos ni convicciones propias intentan seguir lo que esas encuestas les dicen que se espera de ellos. Y millones de ciudadanos van a las urnas creyendo que ya todo est¨¢ m¨¢s o menos decidido: lo dicen las encuestas. Es lo que alguien llam¨® la democracia encuestadora ¡ªque tiembla cuando, en alg¨²n sitio, su base supuestamente cient¨ªfica se fisura. Sucedi¨® este domingo en Argentina.
Las encuestas se equivocaron clamorosas. Cuando todos cre¨ªan saber qu¨¦ iba a pasar, pas¨® otra cosa: el peronismo en el poder no consigui¨® conservar ese poder. Ahora deber¨¢ enfrentar un balotaje que ¡ªsi no hay grandes cambios en el mes que queda¡ª perder¨¢. Pero, sobre todo, se rompi¨® uno de los mitos que lo sosten¨ªa: que no pod¨ªa perder la provincia de Buenos Aires, que gobern¨® por 25 a?os, que concentra un tercio del electorado nacional y define las elecciones argentinas.
All¨ª, la gran sorpresa, una mujer joven casi desconocida ¡ªMar¨ªa Eugenia Vidal, macrista¡ª derrot¨® a un Fern¨¢ndez, An¨ªbal, el peronista de caricatura, el jefe de gabinete de su tocaya y jefa, acusado de diversas mafias.
Candidatear a este Fern¨¢ndez fue un desaf¨ªo macarra: un modo de decir ah¨ª ganamos con cualquiera, porque la provincia de Buenos Aires es el territorio con m¨¢s pobres del pa¨ªs, terreno f¨¦rtil para el clientelismo peronista. Que lo perdieran por esc¨¢ndalo supone que millones se cansaron de esa situaci¨®n de dependencia clientelar ¡ªo, en el peor de los casos, que quieren probar otra. Es una puerta que se abre, aunque nadie sepa hac¨ªa d¨®nde.
Fue una noche muy larga, sobresaltos y sonrisas y gritos. Este domingo, en Argentina, todos cre¨ªan saber qu¨¦ pasar¨ªa: se equivocaron todos y cay¨® otro mito y millones festejaron ¡ªapoyasen o no a Mauricio Macri¡ª que las cosas no fueran siempre como te dicen que ser¨¢n. Es la belleza de la historia: que a veces, muy de vez en cuando, se sale de sus v¨ªas tan cuidadas.
Aunque, gane quien gane en noviembre, nada ser¨¢ muy diferente en la Argentina: en sus pol¨ªticas, en su econom¨ªa, en su visi¨®n del mundo, un gobierno de Scioli y un gobierno de Macri podr¨ªan parecerse mucho. En el pa¨ªs normal que pregona la futura expresidenta, Scioli podr¨ªa votar a Macri y viceversa: que sean las dos alternativas de esta elecci¨®n es el precio que la sociedad argentina est¨¢ pagando por 12 a?os de peronismo kirchnerista.
No habr¨¢, entonces, cambios importantes ¡ªsalvo un cambio enorme: que, de repente, se abrieron las compuertas, se rompi¨® el mito de la inevitabilidad del peronismo. Y eso, a mediano plazo, s¨ª que puede, si acaso, cambiar algo.
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