¡°La democracia representativa ya no representa nada¡±
El profesor de la Universidad de Par¨ªs Ouest Nanterre firma junto a Pierre Dardot ¡®Com¨²n¡¯, ensayo que plantea el marco te¨®rico de una alternativa pol¨ªtica
Un fil¨®sofo y un soci¨®logo observando la realidad. Intentando comprender qu¨¦ ocurre en esta sociedad que, supuestamente, nos lo da todo y que, sin embargo, genera tanto malestar, y tantas desigualdades. Asistiendo a las protestas de los indignados espa?oles, a los movimientos de reapropiaci¨®n del agua en N¨¢poles, a las luchas contra la implantaci¨®n de un centro comercial en el parque Taksim turco, a la causa contra el calentamiento global, a la pelea en la Red por reinventar un espacio neutro, no contaminado por intereses de mercado, a la defensa del software libre, del creative commons, del copyleft.
E intentando comprender qu¨¦ tienen en com¨²n todos estos movimientos.
Pues bien, tienen en com¨²n la lucha por lo com¨²n. El Estado, sostienen Christian Laval y Pierre Dardot, ya no se ocupa de los intereses del conjunto de la sociedad. Se ha plegado a las necesidades de las grandes corporaciones, que imponen sus condiciones (fiscalidad favorable, por ejemplo) y demandan privatizaciones. Los ciudadanos, en definitiva, deben reaccionar porque el Estado ya no protege lo que es de todos.
En 2012, Laval y Dardot, dos estudiosos del legado de Marx, publicaron La raz¨®n del com¨²n, libro con el que daban forma a un concepto que, sostienen, va m¨¢s all¨¢ de la defensa del agua y el aire y comprende, por ejemplo, un hospital que sus propios profesionales reflotan creando una cooperativa. Ahora presentan Com¨²n (Gedisa, 2015), ambicioso ensayo que intentar construir un marco te¨®rico para una nueva alternativa pol¨ªtica.
Coordenadas
Un libro.?'El hombre que amaba a los perros', de Leonardo Padura. "Me gusta cuando la ficci¨®n se mezcla con la historia".
Una idea.?"Dardot y yo perseguimos la misma idea, de Arist¨®teles: 'Vivir juntos es actuar juntos".
Una certeza.?"Nada es eterno. Todo lo que el hombre ha hecho bien o mal en la historia puede ser deshecho y rehecho"
Christian Laval, soci¨®logo nacido en 1953, profesor de la Universidad de Par¨ªs Ouest Nanterre y bloguero de la web Mediapart, responde a las preguntas en una sala del Institut Fran?ais de Madrid, al d¨ªa siguiente de pronunciar una conferencia en el Museo Reina Sof¨ªa.
Pregunta.?Proponen ustedes un marco te¨®rico para el Com¨²n. Y sostienen la necesidad de una democracia radical. ?Qu¨¦ quieren decir con eso?
Respuesta.?Hoy hay una exigencia de una nueva fase de la democracia, m¨¢s profunda, m¨¢s real. La democracia representativa, en el fondo, ya no representa nada; solo se representa a s¨ª misma, a pol¨ªticos profesionales que constituyen una oligarqu¨ªa cada vez m¨¢s ligada a los intereses privados. No lo decimos nosotros, lo dicen los movimientos sociales y una gran parte de la sociedad. El Com¨²n es aquello que sentimos que se nos escapa, lo que desparece por las privatizaciones.
P.??Qu¨¦ recursos colectivos piensan que hay que retomar, y c¨®mo?
R.?El agua, por ejemplo. Como ocurri¨® en N¨¢poles, donde se remunicipaliz¨® la distribuci¨®n y se democratiz¨® la gesti¨®n haciendo participar a los usuarios.
P.? Pero ustedes hablan de desbordar los elementos naturales, ?puede dar alg¨²n ejemplo?
R.?El saber, el arte, la belleza y el conocimiento est¨¢n siendo colonizados por intereses privados. Hay que hacer prevalecer el derecho de uso de los ciudadanos.
Hay que pensar en una revoluci¨®n antineoliberal. Reorganizarse en funci¨®n de las necesidades de la poblaci¨®n
P.? ?Y c¨®mo se hace?
R.?En Italia, tras la ocupaci¨®n del teatro Valle, se hizo una experiencia de Com¨²n. Administradores del teatro, actores y espectadores se asociaron. Hay que transformar las instituciones democratizando su uso.
P.? Para todo ello, plantean ustedes, es necesaria una revoluci¨®n. ?Qu¨¦ tipo de revoluci¨®n defienden?
R.?El neoliberalismo se presenta como un proceso revolucionario: la revoluci¨®n liberal. Se ha producido una especie de inversi¨®n del t¨¦rmino: son los dominantes los que se dicen revolucionarios. Hay que pensar en una revoluci¨®n antineoliberal. Organizarse en funci¨®n de las necesidades de la poblaci¨®n. Esas reformas pueden tomar formas violentas, como ocurri¨® en los momentos agudos en algunos pa¨ªses ¨¢rabes. Pero para nosotros la revoluci¨®n consiste en rehacer instituciones y crear otras nuevas.
P.??Considera que esa revoluci¨®n necesita recurrir a alguna forma de violencia?
R.?No, no es absolutamente necesario. Distinguimos revoluci¨®n de insurrecci¨®n. Pueden aparecer momentos violentos puesto que la revoluci¨®n se enfrenta a los intereses de los grupos dominantes. Pero los momentos revolucionarios del siglo XIX, con barricadas, son agua pasada. La revoluci¨®n comienza cuando se pasa de la resistencia a la construcci¨®n. Luego se cuestionan instituciones centrales, por ejemplo, las formas de representaci¨®n electoral. Y si una revoluci¨®n quiere durar, necesita crear unas bases en la sociedad.
Se trata de que el mercado y la propiedad privada sean sometidos a una l¨®gica superior, que sea la del uso colectivo, prudente y cuidadoso de los recursos colectivos
P.??Y qu¨¦ deben hacer esos movimientos, esas bases? ?Entrar en el sistema, ser alternativa pol¨ªtica, como Podemos, o luchar desde fuera? Es un viejo debate que sigue vivo en algunos movimientos sociales.
R.?Es un debate est¨¦ril. Hay que pensar en formas pol¨ªticas de participaci¨®n en las elecciones y en su conexi¨®n con los movimientos sociales. Esos movimientos necesitan crear nuevas instituciones, en la educaci¨®n, en la salud, cooperativas. Para ello necesitan apoyo de los Gobiernos municipales. Y los Ayuntamientos necesitan de ese tejido de Com¨²n en la sociedad para llevar a cabo una transformaci¨®n. Gobiernos municipales como el de Barcelona o Madrid solo aguantan a partir de realidades locales y sectoriales, de los barrios.
P.??Qu¨¦ lectura hacen de esas dos victorias electorales en Espa?a?
R.?Se demostr¨® que las grandes movilizaciones sociales no son en vano.
El movimiento del Com¨²n da la espalda al comunismo de Estado, que es una realidad acabada que est¨¢ en el museo de la historia
P.? ¡°El capitalismo destruye las condiciones de vida en el planeta y conduce a la destrucci¨®n del hombre por el hombre¡±, dicen ustedes en Com¨²n. ?Es el capitalismo, o el capitalismo mal conducido?
R.?El capitalismo porta una l¨®gica de lo ilimitado, el ¡°siempre m¨¢s¡±; y el neoliberalismo actualiza y radicaliza esa l¨®gica, lo que significa destrucci¨®n de los ecosistemas. Vamos hacia la cat¨¢strofe.
P.?Ustedes preconizan una forma de oposici¨®n al capitalismo que no es el comunismo.
R.?El movimiento del Com¨²n da la espalda al comunismo de Estado, que es una realidad acabada que est¨¢ en el museo de la historia. Estamos en una nueva fase en que el Com¨²n se podr¨¢ realizar con formas de autoinstituci¨®n o autoorganizaci¨®n.
P.??El Com¨²n no contempla la supresi¨®n del mercado ni de la propiedad privada?
R.?En absoluto. Subordinaci¨®n del mercado y de la propiedad privada a la prevalencia del derecho de uso colectivo y al principio de democracia radical. Se trata de que el mercado y la propiedad privada sean sometidos a una l¨®gica superior, que sea la del uso colectivo, prudente y cuidadoso de los recursos colectivos.
P.? Ustedes sostienen que estamos a las puertas de una transformaci¨®n pol¨ªtica hist¨®rica. ?Por qu¨¦?
R.?M¨²ltiples fuerzas sociales pasan de la protesta a la acci¨®n. La capacidad inventiva de los actores sociales es lo que nos da esperanza.
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