Las diferencias entre los pa¨ªses de la coalici¨®n frenan la lucha contra el ISIS
El combate contra esta nueva forma de insurgencia islamista no puede ganarse s¨®lo con medios militares
La conquista de Mosul, la tercera ciudad iraqu¨ª, y la subsiguiente declaraci¨®n del califato en una amplia zona de Irak y Siria, despert¨® al mundo a la amenaza del llamado Estado Isl¨¢mico (ISIS) en junio de 2014. Su crueldad ayud¨® a Estados Unidos a formar una renuente coalici¨®n internacional para lanzar una campa?a a¨¦rea con la que combatirlo. Pero tras el anuncio de miles de bombardeos, cunde la duda sobre su efectividad. Diferencias pol¨ªticas irreconciliables entre los pa¨ªses implicados (dentro y fuera de la coalici¨®n) frenan la lucha contra el grupo, a pesar de ¨¦xitos puntuales como la recuperaci¨®n esta semana de Sinjar.
Los recientes atentados en Par¨ªs, Beirut y Amm¨¢n, por solo nombrar los ¨²ltimos, cuestionan las declaraciones oficiales de que el ISIS est¨¢ ¡°contenido¡±, la ¨²ltima ayer viernes por parte del propio presidente norteamericano, Barack Obama, en una entrevista a la cadena ABC. Sin embargo, ya hace un a?o que una quincena de pa¨ªses (occidentales y ¨¢rabes, aunque solo siete de ellos intervienen tanto en Irak como en Siria) se aliaron para ¡°primero degradar y finalmente destruir¡± a ese grupo.
El Departamento de Defensa de EE. UU. publica una exhaustiva lista de los objetivos alcanzados por la Operaci¨®n Resoluci¨®n Inherente. Pero el resultado es como m¨ªnimo discutible. Aunque en Irak han logrado frenar el avance de los yihadistas, estos siguen controlando Mosul y atrayendo a un amplio sector de la comunidad ¨¢rabe sun¨ª de ese pa¨ªs. En Siria, sin embargo, el aguante del r¨¦gimen de Bachar el Asad y la divisi¨®n y debilidad de la oposici¨®n armada, est¨¢ permitiendo que el ISIS avance, a menudo con el consentimiento de los sun¨ªes de las zonas rurales.
¡°Somos los ¨²nicos que estamos sobre el terreno, si nos dejaran en un par de meses acabar¨ªamos con ellos", fanfarroneaba recientemente ante esta corresponsal un diplom¨¢tico iran¨ª. "Total ?cu¨¢ntos son? ?30.000? ?50.000 milicianos? ?Qu¨¦ es eso para un Ej¨¦rcito como el de Estados Unidos? Si no les derrotan es porque no quieren¡±, insist¨ªa.
Es una idea peligrosa, pero extendida en algunos lugares de Oriente Pr¨®ximo, que revela parte de la complejidad de luchar contra un grupo al que al principio se consider¨® solo terrorista y que ha planteado un nuevo modelo de insurgencia islamista (sun¨ª). Adem¨¢s de usar el terror, el ISIS explota el descontento de las poblaciones locales y la ausencia de Estado, y maneja con enorme destreza las redes sociales.
Si bien es cierto que tras las intervenciones en Irak y Afganist¨¢n de la pasada d¨¦cada ni Estados Unidos ni sus aliados occidentales est¨¢n dispuestos a volver a enviar tropas a Oriente Pr¨®ximo, la batalla no es solo militar. Tal como reconocen diplom¨¢ticos, pol¨ªticos y uniformados, se necesita resolver primero la brecha sectaria alimentada por la rivalidad regional entre Ir¨¢n (chi¨ª) y Arabia Saud¨ª (sun¨ª) desde hace al menos tres d¨¦cadas.
En sus declaraciones p¨²blicas todos condenan al ISIS, pero mientras para Ir¨¢n se trata del enemigo p¨²blico n¨²mero uno, para Arabia Saud¨ª ese podio lo ocupa la Rep¨²blica Isl¨¢mica, cuyo r¨¦gimen ha visto como una amenaza a los intereses ¨¢rabes desde la revoluci¨®n de 1979. De ah¨ª que su respaldo a la coalici¨®n antiyihadista se haya visto mermado por su empe?o en combatir la influencia iran¨ª en Yemen, una aventura que muchos analistas consideran un desastre.
A la vez el entusiasmo anti ISIS de Teher¨¢n, que en principio constituir¨ªa una estupenda base para la cooperaci¨®n con Occidente como sugiri¨® su propio ministro de Exteriores, resulta contraproducente en la pr¨¢ctica. Su apoyo a las milicias chi¨ªes de Irak ha minado el desarrollo de las fuerzas de seguridad, frenando los objetivos de la coalici¨®n, y la autoridad del Gobierno de Bagdad, que la minor¨ªa sun¨ª percibe como una extensi¨®n de la Rep¨²blica Isl¨¢mica. La marginaci¨®n pol¨ªtica y falta de oportunidades que han sentido los sun¨ªes iraqu¨ªes desde el derribo de Sadam Husein en 2003 ha contribuido al avance y arraigo del ISIS.
Intereses enfrentados
Del mismo modo, el respaldo de Ir¨¢n al r¨¦gimen de El Asad (la ¨²nica revuelta ¨¢rabe que Teher¨¢n no ha considerado leg¨ªtima) lo descalifica a ojos de la dividida oposici¨®n siria. Sus m¨²ltiples grupos solo han encontrado ayuda en las petromonarqu¨ªas, m¨¢s deseosas de dar una lecci¨®n a Ir¨¢n que de cualquier cambio que pueda traer la menor brizna de democracia.
No es el ¨²nico caso de intereses contrapuestos. Turqu¨ªa, nominalmente en la coalici¨®n, ha rechazado participar en los bombardeos porque, tras su inicial inter¨¦s en la ca¨ªda de El Asad, se ha percatado que el abandono del statu quo empodera a los kurdos y no est¨¢ dispuesta a tolerar que su propia poblaci¨®n kurda (unos 15 millones de sus 80 millones de habitantes) reclame mayores derechos o una autonom¨ªa.
Esas diferencias se extienden a los propios kurdos. Su ¨¦xito de esta semana en Sinjar (con el apoyo a¨¦reo de EE.UU.) no ha podido ocultar las rivalidades entre los partidos del Kurdist¨¢n iraqu¨ª (motivo del retraso de una operaci¨®n prevista para semanas atr¨¢s) o entre los kurdos iraqu¨ªes y los del PKK sirio, quienes aseguran haber hecho la parte dura del avance contra el ISIS mientras sus hermanos iraqu¨ªes se colgaban las medallas.
Lo que es m¨¢s peligroso. La apuesta por apoyar a los Peshmerga (fuerzas kurdas iraqu¨ªes) pone a Washington en una dif¨ªcil tesitura con el Gobierno de Bagdad, que ve c¨®mo los kurdos se hacen con el control de territorios en disputa y que no estaban incluidos en su autonom¨ªa. Sinjar es un ejemplo simb¨®lico, pero Kirkuk, con sus reservas de petr¨®leo, puede llegar a constituir un casus belli. Algunos observadores ya han advertido del riesgo de que se reabra el conflicto ¨¢rabe-kurdo.
¡°El ISIS se enfrenta a una creciente presi¨®n por parte de la coalici¨®n que lidera EE. UU., pero sus recientes p¨¦rdidas territoriales no anuncian una mayor estabilidad¡±, resum¨ªa un reciente an¨¢lisis del Instituto para el Estudio de la Guerra.
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