Los ¨²ltimos de Afganist¨¢n
Los 21 soldados espa?oles que quedan en Kabul se dedican a tareas de asesoramiento y entrenamiento
La placa Champs Elys¨¦es ha quedado descolorida con el paso del tiempo. Hace dos a?os que las tropas francesas dejaron Afganist¨¢n, y su barrac¨®n sigue desocupado. Sin embargo, el rojo y el amarillo a¨²n brillan en los bancos de la entrada a la Casa Espa?a. All¨ª est¨¢n los 21 soldados que quedan en Kabul, ¨²ltimo reducto espa?ol en el pa¨ªs tras la marcha de las tropas espa?olas de Herat a finales de octubre. Las decenas de fotos que cuelgan de las paredes de la sala principal recuerdan a los que por all¨ª pasaron en los ¨²ltimos 15 a?os. Pese a que en la sala se siente un cierto vac¨ªo, el barrac¨®n espa?ol sigue siendo uno de los m¨¢s populares, sobre todo cuando se celebran jornadas gastron¨®micas en el coraz¨®n de Resolute Support (Apoyo Decidido), la operaci¨®n de entrenamiento y asesoramiento de las tropas afganas que mantiene a la comunidad internacional presente en Kabul, aunque con muchos menos efectivos.
No es f¨¢cil la vida en este recinto ultraprotegido, pero a la vez totalmente aislado de la vida exterior. Los helic¨®pteros sobrevuelan, con un zumbido sin fin, de la madrugada al atardecer. Las medidas de seguridad hacen extremadamente dif¨ªcil entrar al recinto. Salir es casi igual de complicado. Los soldados espa?oles, como el resto de las fuerzas internacionales, tienen prohibido aventurarse fuera de la base salvo por motivo profesional. Y no siempre pueden salir: los convoyes de la OTAN son el objetivo n¨²mero uno de los terroristas en Afganist¨¢n que siguen amenazando la estabilidad de este pa¨ªs 14 a?os despu¨¦s de la intervenci¨®n internacional. Miguel ?ngel D¨ªez se encoge de hombros cuando se le pregunta c¨®mo se siente sabi¨¦ndose en el punto de mira terrorista.
¡°A los que ya somos viejos y hemos estado en Espa?a con la amenaza terrorista no se nos ponen los pelos de punta. Venimos aqu¨ª ya un poco curados de espanto, desgraciadamente¡±, replica el teniente coronel, de 50 a?os y destinado en la c¨¦lula de operaciones que coordina el trabajo de asesoramiento a los afganos.
El sargento primero Manuel Ruiz Claro, dedicado a tareas administrativas en la base, asiente. ¡°Venimos a hacer nuestro trabajo, si tuvi¨¦semos que estar obsesionados con que nos puede pasar algo, ser¨ªa un sin vivir¡±, se?ala el militar de 38 a?os, que con esta cumple su tercera misi¨®n afgana.
Los d¨ªas de los ¨²ltimos militares espa?oles en el pa¨ªs asi¨¢tico son muy parecidos. Y largos. Se resumen en trabajo, trabajo y m¨¢s trabajo. ¡°Lo fundamental es irse partiendo el d¨ªa en peque?os trocitos para que no se haga eterno¡±, explica D¨ªaz. No hay d¨ªas libres. Solo los viernes y los domingos se empieza algo m¨¢s tarde, al mediod¨ªa. Las pocas horas libres las pasan practicando alg¨²n deporte ¡ªen Casa Espa?a uno de los militares ha empezado clases de boxeo, otros participan en carreras organizadas en la base¡ª o ¡°leyendo pel¨ªculas¡±, bromean, en referencia a que sin los subt¨ªtulos est¨¢n totalmente perdidos a la hora de seguir un filme en los pocos canales de televisi¨®n que tienen, afganos o indios, en su mayor¨ªa.
El sargento Ruiz Claro trata de ver el lado m¨¢s positivo: ¡°No te tienes que preocupar de otra cosa que no sea tu trabajo, no hay atascos, no tienes que ir al banco, al m¨¦dico, a ir a recoger a los ni?os¡±, bromea, aunque confiesa de inmediato que se muere de ganas de volver a ver a sus mellizos de tres a?os. Lo har¨¢ en breve, puesto que est¨¢ a punto de acabar, como D¨ªez, su misi¨®n de seis meses en Afganist¨¢n. Llegar¨¢n reemplazos, al menos hasta que Espa?a decida qu¨¦ hacer con su contingente en el pa¨ªs. En Kabul, los militares tienen claro que a¨²n no se puede proclamar misi¨®n cumplida.
¡°En los Altos del Gol¨¢n llevan desde el 68 con una misi¨®n de la ONU y nadie se plantea retirarla. En Bosnia entramos en el 92 y todav¨ªa hay un cuartel general de la OTAN. Y seguimos mandando espa?oles ah¨ª. Imagino que esto ser¨¢ lo mismo¡±, aventura D¨ªez. ¡°Estamos ense?ando a los afganos a tener un Gobierno y hay que tener algo que ellos tienen y nosotros no, paciencia. Hay que darles tiempo¡±.
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