El ministro vuelve a clase
En plena batalla educativa, el secretario de Educaci¨®n de M¨¦xico visita cada lunes una escuela p¨²blica donde mantiene un cara a cara con padres y profesores
Escuela Primaria Francisco Giner de los R¨ªos. Colonia Obrera, Ciudad de M¨¦xico. Martes. Un sol tranquilo se desliza por el patio. La ceremonia de entrega de la bandera ha terminado y un hombre de traje gris, camisa azul y corbata a juego ha tomado el micr¨®fono. Es la autoridad. Pero para sorpresa de todos, esa autoridad da tres r¨¢pidos saltitos, se planta en el centro de la cancha y electriza a su audiencia.
- ?Disfrutaron del puente?- ?S¨ª¨ª¨ª¨ª¨ª¨ª¨ª¨ª¨ª¨ª¨ª¨ª¨ª¨ª¨ª¨ª¨ª¨ª¨ª!, gritan cientos de ni?os.- ?S¨¦ que se mueren de ganas de entrar en clase!- ?Noooooooooooooo!
Su transformaci¨®n en un pol¨ªtico de calle aumenta su perfil presidencial
Rodeado de escolares, Aurelio Nu?o Mayer es otro. El g¨¦lido analista que hasta agosto pasado mov¨ªa los hilos de M¨¦xico desde la jefatura de la Oficina Presidencial ha cambiado. De talante y de puesto. Ahora, con solo 37 a?os, dirige la Secretar¨ªa de Educaci¨®n y en sus manos ha ca¨ªdo uno de los grandes activos del mandato de Enrique Pe?a Nieto: la reforma educativa. Su gesti¨®n no es f¨¢cil. La ley ha tensado el arco. Al imponer la evaluaci¨®n del profesorado, el concurso obligatorio y la apertura de plazas se han quebrado los privilegios sindicales. En Oaxaca, Chiapas, Michoac¨¢n y Guerrero, la poderosa y radical Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Ense?anza ha declarado la guerra a la norma. Tras meses de duros enfrentamientos, cuatro de sus dirigentes han sido encarcelados en una prisi¨®n de m¨¢xima seguridad. Pero la tensi¨®n sigue a flor de piel.
En las pr¨®ximas semanas, las evaluaciones docentes, uno de los puntos calientes de la ley, llegar¨¢n a los Estados del sur. Y la bomba, con seguridad, volver¨¢ a estallar. Nu?o lo sabe. Y no est¨¢ dispuesto a retroceder. ¡°Si aceptan la reforma, habr¨¢ di¨¢logo; si no, el Gobierno se mantendr¨¢ firme¡±. Lo dice sin chaqueta, arremangado y bajo el sol de la escuela Francisco Giner de los R¨ªos. En ese espacio, el delf¨ªn de Pe?a Nieto ha decidido librar una parte de la batalla.
Cada lunes, desde que tom¨® posesi¨®n del cargo, sale de viaje y visita un colegio p¨²blico. All¨ª se funde con la chiquiller¨ªa y mantiene un exhaustivo cara a cara con padres y profesores. Ante ellos explica la reforma educativa e intenta espantar los miedos. ¡°La evaluaci¨®n docente no est¨¢ dise?ada para castigar a los maestros, sino para saber qu¨¦ estamos haciendo bien¡±, afirma Nu?o. ¡°Quiero un di¨¢logo sin filtros. Vengo para escuchar. Antes, las escuelas estaban al servicio del sistema, ahora es al rev¨¦s; es la autoridad la que tiene que ir a la escuela¡±, a?ade.
El g¨¦lido analista que hasta agosto pasado mov¨ªa los hilos de M¨¦xico desde la jefatura de la Oficina Presidencial ha cambiado
El mensaje es claro. Su voz suena segura. En Nu?o, el delf¨ªn de Pe?a Nieto, ha surgido una nueva faceta. El hombre de despacho se est¨¢ transformando en un pol¨ªtico de calle, que gusta del cuerpo a cuerpo, que busca convencer al auditorio. Hacerle re¨ªr. Uno tras otro, de pie, responde a los profesores y a los padres. Le preguntan por la seguridad del barrio, los traslados, la biblioteca, los idiomas¡ Casi nadie cuestiona la reforma. No es territorio hostil. Pero tampoco tiene la partida ganada.
Para algunos analistas, se est¨¢ labrando un futuro. La Secretar¨ªa de Educaci¨®n, desde tiempos de su fundador, Jos¨¦ Vasconcelos (1882-1959), es uno de los ministerios fuertes de M¨¦xico. Un buen trampol¨ªn para saltos mayores. Si Nu?o gana la batalla educativa, se le abrir¨ªan las puertas a la candidatura presidencial. A diferencia de otros miembros del Ejecutivo, ha salido ileso de los esc¨¢ndalos de la primera mitad del sexenio y adem¨¢s disfruta de una relaci¨®n privilegiada con Pe?a Nieto. ¡°Pero si flaquea, sus posibilidades se reducir¨¢n; tiene que ser firme y eficaz, y no ceder tampoco ante el sindicato mayoritario, SNTE, que dispone de un partido cuyos votos son importantes al PRI¡±, se?ala Claudio X. Gonz¨¢lez, presidente de Mexicanos Primero, una organizaci¨®n dedicada a la defensa de la educaci¨®n. De momento, Nu?o ha decidido mantener el pulso y labrarse una nueva imagen. ¡°No quiero ser un secretario de oficina. Vengo a las escuelas a tomar el pulso¡±, dice mientras pasea por el colegio.
La visita incluye la entrada en una clase. Esta vez le ha tocado cuarto de Primaria. La profesora, con el secretario a sus espaldas, pregunta a los ni?os sobre la Revoluci¨®n Mexicana. Porfirio D¨ªaz y Francisco I. Madero centran la lecci¨®n. Los peque?os responden sobre la limitaci¨®n de mandato (seis a?os). Hacia el final, la maestra interroga en voz alta: ¡°?Cu¨¢ntos a?os puede durar un presidente?¡±. Un ni?o con cara de empoll¨®n profundo, no lo duda y suelta: ¡°Uno o dos a?os, no m¨¢s¡±. Nu?o no puede reprimir la sonrisa.
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