Una matanza policial golpea la credibilidad del Gobierno mexicano
La Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos denuncia la muerte a tiros de cinco personas desarmadas y de otra que ya se hab¨ªa rendido en Apatzing¨¢n (Michoac¨¢n)
La c¨²pula policial mexicana vuelve a estar en tela de juicio. Una investigaci¨®n de la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos ha denunciado la matanza perpetrada el 6 de enero pasado por la Polic¨ªa Federal en Apatzing¨¢n, la capital de Tierra Caliente (Michoac¨¢n). En la sangr¨ªa que murieron 10 personas, cinco de ellas acribilladas a balazos pese a no llevar armas, y otra cuando ya se hab¨ªa rendido. La reconstrucci¨®n, un fresco de la barbarie que a¨²n impera en amplias zonas de M¨¦xico, supone un nuevo golpe a la credibilidad del Ejecutivo, ya muy debilitado por la fuga de El Chapo y por masacres como de Tanhuato, en la que 42 supuestos narcos fueron liquidados a tiros por las fuerzas federales.?
La estocada es profunda. El informe de la comisi¨®n acredita una escalofriante cadena violaciones de los derechos humanos y deja a la intemperie a las autoridades federales que durante meses, e incluso ante el Parlamento, sostuvieron la pulcritud de la operaci¨®n. Esta defensa no era inocente. Su objetivo ultimo era salvaguardar la pol¨ªtica aplicada por el Gobierno para apaciguar la convulsa Michoac¨¢n. Un tablero que alcanz¨® notoriedad internacional y donde el presidente Enrique Pe?a Nieto, al inicio de su mandato, lanz¨® una de sus grandes apuestas. Para derribar al narco y desmontar el movimiento de las autodefensas, el mandatario envi¨® a este volc¨¢nico territorio a Alfredo Castillo Cervantes, un hombre de su confianza y al que otorg¨® poderes extraordinarios, s¨®lo equiparables a los de la comisi¨®n encargada de frenar la sublevaci¨®n zapatista en los noventa.
Con un ej¨¦rcito de 10.000 polic¨ªas y soldados bajo su mando, la irrupci¨®n del adelantado presidencial tuvo un arranque fulgurante. El enloquecido c¨¢rtel de Los Caballeros Templarios, que hab¨ªa hecho de Tierra Caliente su feudo, perdi¨® a sus l¨ªderes y vio agostarse en meses sus fuentes de financiaci¨®n. A su ocaso sigui¨® el de las autodefensas. Estas partidas de origen popular, que se hab¨ªan alzado contra la depredaci¨®n del narco, fueron conducidas al campo de la legalidad mediante la promesa de un sueldo y su absorci¨®n en las Fuerzas Rurales. En el trayecto, su principal cabecilla, el irredento doctor Jos¨¦ Manuel Mireles, fue encarcelado.
El informe de la comisi¨®n acredita una escalofriante cadena violaciones de los derechos humanos
Pero la paz nunca lleg¨® a cuajar. En poco tiempo, el espacio dejado por los templarios fue ocupado por grupos ultraviolentos de sicarios. Y las viejas y laber¨ªnticas rivalidades entre los comandantes de las autodefensas, ahora reconvertidos en autoridades armadas, resurgieron. Las matanzas de todo signo empezaron a sucederse. La podredumbre volvi¨® a emerger. Tierra Caliente segu¨ªa siendo ingobernable.
La puntilla lleg¨® el pasado 6 de enero cuando una banda de sicarios, Los Viagra, utilizados para acabar con los templarios y que se negaban a entregar sus armas, se infiltr¨® en una protesta ciudadana que hab¨ªa tomado el Ayuntamiento de Apatzing¨¢n. Su desalojo y un enfrentamiento posterior derivaron en un ba?o de sangre. Aunque la versi¨®n oficial neg¨® cualquier abuso, el comisionado Castillo fue depuesto dos semanas despu¨¦s.
El episodio que deton¨® su ca¨ªda mantiene perfiles confusos. El informe de la comisi¨®n divide la acci¨®n policial en dos fases. La primera se registr¨® de madrugada, cuando las fuerzas federales entraron en la sede municipal, donde se mezclaban sicarios y vecinos. En el operativo intervinieron 44 agentes y 287 soldados. El resultado fue una muerte por atropello, 18 heridos y 44 detenidos. En ocho casos, seg¨²n la investigaci¨®n, se registraron malos tratos. Pero la sangr¨ªa a¨²n no hab¨ªa llegado.
Poco antes de las ocho de la ma?ana, fuera de las dependencias municipales, la Polic¨ªa Federal se enfrent¨® con un grupo de vecinos, identificados como autodefensas por la comisi¨®n, cuyos veh¨ªculos se les hab¨ªan acercado a gran velocidad. Los agentes, presumiblemente temerosos de una represalia del narco, hicieron fuego y acribillaron a nueve personas. Cinco de ellos, seg¨²n la reconstrucci¨®n, iban desarmados y otro recibi¨® 14 impactos despu¨¦s de alzar las manos en se?al de rendici¨®n. Es lo que el informe denomina una ¡°ejecuci¨®n extrajudicial¡±.
Los heridos tampoco se libraron de la pesadilla. A cuatro se les deneg¨® la atenci¨®n m¨¦dica urgente, lo que caus¨® al menos un fallecimiento. El informe tambi¨¦n menciona omisiones en las necropsias de 10 cuerpos, irregularidades en la identificaci¨®n de dos cad¨¢veres y una larga lista de negligencias en la cadena de custodia de las pruebas.
Ante la andanada, el Ejecutivo mexicano evit¨® ayer entrar en pol¨¦mica. ¡°En lo que ata?e al uso desproporcionado de la fuerza en contra de cinco personas y la ejecuci¨®n extrajudicial de un civil, debemos decir que se acepta en sus t¨¦rminos la recomendaci¨®n emitida¡±, se?al¨® el comisionado nacional de Seguridad, Renato Sales. Su jefe, el secretario de Gobernaci¨®n, Osorio Chong, guard¨® silencio.
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