Argelia logra imponer a los islamistas radicales un papel secundario
La sociedad no espera la llegada de yihadistas al poder ni por las armas ni por las urnas
Los argelinos se han acostumbrado a vivir en alerta permanente. El Estado no baja la guardia y los yihadistas, seg¨²n los expertos, no tienen opciones de llegar al poder ni por las armas ni por las urnas. El exponente m¨¢s claro de la situaci¨®n es Madani Mezrag, de 60 a?os, asesino de la guerra civil para unos y t¨ªtere del Gobierno para otros. El fin de la guerra civil de los noventa implic¨® su renuncia a entrar en pol¨ªtica. Su anuncio, en agosto, de que creaba un partido fue acallado.
Madani Mezrag fue un dirigente del Ej¨¦rcito Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (EIS), brazo armado del Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS). Este partido gan¨® la primera vuelta de las elecciones legislativas de 1991; el Gobierno cancel¨® la segunda vuelta. La consecuencia de ese autogolpe de Estado fue una guerra donde perdieron la vida unas 200.000 personas. La paz se consigui¨® tras m¨¢s de siete a?os y en ella tuvo mucho que ver el alto el fuego unilateral que firm¨® Madani Mezrag en 1997. Dos a?os despu¨¦s, el actual presidente, Abdelaziz Buteflika, ganaba sus primeras elecciones generales y en enero de 2000 declaraba una amnist¨ªa para Mezrag y sus 5.000 hombres. Se firm¨® la paz a cambio de la impunidad. Y de la no injerencia de los islamistas radicales en pol¨ªtica. El acuerdo de concordia impide a los exguerrilleros de Mezrag aspirar al poder.
Pero Mezrag anunci¨® hace tres meses su intenci¨®n de crear un partido. Y en octubre amenaz¨® al mism¨ªsimo Buteflika con la siguiente frase emitida en una entrevista del canal argelino El Watan ¡ªnada que ver con el diario del mismo nombre¡ª: ¡°Si ¨¦l no reconsidera su postura [de impedirle participar en pol¨ªtica], escuchar¨¢ cosas de m¨ª que nunca antes ha escuchado¡±. Resultado: el Gobierno cerr¨® a la semana siguiente la cadena El Watan y Mezrag no ha vuelto a hablar en otros medios. Tampoco ha contestado a las llamadas de este diario.
?A cu¨¢nta gente representa realmente Mezrag? Dif¨ªcil saberlo porque nunca tuvo opci¨®n de presentarse a las urnas y porque en Argelia est¨¢n prohibidos los sondeos electorales. Algunos observadores internacionales estiman que tanto Mezrag como otros islamistas radicales podr¨ªan representar a un 30% de la poblaci¨®n.
Para otros analistas argelinos, sin embargo, Mezrag es hoy en d¨ªa un personaje folcl¨®rico, utilizado por el Gobierno para meter miedo en la poblaci¨®n con la idea de que la gente recuerde que los yihadistas siguen estando ah¨ª y que el ¨²nico que garantiza la estabilidad es Abdelaziz Buteflika, que lleva 15 de sus 78 a?os como presidente.
Un tendero de la famosa kasba (barrio viejo) de Argel, la zona donde naci¨® la revoluci¨®n que desembocar¨ªa en la independencia del pa¨ªs, pregunta: ¡°?Qui¨¦n ha inventado a Mezrag? Es el propio Gobierno¡±. Mourad Slimani, redactor jefe del diario El Watan, explica: ¡°A¨²n est¨¢ muy cerca el recuerdo de la guerra. Ve¨ªamos cabezas cortadas en las aceras. Todo el mundo tiene un familiar o un amigo muerto. El problema es que Mezrag fue perdonado sin ser juzgado. Y la sociedad quiere que se le juzgue. Pero Argelia no es un pa¨ªs de islamistas radicales. En 1991, en la primera vuelta de las elecciones votaron al Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS) tres millones de personas. Pero muchos de ellos lo hicieron porque ve¨ªan que esa era la ¨²nica alternativa para echar a los militares del poder¡±.
En el ¨¢mbito del islamismo moderado tampoco hay ning¨²n partido con opciones de vencer en unas presidenciales como es el caso de Recep Tayyip Erdogan en Turqu¨ªa. ¡°El poder ha sabido dividir a los islamistas, les ha hecho entrar en los negocios y los ha corrompido¡±, asegura Karim Kebir, periodista del diario Libert¨¦. ¡°A cambio, los islamistas han conseguido cambiar varias leyes a su favor. En 2006 se aprob¨® una ley de venta de alcohol que impide abrir un local si un solo vecino se opone. Ahora, encontrar alcohol es mucho m¨¢s dif¨ªcil que antes. Adem¨¢s, han introducido la llamada a la oraci¨®n en todos los canales de televisi¨®n, p¨²blicos y privados¡±.
Cien combatientes del ISIS
El Gobierno ha conseguido que la sociedad no se preocupe por el avance de los violentos. Pero la amenaza sigue ah¨ª y es bien real. En enero de 2013 la rama magreb¨ª de Al Qaeda (AQMI), la del argelino Mojtar Belmojtar, tom¨® una planta de gas en el sur del pa¨ªs y en la operaci¨®n de rescate murieron 37 rehenes extranjeros.
Y en septiembre de 2014 un grupo argelino vinculado al Estado Isl¨¢mico (ISIS) reclam¨® la decapitaci¨®n de un ciudadano franc¨¦s. Sin embargo, los argelinos en las filas del Estado Isl¨¢mico en Siria son menos de 100, frente a los casi 2.000 de Marruecos y los m¨¢s de 3.000 tunecinos.
Aunque han pasado m¨¢s de 15 a?os de la guerra, la sociedad est¨¢ saturada de violencia. ¡°El problema¡±, concluye el periodista Kebir, ¡°es que todo el mundo en este pa¨ªs est¨¢ desacreditado. El poder, porque lleva 15 a?os ah¨ª amparando la corrupci¨®n. La oposici¨®n, porque sigue con los mismos l¨ªderes de siempre. Los islamistas radicales, porque tienen las manos manchadas de sangre. Y los moderados, porque est¨¢n enriqueci¨¦ndose a la sombra del poder¡±.
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