Mejor ambiente, peor cosecha
Lo que necesita el mundo de las religiones son mensajeros de paz, no predicadores
Todas las religiones dicen que ordenan el bien y proh¨ªben el mal. Tambi¨¦n proclaman que nadie puede afirmar que no puedan integrarse en cualquier sociedad. Justicia y bondad, paz y di¨¢logo, misericordia y acogida del otro, ?qui¨¦n no querr¨ªa confesiones que anuncien tales programas? Pero una cosa es predicar y otra dar trigo. La maldad y el delito, la violencia y los cr¨ªmenes por motivos de conciencia son, todav¨ªa, moneda com¨²n en muchas zonas de la Tierra, sin que los l¨ªderes religiosos puedan poner coto a tanta barbarie. Quien est¨¦ libre de pecado, ahora o en siglos pasados, que tire la primera piedra. Antes que el salvajismo del mal llamado ¡®estado isl¨¢mico¡¯ existieron cruzados (preludio de cruz gamada) que viajaron a Jerusal¨¦n, impulsados por un Pont¨ªfice romano, matando a cuantos herejes, jud¨ªos o musulmanes encontraron por el camino, y destruyendo monumentos religiosos o civiles.
Si las ciencias son por necesidad aliadas entre s¨ª, las religiones, como los idiomas, son necesariamente rivales. Por tanto, lo que necesita el mundo de las religiones son mensajeros de paz y misericordia, no predicadores. Ha sido el papel de Francisco en este su primer viaje a ?frica. Antes que ¨¦l visitaron ese continente tres de sus predecesores, una vez Pablo VI (Uganda, 1969); en catorce ocasiones Juan Pablo II, entre 1980 y 2000, y dos veces Benedicto XVI, a Camer¨²n y Angola en 2009, y a Ben¨ªn dos a?os m¨¢s tarde. A diferencia de Francisco (y excepci¨®n hecha de Pablo VI, el papa ensalzado entonces por haber llevado a buen fin el concilio Vaticano II), los papas polaco y alem¨¢n aprovecharon el viaje para evangelizar y, a veces, re?ir a sus fieles, como si estuvieran en un pa¨ªs de misi¨®n, es decir, inferior en todos los sentidos. ¡°Dejemos que Cristo nos libere del pasado¡±, clam¨® en Ben¨ªn Benedicto XVI con severas execraciones a lo que llam¨® ¡°sectas¡±, en realidad, tan Iglesias como la cat¨®lica. Tambi¨¦n execraron del uso del preservativo para combatir el sida, que consideraban un castigo de Dios por los pecados de los africanos.
¡°Es m¨¢s f¨¢cil organizar un viaje a la Luna que un viaje del papa a ?frica¡±, dijo el pol¨¦mico arzobispo Marzinkus un mes antes de que Pablo VI aterrizase en el aeropuerto de Entebbe, en Uganda. No han mejorado las condiciones de seguridad, pero si el ambiente. Pese a que ya nadie puede sostener que ?frica sea el mejor granero de la Iglesia cat¨®lica ¨Cefectivamente, musulmanes y protestantes llevan la delantera-, lo que se ha acrecentado es el prestigio de los prelados africanos, algunos muy bien encumbrados en la curia del Vaticano, incluso como cardenales papables. Es la iglesia que ha ido a explicar Francisco, sin un solo discurso que sonara a serm¨®n de padre enfadado o en busca de una buena cosecha.
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