Movilizaci¨®n internacional por la pena de muerte a un poeta en Arabia Saud¨ª

Dos centenares de poetas y escritores de todo el mundo han firmado una carta de solidaridad con Ashraf Fayadh, un artista palestino condenado a muerte en Arabia Saud¨ª por ¡°apostas¨ªa¡±. Su temor, como el de diversas organizaciones internacionales que apoyan su caso, es que ese nuevo golpe a la libertad de expresi¨®n se haga efectivo. En lo que va de a?o el reino ha ejecutado a por lo menos 151 personas y, seg¨²n los medios locales, otras 55 est¨¢n a punto de subir al cadalso por delitos de terrorismo, seis de ellas menores cuando se produjeron los hechos de los que se les responsabiliza. De momento, la presi¨®n internacional ha servido para que, por primera vez desde su detenci¨®n, Fayadh haya tenido acceso a un abogado.

¡°Durante todo el proceso no ha tenido defensa letrada; solo despu¨¦s de que su caso se hiciera viral le han permitido acceder a un abogado para apelar la sentencia¡±, explica a EL PA?S Mona Kareem, la activista que ha difundido su situaci¨®n y ha traducido sus poemas. El asunto pone de relieve las crecientes tensiones entre los ultraconservadores del reino y una nueva generaci¨®n de artistas y activistas que intenta ampliar los l¨ªmites a la libertad de expresi¨®n.

Fayadh, de 35 a?os y nacido en Arabia Saud¨ª de padres palestinos, fue detenido en agosto de 2013 en la ciudad de Abha acusado de haber hecho ¡°comentarios obscenos sobre Dios, el profeta Mahoma y el Estado saud¨ª¡±, seg¨²n los documentos que ha visto Human Rights Watch. Al parecer, un lector denunci¨® que hab¨ªa difundido un libro en el que promov¨ªa el ate¨ªsmo. El poeta ha rechazado esos cargos desde el principio y sus allegados est¨¢n convencidos de que los ultraconservadores la han tomado con ¨¦l por haber difundido en Internet un v¨ªdeo en el que la polic¨ªa religiosa flagelaba a un hombre en p¨²blico.

¡°Le han convertido en un chivo expiatorio para dejar claro que la polic¨ªa moral est¨¢ por encima de la sociedad¡±, declara Kareem en una entrevista por correo electr¨®nico. ¡°Ashraf tiene un gran temple y estoy convencida de que no es f¨¢cil hundir a un refugiado palestino de tercera generaci¨®n, pero ya lleva dos a?os en la c¨¢rcel¡±, se preocupa la activista. De momento, la sentencia ha sido demasiado para el padre del poeta que se encuentra ¡°en coma desde que conoci¨® el veredicto¡±.

Fayadh, que como colaborador de la galer¨ªa de arte brit¨¢nico saud¨ª Edge of Arabia ha organizado exposiciones en Yeddah y en la Bienal de Venecia, fue condenado inicialmente a cuatro a?os de c¨¢rcel y 800 latigazos. El juez rechaz¨® la pena de muerte que ped¨ªa el fiscal porque detect¨® ¡°hostilidad¡± en el testigo de cargo y arrepentimiento del poeta. Sin embargo, el fiscal recurri¨®. Amnist¨ªa Internacional lo considera un preso de conciencia.

¡°Para ¨¦l fue un golpe tremendo ver que se le volv¨ªa a juzgar para aumentar la sentencia, pero espera que haya bastante apoyo para salvar su vida¡±, conf¨ªa Kareem, quien conoci¨® a Fayadh en 2002. Ambos eran habituales de las mismas publicaciones ¨¢rabes y llegaron a gestionar juntos una web literaria a mediados de la pasada d¨¦cada.

De la sensibilidad que la cr¨ªtica suscita en las autoridades saud¨ªes da una pista el hecho de que el Ministerio de Justicia haya anunciado que estudia querellarse contra Twitter porque en esa web se ha equiparado la sentencia contra el poeta con las que emite el Estado Isl¨¢mico. Riad se encuentra constantemente en el punto de mira por la falta de garant¨ªas de su sistema judicial y su frecuente recurso a la pena capital. La mayor¨ªa de los condenados a muerte lo son por delitos no violentos como la apostas¨ªa o la protesta pol¨ªtica.

M¨¢s de 50 personas condenadas a muerte

Varias organizaciones de derechos se han movilizado en la ¨²ltima semana ante la difusi¨®n en la prensa saud¨ª de que se est¨¢ preparando la ejecuci¨®n de golpe de 52 personas acusadas de terrorismo. El pasado 23 de noviembre la web del diario Al Riyadh anunciaba que iba a producirse ¡°en d¨ªas¡±, pero luego retir¨® la noticia. Sin embargo, se mantiene en la web de Okaz, que eleva el n¨²mero de reos a 55.

¡°Los 55 terroristas de Al Qaeda y Awamiya van a recibir el castigo que les corresponden tras probarse que sus cr¨ªmenes causaron la muerte a un centenar de civiles y a 71 miembros de las fuerzas de seguridad¡±, explica ese diario echando en el mismo saco a los presuntos miembros de Al Qaeda (extremistas violentos sun¨ªes) y a los manifestantes chi¨ªes de la Provincia Oriental que en 2011, al hilo de la primavera ¨¢rabe, organizaron protestas pac¨ªficas para denunciar la discriminaci¨®n por parte del Gobierno central. Awamiya es la localidad donde se produjeron varias de las manifestaciones, no un grupo terrorista. Todos ellos han sido condenados en juicios secretos ante el Tribunal Criminal Especial.

M¨¢s all¨¢ de las irregularidades en los juicios, a los defensores de derechos les preocupa especialmente que entre ese segundo grupo hay seis j¨®venes que eran menores de edad cuando participaron en las marchas y, sean cuales sean sus delitos, no pueden ser condenados a muerte de acuerdo con la legislaci¨®n internacional. Uno de los seis, Ali al Nimr, sobrino de un destacado l¨ªder religioso chi¨ª que tambi¨¦n ha recibido la pena capital, se ha convertido en el s¨ªmbolo del caso al haber sido sentenciado a la crucifixi¨®n.

¡°Hemos o¨ªdo de organizaciones con las que colaboramos que han realizado ex¨¢menes m¨¦dicos a los menores y al jeque Nimr, lo que podr¨ªa indicar que las ejecuciones son inminentes¡±, Alice Gillham, de Reprieve, una organizaci¨®n brit¨¢nica que defiende a condenados a muerte y a v¨ªctimas de la tortura.

A la vista de esas informaciones, las madres de cinco de los j¨®venes escribieron la semana pasada una carta abierta en la que hac¨ªan responsables al rey Salm¨¢n y al pr¨ªncipe heredero Mohamed Bin Nayef de las vidas de sus hijos para los que ped¨ªan la libertad inmediata. ¡°Queremos reiterar que las autoridades saud¨ªes han sometido a m¨²ltiples injusticias a nuestros hijos (¡­) torturados f¨ªsica y psicol¨®gicamente durante los interrogatorios¡±, denuncian.