Votos s¨ª, balas no
Las balas zumban mortales frente a la democracia. S¨®lo los votos nos escudan. Ejercerlos es la sustancia de la ecuaci¨®n democr¨¢tica
En los a?os 60 del siglo pasado, bajo el influjo de la Revoluci¨®n Cubana, la izquierda venezolana abraz¨® con ardor la lucha armada en contra de una democracia todav¨ªa endeble y asediada por todo tipo de conspiraciones.
El subcontinente era un carrusel de dictaduras que sub¨ªan y bajaban al ritmo de los apoyos que ven¨ªan del norte. Se hab¨ªa acu?ado el calificativo de ¡°rep¨²blica bananera¡± para referirse a las naciones del Caribe gobernadas algunas por exmilitares como el sargento Fulgencio Batista en Cuba; o el sanguinario general Rafael Chapita Trujillo en Rep¨²blica Dominicana. A su lado, Duvalier en Hait¨ª, Somoza en Nicaragua, Rojas Pinilla en Colombia, P¨¦rez Jim¨¦nez en Venezuela..., hab¨ªan enhebrado un rosario de dictadores tontamente pomposos y adictos a suprimir todo indicio de voluntad democr¨¢tica a sangre y fuego en sus pa¨ªses.
Quienes gobiernan Venezuela han disparado un discurso de odio y enfrentamiento social
En Venezuela gobernaba el l¨ªder democr¨¢tico R¨®mulo Betancourt (per¨ªodo 1959-1964), quien se enfrent¨® a Fidel Castro y lo venci¨® pol¨ªtica y militarmente, cuando el revolucionario cubano intent¨®, por primera vez, secuestrar a Venezuela. Muchos j¨®venes idealistas, estudiantes de clase media, y alg¨²n que otro morador de los barrios populares, asumieron la lucha armada mareados por la aventura de la Sierra Maestra, por las barbas irredentas y el verdeolivo de los uniformes, por la proclama histri¨®nica de la Declaraci¨®n de La Habana. Frente a la andanada de agitaci¨®n y propaganda armada y a la intenci¨®n de boicotear las elecciones presidenciales de 1964 con plomo, surgi¨® la consigna: Votos s¨ª, balas no, que cal¨® hondo en el pueblo venezolano, dispuesto a decidir democr¨¢ticamente su destino y contribuy¨® al aislamiento social y luego al fracaso de la aventura armada (muchos de sus protagonistas se reintegrar¨ªan m¨¢s tarde al proceso democr¨¢tico).
Casi medio siglo despu¨¦s, quienes gobiernan en Venezuela ¡ªmuchos de ellos cultores nost¨¢lgicos de la insurrecci¨®n armada de entonces¡ª han disparado un discurso de odio y enfrentamiento social que ha hecho percutir agresiones y balas en contra de los candidatos opositores en las pr¨®ximas elecciones parlamentarias del 6 de diciembre. La idea no es nueva. Ya la han puesto en pr¨¢ctica los enemigos de la democracia ¡ªde todo cu?o y toda inspiraci¨®n¡ª para tratar de acallar las voces disonantes frente a su proyecto particular de sociedad (el l¨ªder del Nuevo Liberalismo colombiano, Luis Carlos Gal¨¢n, fue asesinado mientras les hablaba a sus seguidores desde una tarima electoral, por ¨®rdenes de un psic¨®pata iluminado. Lo mismo le pas¨® en un p¨²lpito abierto a Monse?or Romero, en El Salvador, a manos de los militares que tem¨ªan su mensaje de reconciliaci¨®n).
Ejercer el voto es la sustancia de la ecuaci¨®n democr¨¢tica, su fortaleza
No hay escape. Las balas zumban mortales frente a la democracia. Siempre nos podr¨¢ sorprender un Tejero blandiendo una pistola. S¨®lo los votos nos escudan. Ejercerlos es la sustancia de la ecuaci¨®n democr¨¢tica, su fortaleza. La democracia termina a la larga imponi¨¦ndose a las balas, est¨¢ a la vista en los libros de historia. Los gobernantes de la regi¨®n americana har¨ªan bien en percatarse y dejar de remedar a los tres monitos sabios que no quieren o¨ªr, hablar o ver, cuando de defender la democracia en Venezuela se trata. Votos s¨ª, balas no deber¨ªa ser una exigencia al Gobierno venezolano compartida por todos en la regi¨®n sin mucha dificultad. ?No es cierto?
@jeanmaninat
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