El factor miedo en las elecciones de Venezuela
Los pr¨®ximos comicios se han convertido en un pulso entre la intimidaci¨®n y el chantaje del Estado contra el temor de que en Venezuela se puede estar peor
No se llama Humberto pero es el nombre que un trabajador de una instituci¨®n estatal tendr¨¢ para este reportaje. Es chavista, dice, y lo ser¨¢ siempre. Pas¨® tanto tiempo junto al fallecido presidente -lo saludaba casi a diario- que nunca dud¨® en votar por ¨¦l. ¡°Esta vez no lo voy a celebrar. No voy a votar con el coraz¨®n, sino con la racionalidad¡±, dice.
Es la segunda vez que pesan m¨¢s los argumentos que los sentimientos. Para las elecciones presidenciales de 2013, en las que Maduro fue elegido, Humberto se abstuvo de ir a votar, pero se pint¨® el dedo me?ique con un tintero en su propia casa. Quer¨ªa evitarse problemas en el trabajo al d¨ªa siguiente, dice, mientras se acomoda una camisa con un dise?o alusivo a la bandera de Estados Unidos que jam¨¢s utilizar¨ªa en la oficina, donde lo tildar¨ªan de pitiyanqui o traidor. Son solo comentarios, presiones sutiles, aclara, pero los trabajadores estatales llevan a?os sinti¨¦ndolas y se sienten m¨¢s cuando hay elecciones.
El voto es emocional y el miedo ha sido utilizado por parte del chavismo en anteriores comicios, sobre todo, para asegurar que sus seguidores no voten por la alternativa. La consigna del ¡°no volver¨¢n¡± es un vade retro contra una oposici¨®n satanizada que en la versi¨®n de la historia que cuentan, persegu¨ªa y maltrataba al venezolano antes de que llegara Ch¨¢vez al poder. ¡°No te dejes enga?ar, as¨ª son ellos¡±, dec¨ªa Nicol¨¢s Maduro en d¨ªas pasados en un acto de campa?a, mientras ordenaba mostrar un video en el que diputados opositores votan en contra de la aprobaci¨®n de recursos para proyectos del gobierno, sin que el video muestre el argumento de la negativa. La idea ha sido reforzada por una serie de cu?as de televisi¨®n tipo ¡°pesadilla¡±, en donde un chavista se despierta aliviado de un sue?o tormentoso en donde ya no tiene salud, educaci¨®n, pensiones entre otros beneficios, porque gan¨® la oposici¨®n.
La sensaci¨®n angustiante de que todo est¨¢ mal pero puede estar peor, le ha dado a estas elecciones un car¨¢cter de ¡°ahora o nunca¡± que puede ser determinante.
Quedarse sin subsidios o pensi¨®n, en medio de la crisis econ¨®mica no es una preocupaci¨®n menor. En el Instituto Nacional de Cooperaci¨®n Educativa Socialista, trabaja un hombre que tampoco quiere que se revele su identidad y se asegura que no est¨¦ siendo grabado. Lleva d¨ªas escuchando que si llega a ganar la oposici¨®n, la entidad para la que trabaja, que exist¨ªa antes de la Revoluci¨®n -que le a?adi¨® la S de ¡°socialista¡±- se acabar¨ªa. ¡°Lo que los empleados temen es perder el trabajo¡±, explica. Y ese mismo miedo es efectivo, sobre todo en zonas del pa¨ªs en donde pr¨¢cticamente no hay otro empleador, directo o indirecto, que no sea el Estado.
El 50% de los venezolanos cree que el voto no es secreto y un 25% adicional, tiene dudas, seg¨²n estudios de opini¨®n que ha realizado la firma Delphos. En d¨ªas pasados, se revel¨® un audio en el que se escucha a Jos¨¦ Miguel Monta?ez Silva, gerente de aduana del aeropuerto de La Chinita, exigiendo a los empleados tomar una foto al voto: ¡°El d¨ªa martes, va a pasar cada uno por mi oficina mostrando su foto...los alineo a toditos hasta el final del pasillo y voy pasando uno por uno, guerra avisada no mata soldado.¡± La noticia se disemin¨® como un virus entre los mismos trabajadores, indignados ante una nueva muestra del acoso laboral, pero tambi¨¦n como la prueba reina de que el voto s¨ª es secreto, lo que puede motivar lo que llaman el ¡°voto subterr¨¢neo¡± de alrededor de tres millones de empleados estatales contra el oficialismo.
El uso de identificadores biom¨¦tricos o m¨¢s com¨²nmente llamadas ¡°capta huellas¡±, ha incidido de manera importante en el mito de que el voto no es secreto, dice Benigno Alarc¨®n, director del Centro de Estudios Pol¨ªticos de la Universidad Cat¨®lica Andr¨¦s Bello. En la encuesta de percepciones que realizan en el Centro, empezaron a detectar un nuevo miedo asociado a las m¨¢quinas. M¨¢s de la mitad de los encuestados relacionaba las capta huellas de votaci¨®n con las que el gobierno orden¨® implementar en supermercados y farmacias, como medida de racionamiento ante la escasez de alimentos y medicinas. ¡°Hoy no te puedo ofrecer casa, porque no tengo como construirla, pero en un momento de escasez y penuria yo soy tu garant¨ªa de supervivencia¡±, dice Alarc¨®n.
Ese temor se ha ido disipando pero est¨¢ presente a¨²n entre un 10 y 15% de la poblaci¨®n, se?ala Felix Seijas, director de la encuestadora Delphos. Le preocupa m¨¢s un miedo m¨¢s reciente, el de la violencia. Luego del asesinato de un l¨ªder local opositor en un acto de campa?a la semana pasada, el 10% de las personas que hab¨ªa contratado su empresa para trabajar en encuestas de salida el pr¨®ximo domingo renunci¨®. ¡°Basta que se escuche un disparo cerca de cualquier centro de votaci¨®n y el miedo va a regarse como p¨®lvora¡±, dice. A?ade que la gente est¨¢ ligando actos de violencia con el discurso del gobierno que tienen que ganar ¡°como sea¡± y lo relaciona sobre todo a la presencia de grupos de colectivos armados afectos al oficialismo en ciertos centros de votaci¨®n para amedrentar a los votantes.
Pero hay otros miedos que no vienen teledirigidos por el Estado sino que han surgido en los ¨²ltimos a?os, m¨¢s bien por la incapacidad del gobierno de resolver los problemas econ¨®micos y de inseguridad. El no encontrar medicinas, el no tener con qu¨¦ alimentar mejor a la familia porque la inflaci¨®n sigue subiendo o el morir v¨ªctima de un atraco, son temores cotidianos que se fueron instalando entre los venezolanos.
M¨¢s del 80% est¨¢ inconforme con la situaci¨®n actual. ¡°El pa¨ªs se est¨¢ yendo a pique¡±, es la frase m¨¢s recurrente, dice Seijas. La sensaci¨®n angustiante de que todo est¨¢ mal pero puede estar peor, le ha dado a estas elecciones un car¨¢cter de ¡°ahora o nunca¡± que puede ser determinante. Todas las encuestas proyectan por eso mismo una alta participaci¨®n, cercana al 70%. Ser¨ªa algo inusitado, sobre todo si se tiene en cuenta que la mitad del pa¨ªs no tiene confianza en el ¨¢rbitro electoral. Como dicen en Venezuela, el miedo es libre.
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