Estados Unidos y Cuba, un deshielo incompleto

Las altas temperaturas en Washington este diciembre no van a ser las que completen el deshielo entre Estados Unidos y Cuba iniciado hace ahora un a?o. Los doce meses transcurridos desde que los presidentes Barack Obama y Ra¨²l Castro anunciaran la normalizaci¨®n de relaciones tras m¨¢s de medio siglo de hostilidades han sido un torbellino de cambios pol¨ªticos y comerciales. Pero todav¨ªa queda la mayor traba al acercamiento, el embargo contra la isla. El camino iniciado por Obama es pr¨¢cticamente irreversible. Pero completar la tarea quedar¨¢, probablemente, en manos del pr¨®ximo presidente de Estados Unidos. Y de un Congreso que no termina de definirse.

Obama acaba de reiterar un deseo: visitar Cuba antes de dejar la Casa Blanca. De cumplirse, y nada parece que pueda impedirlo, ser¨¢ el primer presidente estadounidense que pisa la isla en casi un siglo. No ser¨¢ su ¨²nico r¨¦cord cubano. Este 2015, Obama se ha reunido en dos ocasiones con Castro, algo que tampoco suced¨ªa en medio siglo, y ha sido el art¨ªfice de la hist¨®rica reapertura de embajadas en Washington y La Habana. Estados Unidos y Cuba vienen de restablecer el servicio de correo postal y est¨¢n a punto de relanzar los vuelos comerciales directos. Ya hay acuerdos de cooperaci¨®n en ¨¢reas como el medioambiente y se ha iniciado el di¨¢logo sobre los temas m¨¢s espinosos, como las expropiaciones y los derechos humanos, aunque ese camino ser¨¢ m¨¢s largo.

A pesar de ello, las empresas estadounidenses no han perdido tiempo para posicionarse en Cuba. Ah¨ª est¨¢n ya Netflix y Airbnb, mientras empresas de ferris y cruceros ultiman sus ofertas a la isla, aunque de forma limitada.

Y es limitada porque, pese a los avances, hacer turismo es algo que los estadounidenses tienen todav¨ªa oficialmente prohibido. Tampoco est¨¢n liberalizadas las relaciones comerciales. El freno lo pone el embargo. Ra¨²l Castro ha dejado claro que sin el levantamiento de esta sanci¨®n a la que Cuba lleva medio siglo achacando la mayor¨ªa de sus males no habr¨¢ una verdadera normalizaci¨®n de relaciones. Obama tambi¨¦n reclama su fin. Pero esto solo lo puede hacer el Congreso, y este a¨²n no ha dado el paso definitivo.

James Williams recomienda paciencia. ¡°Tenemos que superar 55 a?os de desconfianza y hostilidades¡±, recuerda el director de Engage Cuba, que promueve la normalizaci¨®n de relaciones. Aun as¨ª, est¨¢ convencido de que es solo cuesti¨®n de tiempo. ¡°La gran batalla ha acabado. Ahora solo estamos debatiendo la velocidad del modo de levantar el embargo, no si lo vamos a levantar o no¡±.

Para ello, apunta Marc Hanson, especialista en Cuba de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), Obama cuenta con unos aliados inesperados: algunos de los legisladores republicanos m¨¢s conservadores apoyan el desmantelamiento del embargo basados en el principio libertario de que el Gobierno no debe interferir en libertades o derechos individuales. Ya hay varias propuestas de ley para desmantelar el embargo. Y todas est¨¢n patrocinadas por republicanos. Lo que falta es ¡°educar¡± a suficientes legisladores para tener los votos necesarios, explica el exasesor parlamentario.

En este sentido, 2016 ser¨¢, seg¨²n Williams, un ¡°a?o clave¡±. Y aunque la campa?a electoral puede dificultar las cosas, Williams y Hanson est¨¢n seguros de que se puede avanzar. ¡°Si los candidatos republicanos pensaran que (oponerse a la normalizaci¨®n) los beneficia, hablar¨ªan de ello sin parar, pero no est¨¢n diciendo ni una sola palabra¡±, recuerda Hanson.

Pero que el cambio pol¨ªtico sea ¡°irreversible¡± no quiere decir que est¨¦ ya afianzado del todo, y ah¨ª Cuba tambi¨¦n debe jugar su parte y demostrar que est¨¢ dispuesta asimismo a consolidar los cambios, subrayan. ¡°Cuba tiene que comprender que esta es una oportunidad que no puede dejar pasar, y que las puertas no estar¨¢n abiertas para siempre¡±, advierte Williams.