La vieja querella de la objetividad
Como dijo Bergam¨ªn, somos subjetivos porque somos sujetos; y para ser objetivos deber¨ªamos ser objetos
La cosa es bien sabida y dudo que haya universidades que discutan el tema de la objetividad en periodismo, pero lo cierto es que muchos practicantes del oficio no se han curado de esa ilusi¨®n, y son muchos m¨¢s a¨²n los lectores que la reclaman, cuando, en realidad, todo se reduce a un cuidadoso empleo de las palabras, y en tiempo digital, de audios, imagen y dem¨¢s utensilios del menaje period¨ªstico.
¡®Facts are sacred, opini¨®n is free¡¯ (Los hechos son sagrados, la opini¨®n es libre) es una bella jaculatoria que se acu?¨® el siglo pasado en EE. UU, cargada de buenas intenciones y que rectamente entendida, es decir, con una profusa nota al pie, no es especialmente peligrosa. Pero hay que empezar por leer la nota. Los "hechos" son una construcci¨®n del periodista, no existen por su cuenta, ni siquiera en la forma de las ideas al fondo de la cueva plat¨®nica, sino que deben ser individualizados, darles un comienzo, un desarrollo y un final, ordenar jer¨¢rquicamente las distintas unidades de sentido que posean y, a¨²n con el m¨¢ximo desprendimiento intelectual del autor, son un puro ejercicio de subjetividad. El periodismo es una percepci¨®n sobre la que se basa la narraci¨®n escrita, el multimedia, el periodismo de datos y el mejor trabajo de investigaci¨®n, y, por ello, una declaraci¨®n inevitablemente subjetiva.
El periodismo es una percepci¨®n sobre la que se basa la narraci¨®n escrita, el multimedia, el periodismo de datos y el mejor trabajo de investigaci¨®n
Evidentemente, eso no autoriza al periodista a inventarse nada y siempre habr¨¢ una materia prima com¨²n en todas las historias que trabajen sobre un hecho o una serie de hechos, pero ni una sola de ellas coincidir¨¢ plenamente con las otras, perge?adas por distintos observadores. Pero no hay que sentirse como si nos hubieran robado la cartera porque la objetividad haya muerto para siempre ya que hay con lo que consolarse y aferrarse a una realidad que es siempre externa a nosotros.
Y se trata de algo tan simple y personal como la "honradez", la obligaci¨®n del autor de facilitar a los lectores la representaci¨®n, a su juicio ¨Cde nuevo, la subjetividad-, m¨¢s completa, fidedigna, y rica de lo sucedido; y digo "representaci¨®n" porque el periodismo no es un retrato, ni una transcripci¨®n, ni un acta notarial, sino una representaci¨®n que implica el tr¨¢nsito de una naturaleza -las cosas que pasan-, a otra diferente -su descripci¨®n narrativa vali¨¦ndose de las diversas herramientas que conocemos. Y de todo ello se deducir¨¢ que esa representaci¨®n subjetiva sea siempre una interpretaci¨®n de lo ocurrido, puesto que reflejar¨¢ lo que ha cre¨ªdo ver, o¨ªr y, en resumen, percibir el autor, y ser¨¢ su subjetividad aplicada a las cosas la que dictar¨¢ el texto.
Por todo lo anterior podr¨ªamos calificar al mejor periodismo de "ficci¨®n veraz", algo que no ha ocurrido exactamente como lo describimos, pero que ha de responder a la realidad de palabras e intenciones de sus protagonistas. En el mejor de los casos, podr¨ªamos decir que se opera una transubstanciaci¨®n, la conversi¨®n del vino en sangre o de hechos en su representaci¨®n. Pero no m¨¢s.
Y de ah¨ª creo que se deduce tambi¨¦n lo importante que es que el periodista no prefiera nada, que, m¨¢s all¨¢ de rogar porque el medio sea democr¨¢tico, sin lo cual no habr¨ªa periodismo posible, no deba decantarse por un desarrollo de los acontecimientos as¨ª o as¨¢, porque esa preferencia contaminar¨ªa inevitablemente el texto.
Pero, entonces, se me dir¨¢ que es imposible que en la transubstanciaci¨®n no se produzca alguna contaminaci¨®n. De acuerdo, hay que suponer que, poco o mucho, siempre ser¨¢ as¨ª, pero tambi¨¦n podemos responder que ese es uno de los grandes factores constituyentes del periodismo, el combate para mantener la higiene profesional contra los miasmas de la subjetividad dominante.
Por esa misma raz¨®n los activistas, dign¨ªsimos miembros de ONG¡¯s y dem¨¢s oficios de la caridad y la justicia, encuentran dificultades en la pr¨¢ctica del periodismo, porque tienen construcciones personales demasiado f¨¦rreamente organizadas.
Como dijo Jos¨¦ Bergam¨ªn: "Somos subjetivos porque somos sujetos; y para ser objetivos deber¨ªamos ser objetos". Pero no hay problema, nadie nos ha robado la cartera.
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