?Cu¨¢n alta estar¨¢ la vara de Macri en pol¨ªtica exterior y derechos humanos?
Argentina puede jugar un papel de liderazgo en la elaboraci¨®n de una agenda activa en ello
Theo van Boven, jurista holand¨¦s y ex titular de la entonces Comisi¨®n de Derechos Humanos de la ONU en la ¨¦poca de la dictadura militar argentina, expres¨® hace un tiempo en una entrevista en el diario P¨¢gina/12 que "no se puede ser neutral cuando se violan los derechos humanos". Esto significa no ser indiferentes cuando en otros pa¨ªses se reprimen severamente las libertades fundamentales y de ah¨ª la obligaci¨®n moral de la intervenci¨®n democr¨¢tica en pol¨ªtica exterior, mediante la expresi¨®n de condena y reclamo de respeto a los derechos humanos.
Aplicar la l¨®gica de van Boven respecto a Venezuela es lo que viene haciendo Mauricio Macri, desde el debate presidencial con Daniel Scioli hasta en la reciente reuni¨®n del Consejo Permanente del Mercosur realizada en Paraguay. Pero para que sea consistente la pol¨ªtica exterior en defensa de los derechos humanos, la misma tiene que aplicarse, en primer lugar, de manera activa frente a todos los pa¨ªses cuyos gobiernos aplican pol¨ªticas de Estado que violan los derechos humanos. Es decir, pa¨ªses en los cuales los derechos fundamentales son considerados delitos.
Si Macri consider¨® aplicar la cl¨¢usula democr¨¢tica del Mercosur respecto a Venezuela, corresponde entonces que pida la suspensi¨®n de Cuba en la CELAC
De ah¨ª que ahora Macri, para ser coherente en su pol¨ªtica exterior regional en derechos humanos, tenga que reclamar en la pr¨®xima cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribe?os (CELAC) la aplicaci¨®n de la Declaraci¨®n Especial en Defensa de la Democracia de este organismo en el caso de Cuba.
Es que si Macri consider¨® aplicar la cl¨¢usula democr¨¢tica del Mercosur respecto a Venezuela, corresponde entonces que pida la suspensi¨®n de Cuba en la CELAC, teniendo en cuenta que el r¨¦gimen de partido ¨²nico de los hermanos Castro, adem¨¢s de mantener presos pol¨ªticos y hostigar a los disidentes, no reconoce derechos como la libertad de asociaci¨®n, reuni¨®n y expresi¨®n que, en realidad, s¨ª existen en Venezuela, m¨¢s all¨¢ de las restricciones y persecuciones.
El caso de Cuba es particularmente emblem¨¢tico, pues sus pac¨ªficos activistas opositores sufren una oprobiosa indiferencia, principalmente desde Am¨¦rica Latina, debido a que sus partidos y organizaciones independientes no cuentan con autorizaci¨®n legal para funcionar y por tal motivo la mayor¨ªa de los pa¨ªses democr¨¢ticos les extienden la ilegalidad que el r¨¦gimen cubano les impone.
Por ejemplo, son muy pocas las embajadas en Cuba que les brindan reconocimiento, facilit¨¢ndoles el acceso a internet e invit¨¢ndolos a sus fiestas nacionales. Al respecto, ?instruir¨¢ Macri a la embajada argentina en La Habana para que sean invitados a la fiesta nacional del pr¨®ximo 25 de mayo referentes democr¨¢ticos cubanos como Manuel Cuesta Mor¨²a y Dagoberto Vald¨¦s, declarados ambos hu¨¦sped de honor de la Ciudad de Buenos Aires por la legislatura porte?a a iniciativa de diputados de su propio partido?
M¨¢s all¨¢ de la ejemplar solidaridad de muchos dirigentes del partido ahora oficialista, como tambien de destacados referentes intelectuales progresistas hacia sus colegas cubanos, la postura que adopte Mauricio Macri frente a Cuba mostrar¨¢ cu¨¢n alta estar¨¢ su vara en el compromiso regional en la defensa de los derechos humanos y la promoci¨®n de la democracia.
Asimismo, en el plano global, la prueba de fuego de las convicciones de Macri la tendr¨¢ respecto a China, la mayor dictadura del mundo y potencia econ¨®mica ante la cual se silencian hasta las democracias desarrolladas. Al igual que lo hizo frente a Venezuela pidiendo por la libertad de Leopoldo L¨®pez y otros presos pol¨ªticos, ?se animar¨¢ Macri a reclamarle a Xi Jinping por la liberaci¨®n del premio Nobel de la Paz 2010, Liu Xiaobo?
Como puede apreciarse, mantener una pol¨ªtica coherente en materia de pol¨ªtica exterior en derechos humanos sin caer en el doble est¨¢ndar, o sea, aplicarla en un caso y no en otro similar o m¨¢s grave, puede resultar un desaf¨ªo demasiado grande. No obstante, junto a las democracias desarrolladas y con la autoridad moral de solidaridad internacional recibida durante la ¨²ltima dictadura militar, Argentina puede jugar un papel de liderazgo en la elaboraci¨®n de una agenda com¨²n en pol¨ªtica exterior activa en derechos humanos.
Gabriel C. Salvia es presidente del Centro para la Apertura y el Desarrollo de Am¨¦rica Latina (CADAL). Twitter @GabrielSalvia?
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