Gobernar es construir consensos
El Gobierno colombiano necesita acuerdos para alcanzar la paz y luego refrendarla
La frase la le¨ª a comienzos de a?o en una entrevista de Gerardo Caballero al consultor argentino Mario Riorda, quien adem¨¢s advert¨ªa sobre los riesgos de electorizar la comunicaci¨®n gubernamental y creer que las redes sociales son predictores de la opini¨®n p¨²blica. Esa frase, casi una sentencia, es la m¨¢s v¨¢lida para empezar 2016 en Colombia y convertirla en un mantra pues los retos de una paz que se espera firmar en algo menos de 75 d¨ªas con la guerrilla de las FARC en La Habana, imponen al presidente Juan Manuel Santos el mayor de los desaf¨ªos: el consenso.
Lograrlo pasa por las comunicaciones que ya no tienen por objeto las urnas para reelegirse, sino para legitimar un proceso que debe poner fin a 50 a?os de guerra, y por el cual este gobierno ha apostado todo. Tambi¨¦n lo necesita para conseguir el dinero que requiere el posconflicto en los pr¨®ximos 10 a?os, sin contar con los tremendos huecos que nos ha dejado la baja en el precio del petr¨®leo. Se calcula que solo este a?o se dejar¨ªan de recibir 5.2 billones de pesos, unos 1.600 millones de d¨®lares. Solo el sistema de salud tiene deudas por casi tres mil millones de d¨®lares. Todas las decisiones econ¨®micas tienen un efecto social y los impuestos de manera negativa en los sectores claves: los menos favorecidos y los productivos.
Consensos necesita el Gobierno entonces para alcanzar la paz, y luego refrendarla, y al mismo tiempo subirles el impuesto de Valor Agregado (IVA) a los consumidores y gravar dividendos para enfrentar el d¨¦ficit. Un impuesto regresivo en ¨¦pocas de plebiscito. Necesario? S¨ª. Posible? Lo dudo. Oportuno, no.
Colombia tiene un consenso sobre las reglas del juego pol¨ªtico, que por dem¨¢s son las naturales del sistema democr¨¢tico, pero carece de la capacidad para llegar a acuerdos cuando se trata de convocarlos para fines u objetivos comunes. No somos a diferencia de los pa¨ªses n¨®rdicos, especialmente Suecia, un pa¨ªs dado a los consensos sociales sobre prioridades. Y esto se debe a que nuestros gobiernos se han conformado hist¨®ricamente con sus mayor¨ªas parlamentarias, conquistadas por cualquier medio, que generalmente resquebrajan los consensos en los sectores ciudadanos. Las leyes y pol¨ªticas p¨²blicas se aprueban muchas veces por unanimidad parlamentaria sacrificando el consenso.
Los acuerdos para muchos significan abandonar sus banderas o principios, para el caso de muchos pol¨ªticos colombianos equivale a ser incoherentes como si no lo fueran cada vez que cambian de ropaje electoral. De las decisiones que se tomen en los pr¨®ximos tres meses depende el futuro de casi 50 millones de colombianos, de los cuales, 12 millones est¨¢n entre los 14 a los 28 a?os, a quienes adem¨¢s tenemos que ser capaces de poner a so?ar en una causa mayor, ambiciosa, que no se vea vulnerada por cada j¨ªbaro con una dosis de droga cualquiera o un arma para luego envejecer en las selvas como quienes ahora deber¨¢n desmovilizarse.
Las cifras de popularidad de los mandatarios del mundo, y en especial de Am¨¦rica Latina, con pocas excepciones muestran que los n¨²meros castigan esa incapacidad para los consensos, entre otras razones. El a?o en Colombia empieza con nuevos mandatarios regionales y locales. Y con esos, especialmente, no los de las grandes ciudades, sino de las peque?as y apartadas, es por donde deber¨ªa empezar a buscarse el consenso, que propongo deje por fuera a cualquier mandatario, que no por electo deja de ser un sospechoso, cuando siguen pesando sobre algunos prontuarios e investigaciones. Esa por ejemplo es una decisi¨®n que aplaudir¨ªa la ciudadan¨ªa rodeando al gobierno.
El gobierno est¨¢ en la obligaci¨®n de revisar una por una las 60 o m¨¢s advertencias que hace el opositor Centro Democr¨¢tico sobre los di¨¢logos de paz, aunque muchas resulten la repetici¨®n de un discurso de o¨ªdos sordos, a veces incluso con tono de mezquindad, pero sobre todo necesita involucrar a toda la sociedad como lo ha venido haciendo con las v¨ªctimas para que puedan entender a cambio de qu¨¦ estamos negociando en Cuba. Qu¨¦ es lo que va a cambiar para cada uno de los ciudadanos. Y qu¨¦ es lo que cada uno puede y debe aportar.
La verdadera grandeza de nuestros l¨ªderes en todos los sectores no es el unanimismo que destruye la argumentaci¨®n, no se trata de acuerdos ciegos. Consiste en establecer condiciones que posibiliten alcanzar un consenso.
Diana Calderon es directora de informativos y Hora20 de Caracol Radio @dianacalderonf
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