Colonia ahonda la divisi¨®n en Alemania sobre los refugiados
La indignaci¨®n por la ola de agresiones a mujeres en Nochevieja es generalizada en el pa¨ªs
Como muchas otras veces, Alexander Sch?n se acerc¨® esta Nochevieja a la estaci¨®n de Colonia. Acude all¨ª habitualmente como voluntario de una ONG de ayuda a los refugiados que, como en tantas ciudades de Alemania, llegan constantemente. Pero lo que vio esa noche no era lo que esperaba. La masa de hombres que festejaban el nuevo a?o, la mayor¨ªa del norte de ?frica o de los pa¨ªses ¨¢rabes, con mucho alcohol y algo de hach¨ªs, no quer¨ªa su ayuda. Al int¨¦rprete que le acompa?aba le robaron 250 euros, un dinero recaudado precisamente para los solicitantes de asilo. ¡°Yo pienso continuar como voluntario. Pero creo que la actitud de mucha gente va a cambiar. Temo que algo se haya roto¡±, asegura desde la radio para la que trabaja en Colonia.
¡°Dos hombres me metieron la mano bajo el vestido¡±
Juliana Arciniegas quer¨ªa celebrar el nuevo a?o viendo los fuegos artificiales junto a la catedral de Colonia, pero acab¨® sufriendo una agresi¨®n que, probablemente gracias a la aparici¨®n de su novio de casi dos metros de altura, no tuvo grandes consecuencias.
Desde su llegada a la estaci¨®n, esta colombiana de 25 a?os que trabaja en Alemania como au pair not¨® que algo no marchaba bien. "Hab¨ªa much¨ªsima gente y no pod¨ªa caminar. Un grupo de tres o cuatro hombres me encerraron y perd¨ª a mi novio y a mis amigas. Uno me meti¨® la mano por debajo del vestido. Me di la vuelta y le dije que qu¨¦ estaba haciendo, pero entonces otro hizo lo mismo. Justo en ese momento lleg¨® mi novio y me dejaron salir", cuenta en una hamburgueser¨ªa antes de entrar a trabajar.
Arciniegas asegura que en su Colombia natal tambi¨¦n ha sufrido situaciones parecidas, pero que no esperaba tener que enfrentarse a ellas en Alemania. ¡°S¨¦ que es injusto porque no todos son culpables. Pero desde entonces pienso que tengo que andar con m¨¢s cuidado con los africanos y los ¨¢rabes¡±, concluye.
No es una opini¨®n aislada. Las agresiones de Colonia, Hamburgo y otras ciudades han supuesto un shock profundo en Alemania y ponen en tela de juicio la forma en la que este pa¨ªs va a asimilar a los 1,1 millones de refugiados que llegaron en 2015. Julia Kl?ckner, dirigente de la CDU que ha sonado como posible reemplazo de la canciller Angela Merkel, considera que esta Nochevieja se ha convertido en ¡°una llamada de atenci¨®n¡± para Alemania. Este s¨¢bado, la CDU ha aprobado una declaraci¨®n en la que propone retirar el derecho de asilo a los refugiados condenados a prisi¨®n o en libertad condicional y una rebaja de los l¨ªmites para la deportaci¨®n de delincuentes extranjeros. Estas agresiones "son repugnantes actos criminales que exigen respuestas decididas", ha dicho la canciller Merkel.?
La huella de lo ocurrido es perceptible en peque?os detalles. Un 30% de los alemanes, y un 37% si se pregunta solo a las mujeres, prefiere ahora evitar grandes aglomeraciones, seg¨²n una encuesta de esta semana.
Unos sucesos que en los primeros d¨ªas del a?o dieron que hablar solo a la prensa local ocupan ahora el centro del debate nacional. Y han dado el salto fuera del pa¨ªs. ¡°Los inmigrantes que Alemania dej¨® entrar atacan de forma masiva a su poblaci¨®n. ?Reflexionad¡±, escribi¨® en Twitter el candidato republicano a la presidencia de EE UU Donald Trump. Los Gobiernos derechistas de Polonia y Hungr¨ªa tambi¨¦n han usado las agresiones para atacar al Gobierno y a los medios de comunicaci¨®n alemanes.
La indignaci¨®n es generalizada. Pero los sucesos que acumulan ya solo en Colonia 379 denuncias, el 40% por agresiones sexuales, ahondan la divisi¨®n de la sociedad en torno a los reci¨¦n llegados. La polic¨ªa dice ahora que los investigados son en su mayor¨ªa ¡°solicitantes de asilo y personas que se encuentran de manera ilegal en Alemania¡±. Un paseo por los alrededores de la estaci¨®n de Colonia bastaba este s¨¢bado para palpar esta creciente polarizaci¨®n.
A un lado se manifestaba el movimiento islam¨®fobo de Pegida, que ha fracasado en sus intentos de conquistar otras ciudades, adem¨¢s de Dresde. ¡°Tengo miedo por el futuro de mis cuatro hijos¡±, dec¨ªa un asistente que vot¨® durante 30 a?os a la CDU, partido por el que ahora se siente traicionado. ¡°Merkel tiene que irse¡±, gritaban con furia los m¨¢s de mil congregados. Al otro lado del cord¨®n policial, una contramanifestaci¨®n clamaba contra el racismo y la violencia contra las mujeres. Tras el lanzamiento de botellas y petardos por parte del grupo ultra Hooligans contra salafistas, la polic¨ªa disolvi¨® la manifestaci¨®n con ca?ones de agua.
El esc¨¢ndalo de Colonia sirve de munici¨®n para fuerzas como Pegida o el partido ultraconservador Alternativa por Alemania, que responsabilizan de lo ocurrido directamente a la pol¨ªtica migratoria de Merkel. Es dif¨ªcil imaginar una acci¨®n que re¨²na al mismo tiempo todo el imaginario que estas fuerzas llevan tiempo agitando: aumento de la criminalidad, mujeres indefensas ante la impasibilidad de la polic¨ªa en pleno centro de la cuarta ciudad m¨¢s grande de Alemania, y una turba que se jacta de tener patente de corso para hacer lo que quiera. ¡°Soy sirio, ten¨¦is que tratarme bien. La se?ora Merkel me ha invitado¡±, dijo un joven a un agente, seg¨²n un documento interno de la polic¨ªa filtrado a la prensa.
La ocultaci¨®n por parte de la polic¨ªa de Colonia de la presencia de refugiados entre los sospechosos da p¨¢bulo a las teor¨ªas que alertan de una gran conspiraci¨®n que las ¨¦lites del pa¨ªs han preparado para enga?ar a los alemanes corrientes. Tampoco sirve de ayuda que el canal p¨²blico ZDF no informara de los actos violentos hasta el martes, tardanza por la que se ha disculpado. Es este otro regalo para Pegida, en cuyas manifestaciones nunca falta el c¨¢ntico de ¡°L¨¹genpresse (prensa mentirosa)¡±.
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