El pedo de Sean Penn
Lo que huele mal es que la intermediaria de la entrevista fue una actriz que tuvo papeles en obras sobre el crimen organizado
En uno de los p¨¢rrafos de su ya famosa entrevista con el Chapo Guzm¨¢n, Sean Penn desliza una confidencia: se le escap¨® un pedo en las propias narices de su anfitri¨®n, al despedirse en la entrada de la habitaci¨®n donde dormir¨ªa el actor. Penn lo califica de ¡°flatulencia del viajero¡± e incluso mete entre par¨¦ntesis un sorry, pero en realidad el pedo de Penn es otro y no el que fingi¨® no oler el Chapo ¡°con la misma caballerosidad con la que se ofreci¨® a acompa?ar a Kate hasta sus aposentos¡±. Incluso, Penn narra c¨®mo ambos escapan de su ¡°bruma sutil¡± y se despiden al tiempo en que ¨¦l se mete al bungalow que comparte con los colegas semi-an¨®nimos que lo acompa?aron en la aventura, al lado de la cama donde ya duerme Kate tras el biombo de su intacta privac¨ªa.
Lo que huele mal desde el principio de todo el desmadre es que un actor de intensa actividad p¨²blica y comprometida militancia progre logra entrevistarse con el capo de tutti capi del narco mundial a trav¨¦s de una actriz que protagoniz¨® entro otros destacados papeles f¨ªlmicos La reina del sur y otras series televisivas o largometrajes que se proponen ¨Ccon las muy limitadas posibilidades de di¨¢logos y tiempos¡ª denunciar el hedor del crimen organizado y los apestosos recovecos de la corrupci¨®n en M¨¦xico¡ y todo esto empieza a diluirse en la confundida proyecci¨®n de las pantallas, en la red infinita de las redes y en el enmara?ado escenario de lo que llam¨¢bamos realidad.
M¨¦xico es un pa¨ªs en donde casi 100 periodistas han muerto durante los pasados ocho a?os precisamente por cubrir, revelar o investigar algunos de los hilos de la inmensa telara?a del crimen organizado y del narco en particular y ahora resulta que por la incontenible vanidad del Mero-mero en persona, un actor que de vez en cuando escribe tiene la oportunidad ins¨®lita de convivir con ¨¦l durante unas horas, fijar una fecha posterior para una entrevista m¨¢s formal y de paso, tirarse un pedo en su cara sin que lo note o para que finja que no lo nota.
Las t¨ªas abuelas en Guanajuato llamaban pluma a los peditos que se les escapaban a cualquiera ¨Ca contrapelo de los torpedazos en Fu menor¡ªy durante la entrevista publicada por Sean Penn aparece su queja de no contar precisamente ni con pluma ni con papel para poder anotar sus impresiones. Se concentra en memorizar el escenario, el camino de ocho horas de paisajes y circunstancias variables, pero sobre todo en resguardar como recuerdo indeleble las respuestas a preguntas puntuales. El pedo, que no pluma, es que se le sale mencionar que rumbo a la entrevista, en esos caminos perdidos de la Sierra de Qui¨¦n Sabe Qu¨¦, el convoy d¨®nde viajan con el hijo del Chapo pasa sin ning¨²n pedo por un ret¨¦n del ejercito mexicano y lo que huele mal es que quiz¨¢ no nos hemos detenido a preguntar abiertamente por qu¨¦ es asunto exclusivo de la Marina todo ¨¦xito, avance y logro en la llamada Guerra contra el Narcotr¨¢fico, mientras que el Ej¨¦rcito vestido de verde ya ni sale en los tradicionales videos donde quemaban toneladas de mostaza haci¨¦ndonos creer que era valiosa mariguana. Huele mal recordar que durante la ca¨ªda de uno de los inefables hermanos Beltr¨¢n Leyva en Cuernavaca cundi¨® la nota y creci¨® el rumor de que hab¨ªa sido un operativo de la Marina precisamente porque el narco se hallaba reunido con militares del Ej¨¦rcito al tiempo de su derribo.
Huele mal que al instante se le quiera acusar de complicidad inexistente al actor Sean Penn y que haya voces que clamen por interrogar a Kate del Castillo, pues la verdadera bruma ¨C no tan sutil¡ªes en realidad un apestosa neblina que obviamos todos desde siempre: los narcos tambi¨¦n tienen su corazoncito y se casan por la iglesia, bautizan a sus cr¨ªos y van a fiestas de quince a?os, luego entonces: ?no son informantes infalibles los curas que los casan, los sacerdotes que les bautizan hasta las armas con las que matan y de paso, los meseros y meretrices que acuden a sus fiestas?; los narcos tienen su corazoncito y por lo visto quieren tambi¨¦n su pel¨ªcula a la Vito Corleone o sus series en Netflix a la Pablo Escobar, donde precisamente se repite hasta el hartazgo la pedestre filosof¨ªa del otrora capo de Medell¨ªn: siempre dice que ¨¦l s¨®lo es un empresario colombiano y en muchas escenas queda claro que ¨¦l no se embarra las narices con pedos ajenos y si acaso, se echa alg¨²n tequila para brindar; Pablo Escobar el benefactor de los pobres llega a decir en un cap¨ªtulo memorable de una de sus series que ¨Ca su parecer¡ªni el gobierno de Colombia ni la DEA de los United States of America consideran ilegales a sus mercanc¨ªas por un tema de salud p¨²blica, sino que a su parecer, es un tema de envidia y asombro econ¨®mico, pues ¡°No hay nadie que est¨¦ arrebat¨¢ndoles m¨¢s d¨®lares en el mundo que Yo¡± y en un alarde similiar, el Chapo le farda en la entrevista al Penn que ¨¦l s¨®lo ha construido un imperio as¨¦ptico donde ¡°Yo proveo m¨¢s hero¨ªna, metanfetamina, coca¨ªna y mariguana que cualquier otro en el mundo. Tengo una flota de submarinos, aviones, camiones y barcos¡±. En el mismo ¨¢nimo, con la sedosa camisa azul que se puso para su encuentro con Kate y Sean (lo cual adelanta el divertido trabajo que tendr¨¢s entre manos el Jefe de Vestuario en cuanto se apruebe el gui¨®n final), el Chapo levanta su copa y dice que no acostumbra beber, pero que tiene ganas de brindar con ellos y pues, ?c¨®mo no?, si est¨¢ a sus anchas, rodeados de 100 soldados infalibles de su organizaci¨®n y una vez m¨¢s en su querencia, intocable.
Lo que huela mal es que, en realidad, todo huele mal. La Marina de M¨¦xico no tiene submarinos y a duras penas dizque custodia las 200 millas mar¨ªtimas de mar patrimonial que constantemente son vejadas por barcos camaroneros y atuneros norteamericanos; el nivel robinhoodini de la entrevista autorizada por el propio Chapo (en pluma de Penn o de quien sea) embona lamentablemente con la estulticia generalizada de una gran parte de la poblaci¨®n que ¨Charta de la corrupci¨®n, abusos, mentiras y tartamudeos del gobierno de M¨¦xico¡ªopta por olerle lo podrido a los delincuentes de verdad como si fueran flores de mejor aroma. Huele mal que la versi¨®n oficial del anuncio en Twitter viniera en la cuenta del presidente de la rep¨²blica despu¨¦s de horas y muchas horas despu¨¦s de que la propia Marina hab¨ªa informado a trav¨¦s de un comunicado oficial del mismo operativo (sin mencionar al Chapo, pero s¨ª a los cinco sicarios muertos, los seis c¨®mplices capturados y el soldado herido) y huele mal que los narcos llegan a un motel, que si las fotos, que si el gui¨®n...
En la entrevista con Penn el Chapo habl¨® de empresas a trav¨¦s de las cuales ha lavado dinero, habl¨® de las bondades en invertir en el sector petrolero (reconociendo que por sus giros ¨¦l mismo no podr¨ªa invertir en pozos ni destilados) y hay m¨¢s de un fleco suelto que no debemos pasar por alto como si fingi¨¦ramos no percibir el sutil aroma de un cebadito de guayaba. Ni el gobierno de M¨¦xico en su apresurado af¨¢n por darle fast-track a la extradici¨®n de Joaqu¨ªn Guzm¨¢n Loera, ni el gobierno de los Estados Unidos, ni el sinf¨ªn de argonautas del Twitter y ap¨®stoles del Feis han recalado en el verdadero horno de lo hediondo: durante sus meses en captura (de todas las veces que ha pasado por las rejas) el propio Chapo farda que jam¨¢s han deca¨ªdo el mercado, alterado el nivel de precios o mermado los puntos de equilibrio entre Oferta y Demanda de mariguana, coca¨ªna y metanfetaminas, tambi¨¦n est¨¢ claro que jam¨¢s han congelado sus cuentas ni de ahorro ni de inversi¨®n, jam¨¢s se ha movido a su mamacita de rancho ni a sus hijos de jugueter¨ªas de prestigio donde compran los tel¨¦fonos negros que ahora nos enteramos los de abajo que son indetectables, los botones gal¨¢cticos que te permiten volar aviones sin que te detecten radares, los entramados amplios de complicidades diversas que les permite operar en 50 pa¨ªses del mundo entero, aunque s¨®lo sea M¨¦xico el que aparece como el escenario surrealista e indescifrable, mucho m¨¢s de novela de Jorge Ibarg¨¹engoitia que de Arturo P¨¦rez Reverte, y huele tan mal que el gui¨®n que quer¨ªa encargar el narco en realidad ya se volvi¨® a¨²n m¨¢s impredecible: d¨¦jenlo hablar y que hable mucho y en una de ¨¦sas el Chapo termina comprometiendo a toda la civilizaci¨®n occidental en una inmensa nube de estercolero o b¨²squenle productor gal¨¢ctico que logre filmar su ilegal fusilamiento o lobotom¨ªa en un b¨²nker de Arizona o el azaroso infarto al volver a subirlo en un avi¨®n o el infinito silencio de los inocentes que en realidad son culpables de haberse tirado el pedo del siglo.
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