¡°El presidente es el ¨¢rbitro y no mete goles¡±
El gran favorito para la Presidencia de Portugal anuncia que si gana no disolver¨¢ el Parlamento de mayor¨ªa de izquierdas
Mientras espera un avi¨®n, Marcelo Rebelo de Sousa cena tres yogures, un agua y una p¨ªldora. El muy probable futuro presidente de Portugal no tiene a nadie a su alrededor, ni secretario ni guardaespaldas. El tel¨¦fono no para y, cada minuto alg¨²n viajero le identifica y se fotograf¨ªa con ¨¦l. Al profesor Marcelo (Lisboa, 1948) le conoce todo el mundo en Portugal gracias a su presencia semanal en televisi¨®n. Su ¨¦xito en la pantalla queda -se retir¨® en octubre para optar al cargo- como un fen¨®meno mundial ¨²nico. No hay otro caso en que un pol¨ªtico hable 90 minutos y el pa¨ªs se quede colgado de ¨¦l domingo tras domingo. A una semana de las elecciones para la presidencia del pa¨ªs, los sondeos le dan la victoria por mayor¨ªa de los votos. Cat¨®lico, militante del Partido Social Dem¨®crata (PSD) -con quien lo ha sido todo- se presenta en la campa?a sin apoyo oficial, ni log¨ªstico ni cremat¨ªstico. No hace m¨ªtines, ni comidas populares, no regala banderas ni folletos ni souvenirs, ni hay vallas publicitarias con su cara. Despu¨¦s de tres horas de sue?o y un caf¨¦, El profesor sale a la calle y comienza a hablar con todos los que encuentra.
Pregunta. Los otros nueve candidatos dicen que con un programa semanal en televisi¨®n, cualquiera puede ahorrarse el dinero de la propaganda...
Respuesta. Se quieren olvidar de mi carrera pol¨ªtica. He sido l¨ªder parlamentario de la oposici¨®n. Como profesor, he dado clase a m¨¢s de 25.000 alumnos. Admito que con mis programas televisivos se cre¨® una relaci¨®n afectiva grande m¨¢s all¨¢ del an¨¢lisis pol¨ªtico: una relaci¨®n de proximidad que no es muy habitual en la vida social portuguesa. Eso permiti¨® que mi vida fuera controlada, acompa?ada y escrutada por el p¨²blico y que yo tambi¨¦n mantuviese un contacto permanente con millones de personas. Recib¨ª decenas de miles de cartas, faxes y correos electr¨®nicos, y respond¨ª a todos, y he recorrido el pa¨ªs varias veces. Todo eso crea un fuerte lazo personal, que puede pesar en la proximidad con los electores.
P. Sin embargo, en Portugal, donde es frecuente que los pol¨ªticos tengan espacios televisivos, ninguno tuvo su ¨¦xito.
R. Es cierto que S¨®crates, Santana Lopes o el mismo primer ministro, Ant¨®nio Costa, los tuvieron. Hay un aspecto importante, la credibilidad. Mis programas eran seguidos por gente de todas las clases sociales, sobre todo de las clases bajas, lo que no es habitual en el an¨¢lisis pol¨ªtico, y de izquierdas y de derechas. Y lo ve¨ªan porque confiaban en la forma en que yo presentaba las cuestiones. Por tanto, m¨¢s all¨¢ de una proximidad afectiva hab¨ªa tambi¨¦n una confianza, una credibilidad.
Ser¨ªa una inconsciencia disolver el Parlamento despu¨¦s de un a?o de elecciones, de una dif¨ªcil formaci¨®n de Gobierno y con una situaci¨®n econ¨®mica de salida de la crisis
P. Como favorito, los otros nueve candidatos, sean de derechas o de izquierdas, centran sus dardos en usted. La cr¨ªtica m¨¢s com¨²n es que quiere contentar a todos, sin comprometerse con nadie.
R. Para m¨ª, la funci¨®n del presidente de la Rep¨²blica es arbitral y el ¨¢rbitro no mete goles, arbitra entre los partidos. El presidente no puede tener un programa de gobierno.
P. Algunos candidatos prometen vetar leyes, convocar referendos, crear comisiones... Usted promete serenar los ¨¢nimos.
R. Intento introducir racionalidad. Quiero desdramatizar un pa¨ªs muy crispado, muy lleno de emociones. Por eso, me acusan algunos de la izquierda de aparecer en el centro cuando ellos piensan que soy de derechas, y la derecha me acusa de no defenderla con mi posici¨®n arbitral. Pero yo creo que el pa¨ªs no quiere un l¨ªder partidista.
P. Su partido, el PSD, desear¨ªa que, en caso de victoria, disolviera este Parlamento de mayor¨ªa de izquierda.
R. Ser¨ªa una inconsciencia disolver el Parlamento despu¨¦s de un a?o de elecciones, de una dif¨ªcil formaci¨®n de Gobierno y con una situaci¨®n econ¨®mica de salida de la crisis. No ser¨ªa bueno para Portugal.
P. Su idea de un presidente por encima de partidismos no ha agradado ni al suyo.
R. Vivimos una bipolarizaci¨®n intensa en Europa, y en Portugal tambi¨¦n. Uno de los problemas de Europa es que las dos familias que la crearon, la democracia cristiana y la socialdemocracia, han desaparecido. Los grupos que est¨¢n surgiendo a derecha e izquierda contestan esa formaci¨®n y sus pol¨ªticas, eso significa que hay que buscar nuevos equilibrios. En el sur, donde no hay tradici¨®n de coaliciones amplias (estilo alem¨¢n con conservadores y socialistas), la bipolarizaci¨®n es mayor.
La situaci¨®n es muy dif¨ªcil. Portugal vivi¨® la peor crisis econ¨®mica en 40 a?os, con consecuencias sociales profundas en t¨¦rminos de cohesi¨®n social
P. ?Y usted quiere reducirla?
R. Quiero abrir puentes con unos y otros y por eso me coloco en el centro, que es lo m¨¢s dif¨ªcil de encontrar en momentos de radicalismo pol¨ªtico. El problema portugu¨¦s, como el de otros pa¨ªses, es que tiene que crecer, pero fuertemente, para rebajar la tensi¨®n social. De lo contrario, aumentar¨¢ la radicalizaci¨®n pol¨ªtica.
P. Si gana, el presidente ser¨¢ de centro derecha y su Gobierno, el m¨¢s izquierdista desde los a?os setenta. ?C¨®mo ser¨ªa la convivencia?
R. El presidente no debe tener estados del alma. Como magistrado imparcial, debe tratar igualmente a los primeros ministros de derecha o de izquierda. La experiencia en otros pa¨ªses de presidentes que quisieron influir en la vida de sus partidos fue siempre muy infeliz.
P. Portugal trata de recuperarse de cuatro a?os de fuertes ajustes. Usted, que recorre el pa¨ªs de calle en calle, de tienda en tienda, ?c¨®mo lo ve?
R. La situaci¨®n es muy dif¨ªcil. Portugal vivi¨® la peor crisis econ¨®mica en 40 a?os, con consecuencias sociales profundas en t¨¦rminos de cohesi¨®n social. Tras las elecciones de octubre, el pa¨ªs se dividi¨® en dos. Por primera vez, el vencedor no fue reconocido como tal por el vencido, los dos pa¨ªses se proclamaron vencedores y durante alg¨²n tiempo discutieron la legitimidad de la victoria. Felizmente, ya ha pasado.
P. La continuidad del Gobierno socialista depende de los diputados comunistas y del Bloco de Catarina Martins. ?No ser¨ªa chocante verle mediar, a un militante del PSD, para que no se rompa esa unidad?
R. Es la funci¨®n del presidente. Tuve una experiencia como l¨ªder de la oposici¨®n del PSD que es ¨²nica en la democracia portuguesa. Viabilic¨¦ tres presupuestos de un Gobierno minoritario socialista, y con parte de mi partido en mi contra. Lo hice por razones de inter¨¦s nacional, para permitirnos entrar en el euro.
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