Los republicanos agitan la bandera de lo ¡®pol¨ªticamente incorrecto¡¯

La semana pasada el presidente Barack Obama replic¨® a la ret¨®rica republicana sobre lo pol¨ªticamente correcto. En el discurso sobre el estado de la Uni¨®n, el rito central de la pol¨ªtica estadounidense, dijo: ¡°Debemos rechazar la pol¨ªtica, cualquier pol¨ªtica que se?ale a personas por su raza o religi¨®n. No es un problema de correcci¨®n pol¨ªtica".

Cuando, dos d¨ªas despu¨¦s, el moderador del debate de la cadena Fox Business pregunt¨® a Trump por si rectificar¨ªa sus planes para impedir la entrada de musulmanes a EE UU, el magnate neoyorquino Trump respondi¨®: ¡°Tenemos que acabar con la correcci¨®n pol¨ªtica¡±.

¡°La correcci¨®n pol¨ªtica es antit¨¦tica con nuestro principios fundacionales de libertad de discurso y libertad de expresi¨®n¡±, ha escrito otro candidato, el neurocirujano Ben Carson.

La batalla contra la correcci¨®n pol¨ªtica es uno de los argumentos de la campa?a para designar a un nominado del Partido Republicano a las presidenciales. La correcci¨®n pol¨ªtica, seg¨²n esta visi¨®n, consiste en llamar radicales isl¨¢micos a los terroristas del ISIS. O en indignarse por propuestas para limitar la entrada de refugiados musulmanes. Correcci¨®n pol¨ªtica significa, de acuerdo con Trump y otros republicanos, no llamar ilegales a los inmigrantes sin papeles. Seg¨²n los incorrectos, no llamar las cosas por su nombre conlleva riesgos para la seguridad nacional.

Es una cuesti¨®n l¨¦xica y pol¨ªtica: c¨®mo nombramos el mundo revela c¨®mo lo vemos y c¨®mo actuamos.

Entre la buena educaci¨®n y el eufemismo

¡°La correcci¨®n pol¨ªtica tiene su base en la buena educaci¨®n¡±, dice Arthur Brooks, presidente del American Enterprise Institute, el principal laboratorio de ideas conservador en EE UU. ¡°Hay temas que decidimos no abordar y cosas que decidimos no decir con tal de llevarnos bien los unos con los otros y mostrar respeto. De hecho, la buena educaci¨®n significa, a veces, no decir cosas que son verdaderas y obvias. Por ejemplo, que alguien es feo¡±.

¡°Sin embargo¡±, contin¨²a, ¡°la izquierda, informada por los movimientos postmodernos y radicales, ha explotado esto en aras del poder. Por ejemplo, diciendo qui¨¦n puede hablar de ¡®grupos d¨¦biles¡¯, como las minor¨ªas, y qu¨¦ se puede decir, con las sanciones consiguientes¡±. Brooks sostiene que el abuso de lo pol¨ªticamente correcto con fines pol¨ªticos ha provocado una reacci¨®n: decir cosas ofensivas a prop¨®sito. ¡°Y demagogos como Trump han explotado esta reacci¨®n¡±, a?ade.

Pol¨ªticamente correcto, para la derecha, es sin¨®nimo de izquierda y de ¨¦lites pol¨ªticas e intelectuales. Como ocurri¨® en los a?os noventa, cuando el debate sobre lo pol¨ªticamente correcto lleg¨® a las universidades estadounidenses, los campus son escenario de otra batalla intelectual. Se discute all¨ª de los ¡®espacios seguros¡¯ ¡ª¨¢mbitos donde los estudiantes tendr¨¢n la garant¨ªa de no o¨ªr discursos ofensivos¡ª y en Princeton se estudia una petici¨®n para retirar el nombre del presidente dem¨®crata Woodrow Wilson del instituto de estudios internacionales: Wilson era segregacionista.

La derecha tiene su propio P.C.: una versi¨®n conservadora de lo pol¨ªticamente correcto, de aquellos ¨¢mbitos que solo pueden tratarse con cuidado y con eufemismos bajo riesgo de ofender a una minor¨ªa.

En los debates para la nominaci¨®n del Partido Republicano a la Casa Blanca, es tab¨² cuestionar el derecho a portar armas de fuego. Y el victimismo, que los pol¨ªticamente incorrectos de la derecha atribuyen a la izquierda, se ha convertido en una caracter¨ªstica de muchos conservadores.

En pa¨ªs m¨¢s diverso y multicultural como Estados Unidos, muchos conservadores se ven como una minor¨ªa perseguida por la mayor¨ªa progresista, v¨ªctima... de la dictadura de lo pol¨ªticamente correcto.