La democracia como instrumento de revancha
Las mayor¨ªas utilizan la historia para impulsar su proyecto y fortalecer su control del pa¨ªs
¡°Lleg¨® el tiempo de regresar a los valores apreciados por mi madre¡±, ha dicho Jaroslaw Kaczynski, l¨ªder de Ley y Justicia (PiS), el partido ultraconservador vencedor de las elecciones de octubre en Polonia. Es el gemelo de Lech Kaczynski, expresidente de la rep¨²blica fallecido en el accidente a¨¦reo de Smolensk en 2010, y muy unido a su madre. Junto a su gato eran su ¨²nica familia. El PiS ha impuesto una r¨¢pida serie de cambios para afianzar su poder, alarmantes para la UE. Una de las explicaciones elementales de fondo, m¨¢s all¨¢ de catastrofismos, es una revancha contra el Gobierno anterior, en un escenario de polarizaci¨®n pol¨ªtica. ¡°S¨ª, es el problema clave, la divisi¨®n en dos bandos muy enfrentados. Es una guerra civil fr¨ªa. Hay una gran falta de confianza entre poder y oposici¨®n, y desde 2005, tras el primer triunfo del PiS, el que gana se lleva todo¡±, reflexionaba ayer en su despacho Pawel Lisicki, respetado intelectual conservador y director del semanario Do Rzeczy.
Sobre la nueva ley para controlar los medios p¨²blicos, la respuesta autom¨¢tica entre periodistas conservadores es que es lo mismo que hac¨ªan los otros. No ven nada nuevo y es como si ahora les tocara a ellos. En cuanto a la pol¨¦mica reforma del Tribunal Constitucional, que lo neutraliza, desde el PiS afirman que ¡°no puede convertirse en una tercera c¨¢mara contra el Parlamento¡± y niegan que vaya a dejar de funcionar con eficacia. Se transmite una imagen de normalidad, de mera alternancia en el panel de mandos. Lisicki lo ve como ¡°una crisis institucional, porque las instituciones est¨¢n en discusi¨®n sobre el papel de cada una¡±.
Ese rencor acumulado se percibe en las conversaciones con ambas partes y la sensaci¨®n es la de un pasado tremendo que a¨²n no ha sido digerido. Pero adem¨¢s el PiS, en su exaltaci¨®n del patriotismo, utiliza a su antojo la historia reciente, un material muy delicado. ¡°Esto nace en la transici¨®n de 1989, en la Mesa Redonda de todas las fuerzas. Se pensaba asentar las ra¨ªces de la Polonia moderna en las protestas sindicales de los ochenta y la epopeya de Solidarnosc. Pero los hermanos Kaczynski no estaban de acuerdo y fueron a buscar las ra¨ªces en la Segunda Guerra Mundial, en la insurrecci¨®n de Varsovia de 1944¡±, explica Marcin Kula, prestigioso historiador y profesor em¨¦rito de la Universidad de Varsovia. En esta ret¨®rica de propaganda, ¡°los polacos son siempre buenos, valientes, defendieron Europa de mongoles y bolcheviques, tenemos que repetir sin fin el martirio del pueblo polaco en la guerra¡±.
En ese sentido, el patriotismo ve en la UE liberal una nueva amenaza a los valores. Estos d¨ªas es dif¨ªcil que alguien del Ejecutivo o el PiS quiera hablar con la prensa extranjera, y es una forma de alimentar el victimismo, porque parece que no se les pregunta. La raz¨®n esencial de esta visi¨®n es que Kaczynski a¨²n piensa en clave anticomunista y sigue viendo rojos por todas partes. ¡°?l llama al periodo democr¨¢tico como poscomunista. Cree que a¨²n hay grupos del r¨¦gimen anterior y si no se desmantelan no se puede hablar plenamente de democracia¡±, opina Lisicki.
Quiz¨¢ a¨²n queda mucho por hacer en una cuesti¨®n que en Espa?a resulta tan familiar como es la gesti¨®n de la memoria, y hay m¨¢s. ¡°Somos una democracia joven. No tenemos la idea de que la UE tambi¨¦n somos nosotros. Aqu¨ª la idea es m¨¢s primitiva: democracia se entiende como poder de la mayor¨ªa, no como respeto a las minor¨ªas. Ha surgido desde las ¨¦lites, no desde abajo¡±, analiza la primera Defensora del Pueblo y prestigiosa jurista Ewa Letowska. De ah¨ª que, tal como se admite en el partido conservador y se teme en la oposici¨®n, el proyecto final de Kaczynski sea la sustituci¨®n de las ¨¦lites. La tesis es que instituciones aparentemente democr¨¢ticas albergan personas que siguen actuando como en el r¨¦gimen comunista.
¡°Hay vestigios mentales del comunismo en muchas ¨¢reas de las instituciones y de la econom¨ªa. ?lites poscomunistas siguen muy fuertes y muy influyentes en los medios, en los tribunales, en el mundo de los negocios¡±, dice Marek Magierowski, portavoz de la presidencia. En ese sentido, en el PiS creen que una ¡°corporaci¨®n de jueces domina Polonia¡±, que por cierto es lo mismo que siempre ha dicho Silvio Berlusconi en Italia. Magierowski opina que ¡°lo de Polonia es un experimento en el juego de poder de la UE, porque la Comisi¨®n quiere demostrar que tiene derecho a intervenir en asuntos de estados miembros, es una rivalidad entre varias instituciones de la UE¡±.
Lo m¨¢s curioso es que en realidad se trata de dos partidos de derechas, uno mucho y otro lo normal. ¡°La ¨²nica soluci¨®n es el tiempo. Que PiS comprenda que no es lo mismo estar en la oposici¨®n que en el poder y que la Plataforma C¨ªvica [conservadores liberales, de Donald Tusk] asuma que ha perdido. Habr¨ªa que calmar la situaci¨®n. Unos dicen que si esto es un golpe de Estado y los otros les acusan de ser siervos de la UE. Lo grave ser¨¢ si esto se traslada a la calle¡±, advierte Lisicki. La pregunta es si esta primera fase de choque y revancha dar¨¢ paso a una mejora, o si ir¨¢ a m¨¢s.
El nuevo mito de Smolensk
En la pol¨ªtica polaca la tragedia a¨¦rea de 2010, con 96 muertos, donde falleci¨® el presidente Lech Kaczynski y otras autoridades, ha entrado en las teor¨ªas de la conspiraci¨®n. En principio fue un accidente, pero parte del PiS sostiene que fue un atentado de mano rusa e incluso con complicidades en sus rivales pol¨ªticos. Desde entonces, mientras la investigaci¨®n se mantiene abierta indefinidamente sin que se le vea un final, se ha convertido en otro mito hist¨®rico de la ret¨®rica de Kaczynski.
¡°Han usado la tragedia para sus fines pol¨ªticos. No dicen que el presidente muri¨®, sino que cay¨®, como un combatiente en la guerra. Este evento es la piedra angular de la situaci¨®n actual. El presidente como m¨¢rtir, como en los populismos latinoamericanos¡±, explica el historiador Marcin Kula. Afirma que en Polonia no paran de abrirse museos donde se fomenta la propaganda patri¨®tica, sin mostrar sombras, ni los puntos oscuros, ni las minor¨ªas nacionales, y el nuevo mito de Smolensk lo ha rematado. A la pregunta de si hay riesgo de que un solo partido imponga una visi¨®n de la historia, Kula replica: ¡°?Un riesgo? ?Es una certeza! Vivimos en su propaganda. Espero que queden espacios para poder hablar de la historia de otra manera. El problema es que gran parte de la opini¨®n p¨²blica lo ve igual, los mitos han calado¡±.
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