La fruta que salves hoy ser¨¢ el alimento del ma?ana
En Latinoam¨¦rica, un 30% de las frutas y verduras se pierden entre la fase de siembra, cosecha y procesamiento
En el momento en que una fruta no consumida se lanza a la basura, con ella desaparece tambi¨¦n el trabajo de meses de un agricultor, muchos nutrientes y una serie de recursos como agua, energ¨ªa y fertilizantes. Ahora, imagine que el 45% de frutas y verduras que se producen en el mundo se desperdician cada a?o, seg¨²n la Organizaci¨®n para la Agricultura y la Alimentaci¨®n de las Naciones Unidas (FAO). Como muestra, al a?o se pierden 3,7 billones de manzanas.
El problema puede ocurrir antes o despu¨¦s de la siembra, en las etapas de procesamiento, distribuci¨®n y consumo. Mientras que en Am¨¦rica del Norte el desperdicio se produce principalmente en la ¨²ltima fase, en Am¨¦rica Latina la mayor parte de las frutas y verduras se pierden al comienzo de la producci¨®n: alrededor del 20% en la fase de siembra y casi el 10% entre la cosecha y el procesamiento, informa Save Food - Iniciativa Global para Reducir el Desperdicio de Alimentos, de la FAO.
Es por esta raz¨®n que la regi¨®n invierte cada vez m¨¢s en proyectos, especialmente para los peque?os agricultores, que por s¨ª mismos no siempre tienen la experiencia ni los recursos para evitar la p¨¦rdida de alimentos.
A lo largo del noreste de Brasil, por ejemplo, es com¨²n encontrar peque?as f¨¢bricas de pulpa congelada que se utiliza para hacer jugos, mermeladas y otros insumos. Adem¨¢s de dar una vida m¨¢s larga a las delicias locales como la guayaba, umb¨², acerola, mango y el anacardo, agregan valor a las frutas frescas. Un kilo de pulpa de mango puede costar ocho veces m¨¢s que la misma medida de la fruta sin procesar.
Esta es la experiencia de una agricultora de Flores, poblado de apenas 288 habitantes, en la regi¨®n semi¨¢rida de Pernambuco, noreste de Brasil. Ivanilda Barbosa, de 45 a?os, presidente de la Asociaci¨®n de Mujeres Campesinas de Saco dos Henriques, descubri¨® en la fabricaci¨®n de pulpa la soluci¨®n a diversos problemas, no s¨®lo el de los desperdicios de alimentos.
Hasta el 2007, la comunidad vend¨ªa s¨®lo frutas frescas y no siempre pod¨ªa conseguir colocar toda la producci¨®n. "Se desperdiciaban y terminaban tiradas por el suelo sin ning¨²n beneficio, s¨®lo fertilizando la tierra. Pensamos que podr¨ªamos obtener algunos ingresos de eso y empezamos a fabricar pulpa de fruta artesanalmente", recuerda Ivanilda.
Al principio, el grupo utiliz¨® licuadoras y congeladores dom¨¦sticos, un esfuerzo positivo, pero no suficiente para aprovechar toda la fruta. Poco a poco, el m¨¦todo de producci¨®n se fue sofisticando, y ahora los trabajadores (14 mujeres y dos hombres) est¨¢n orgullosos de la peque?a agroindustria que est¨¢n formando, con capacidad para producir hasta 12 toneladas por a?o.
Esta empresa agroindustrial, apoyada por el Banco Mundial y el gobierno de Pernambuco, no solo se encarga del tratamiento sino tambi¨¦n de la refrigeraci¨®n de la fruta que no puede procesarse inmediatamente. Los ingredientes b¨¢sicos son cultivados o comprados por miembros de grupos alrededor de Flores.
Como resultado, todos aprendieron un nuevo oficio, las mujeres tienen una nueva fuente de ingresos (lo que les da m¨¢s poder dentro de la familia) y los residuos deben ir disminuyendo en los pr¨®ximos a?os.
Ivanilda siente que est¨¢ poniendo su semilla en un mundo que todav¨ªa sigue desperdiciando mucha comida: un tercio de los alimentos en el mundo se pierden, mientras que en Am¨¦rica Latina la cifra es del 15%. "Muchas personas no entend¨ªan nuestro trabajo al principio, pero ahora la gente viene hasta de Alemania para reunirse con nosotros", dice con orgullo.
Soluciones creativas tales como la de los agricultores de Flores siguen creciendo en importancia a medida que el planeta se vuelve m¨¢s poblado: ser¨¢n unos 9 mil millones de personas en 2050. ?Podemos seguir perdiendo casi la mitad de frutas y verduras, valiosas fuentes de nutrientes?
* Mariana Kaipper Ceratti es productora del Banco Mundial.
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